Índice
Staff Sinopsis
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capít...
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Índice
Staff Sinopsis
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Drive ME Crazy
(Shaken Dirty #2)
Sobre La Autora
Staff
Soldadita Pelirroja
wAVMw
lauu12
Soldadita Pelirroja
Juliette_
Jeniquinterom
Yuviandrade
Karen’s
Pily
Karen’s
Yuviandrade
Cande34
Pily
Pily
Daliam
Sinopsis
Ella está totalmente fuera de los límites, pero este rockero quiere una
probada...
Jamison Matthews ha deseado a Ryder Montgomery desde que era
una pre-adolescente. Pero ahora que Ryder y la banda de su hermano,
Shaken Dirty, se han vuelto enormes, ella es solo una de muchos pinos
para el inquietante vocalista principal. Que mal que Ryder aún la vea como
una hermana pequeña. No es que eso importe. Su hermano nunca lo
permitiría, y la última cosa que Jamison quiere es ser otra marca en el
poste de la cama de una estrella de rock. Incluso si es de Ryder.
Ryder no merece la felicidad. Después de que su fama destruyera a
su última novia, juro que nunca más volvería a enamorarse. Así que
cuando Jamison, la chica a la que está en peligro de amar desde hace
años, se une a la banda en el camino, hará cualquier cosa para negar las
chispas entre ellos, incluso tras una noche caliente juntos. Pero Jamison
está determinada a mostrarle a Ryder que él merece amor, el amor de ella,
y que se encuentra completamente crecida y lista para jugar.
Capítulo 1
Su voz rujió sobre ella. Fuerte, sexy, y tan profusamente decadente
que sintió sus extremidades volverse flojas con excitación. Con agitación.
Con necesidad. Jamison Matthews sabía que no era la única mujer en la
audiencia que se sentía de ese modo mientras escuchaba a Ryder
Montgomery cantar, su barítono profundo y áspero fue uno largo, follable
en cuerpo y alma, pero eso no lo hacía menos potente. Tampoco lo hacía el
hecho de que había estado escuchándolo por diez largos años, incluso
desde que tenía trece años en un encaprichamiento con el vocalista de la
banda de su hermano.
Algunas cosas no cambiaban.
Y algunas cosas sí. Shaken Dirty había hecho un largo camino desde
la banda adolescente de garaje que una vez había sido. Las decenas de
miles de fans gritando en este momento llenando este gran anfiteatro
atestiguan esto. Como hacían las bragas y los sostenes que contaminaban
el escenario. Su hermano, Jared, había recogido una auténtica tanga roja
y envuelto sobre el cuello de su guitarra, mientras que la base de Micah
estaba decorada con bragas de encaje purpuras. Totalmente asqueroso si
ella se permitía en pensar en dónde habían estado esas bragas un corto
tiempo antes.
Pero no iba a hacer eso, no dejaría que nada dañe su gozo por el
espectáculo. Estando aquí, mirando a su hermano tocar con los otros en
medio de este sitio gigantesco, co-encabezando el tour Rock On con
algunas de las bandas más calientes de alrededor, era un sueño hecho
realidad. No desperdiciaría un segundo de ello.
La canción terminó y la multitud se volvió loca, gritando y silbando,
coreando y gritando. Suplicando más. Jamison se volvió loca junto con
ellos, sin siquiera importarle cuando los fans acelerados la presionaban
más y más cerca a la barricada que mantenía a sus ansiosos admiradores
fuera del escenario. Era su hermano mayor arriba en ese escenario. Su
hermano mayor, Ryder, Wyatt, Quinn y Micah. Habían seguido un largo
camino desde que Jared le había dejado escuchar mientras habían
practicado en el garaje, y no pudo estar más orgullosa. Después de todo
por lo que habían pasado, finalmente lo habían hecho.
A diferencia de ella.
Por un segundo, el pánico amenazó al desastre en que su vida se
había convertido prácticamente de la noche a la mañana. No era el
accidente que no había sido su culpa pero que la había dejado con un auto
destrozado de todas formas. Un auto que había costado solo tres mil
dólares, el cual no le dio casi nada de chance de comprar un fiable
repuesto por la cantidad que el seguro pagaría.
No era que su novio imbécil la había dejado mientras estaba mal.
Seguro, había pensado que estaba enamorada de Charles, pero en
retrospectiva estaba dispuesta a admitir que hubo algunas grandes
banderas rojas en su relación. Lo principal entre ellos era su incapacidad
de mantener su cremallera abrochada alrededor de otras mujeres.
Ni siquiera el hecho de que la amiga más cercana que había tenido
desde que se mudó a San Diego había estado durmiendo con su novio
idiota le había hecho sentir este nudo atado. Había pensado que Lisa era
genial, pero su amiga, hazlo ex-mejor amiga, nunca había hecho secreto
sus morales desenvueltas.
Pero perder su trabajo esta mañana, un trabajo que había amado y
al que había dedicado demasiado de su tiempo, había sido el punto fuerte
en la cima de la pila de mierda en la que su vida se había convertido
últimamente. Especialmente considerando que había arrancado su vida
entera para mudarse a San Diego menos de seis meses antes así pudiera
tomar el estúpido trabajo. Era el primer paso en el plan de diez años que
había tenido de su vida, un plan que ahora se extendía en completas
ruinas a su alrededor.
Quiso trepar de regreso a la cama y olvidar que las últimas cuarenta
y ocho horas jamás habían pasado. O, salvo eso, rebobinar el reloj así
podría haber visto venir algo de la mierda que había sido apilada en ella.
No todo, obviamente, pero podría haber sido lindo saber que el restaurante
donde había conseguido su primer gran trabajo fuera de la escuela de
cocina tendría que cerrar antes de haber comprado, y usado, el más
hermoso par de Louboutins que había visto alguna vez. O antes de que
Charles la haya forzado a escuchar su diatriba de todas las razones por las
que la había engañado, razones que eran, por supuesto, completamente su
culpa.
Había llamado la mierda en él, pero aun así. Parada allí con todas
estas mujeres, muchas de ellas eran más delgadas y más lindas que ella,
dando a sus palabras credibilidad en su cabeza. Sin mencionar que lo
último que debería estar haciendo ahora era gritar junto con un grupo de
fans de Shaken Dirty mientras que fantaseaba con el vocalista de la banda
de su hermano.
En el escenario, la banda lanzó “Awake”, una de las baladas
potentes que los había hecho famosos. La multitud gritó su aprobación y
así lo hizo ella. Totalmente no su típico modus operandi, pero no pudo
evitarlo. Algo sobre escuchar a Ryder cantar las letras oscuramente
evocadoras hacía que sus rodillas temblaran y que su corazón latiera
mucho más rápidamente. Si cerraba los ojos, podía hacer lo que todas las
otras mujeres en la audiencia estaban haciendo y pretender que estaba
cantando directamente hacia ella.
Muchísimo mejor que recordar que había escrito esas palabras
sinceras para otra mujer. Para Carrie, quien se había suicidado y había
roto su corazón hace muchos años atrás. Su propio corazón dolió por el
pensamiento. Por él. Siempre por él. A los veintinueve, Ryder ya había
atravesado más oscuridad y desesperación de la que cualquier persona
debería haber tratado.
“Awake” finalmente llegó al final, la última nota sostenida en el aire
por largo tiempo, segundos llenos de tensión. Luego la banda cayó en
silencio y la audiencia hizo lo mismo, como si todos estuvieran
conteniendo sus respiraciones. Ryder bajó su guitarra, arrastró los pies y
pisó fuerte una vez, dos veces. Era un gesto familiar, uno que años de
experiencia le habían enseñado, era su modo de quitarse de encima
cualquier emoción en exceso. Otra vez su corazón se retorció. Le devastaba
que más de diez años después del hecho aún era consumido por lo que
había pasado. Aún determinado a alojarlo bajo un montón de capas que
no solo lo aislaban de su dolor, sino que también escondía al Ryder real
tan profundo dentro del Ryder público que se había preguntado algunas
veces si ya si siquiera existía. O si el chico que la había sostenido mientras
lloraba, que la había dejado susurrarle sus miedos pre-adolescentes sin
siquiera burlarse de ella, había desaparecido para siempre.
Lo buscó, en ese interminable momento.
Lo miró a los ojos, obsidianas que flechaban al corazón de la
multitud incluso mientras bloqueaban sus propias emociones.
Viajó por sus propios recuerdos y expectativas en un esfuerzo de ver
a Ryder como era realmente en lugar de como se representaba a sí mismo.
Y cuando sus ojos, sus locos y hermosos ojos, encontraron los
suyos, lo encontró. Segundos pasaron, largos e intensos segundos donde
ella perdió la habilidad de escuchar o respirar o incluso pensar. Todo lo
que pudo hacer fue mirar en los ojos de Ryder, al calor salvaje abrasando y
saliendo de ellos, y deseo.
Le sonrió, saludándolo con una mano. Él le gruñó de regreso. Pero
no fue un gruñido déjame-solo. No, definitivamente no. Fue su gruñido de
quiero-follarte-contra-una-pared. Lo conocía bien, lo había visto dirigido a
un montón de mujeres a través de los años, y sus rodillas cedieron cuando
se dio cuenta que esta vez, finalmente, era dirigido hacia ella. No importó
que no hubiera signo de reconocimiento en sus ojos, sin la comprensión de
que la chica que estaba mirando así era en realidad ella. Jamison. Por un
momento la quería del modo que ella siempre lo quiso a él.
Era más que suficiente.
Y luego Jared empujó una mano en el aire y el momento se fue. El
silencio se hizo añicos, la multitud explotando en abucheos, gritos y
silbidos, súplicas por más, mezcladas con promesas de amor eterno. Era
impresionante, además aleccionador, presenciarlo. Todavía recordaba a los
chicos como adolescentes larguiruchos golpeteando en su garaje. Como
músicos en apuros manejando de un lado a otro por la costa para tocar en
antros que apenas pagaban. Como un acto de apertura a bandas mucho
más grandes y mejores de lo que ellos eran.
Miró cuando Ryder coqueteó un poco con la multitud con verdadera
manera de vocalista. Las mujeres gritaron en respuesta, mientras que los
hombres aullaron y vitorearon. Y cuando Ryder caminó hacia el borde del
escenario y cambió la guitarra acústica por su eléctrica, Jamison se sintió
desmayarse junto con los otros. No podía evitarlo. Esta siempre había sido
su parte favorita del espectáculo y cuando habían llegado tan cerca del
final de su set sin hacer una aparición, se había preocupado de que lo
hubieran cortado.
Jared dio pasos hacia adelante también, le dijo a la multitud:
—¡Hagan jodido ruido!
Muchas pisadas fuertes y aplausos lo siguieron, y Jamison estuvo
justo allí con el resto de la audiencia, gritando con voz ronca mientras
Ryder y su hermano los tentaban en un frenesí. Y luego, justo cuando se
sentía como si el anfiteatro fuera a explotar de excitación, se batieron en
duelo.
Fue lo más hermoso, lo más perfecto que había visto jamás. Su
hermano estaba en su elemento, una gran sonrisa en su rostro, los dedos
volando sobre las cuerdas de guitarra tan rápido que a veces parecían
hacerse borrosos. Tocó sin parar, su talento tan impresionante como
contagiosa era su sonrisa, hasta que finalmente alcanzó un demoledor
crescendo.
Las últimas notas de su solo aún estaban sonando a través del
anfiteatro cuando dio un paso atrás y Ryder se hizo cargo.
Aunque era el líder de la banda, Ryder era casi tan buen guitarrista
como su hermano. Pero donde Jared era totalmente cautivador y divertido
al mirar, escuchar a Ryder tocar era como abrir un conducto directo a la
parte más cruda del alma humana. Era sorprendente y terrorífico en la
misma medida, y tan fascinante que atrapaba una audiencia de treinta mil
en su red y los mantenía allí, suspendidos, mientras su guitarra gemía con
agonizante éxtasis.
Repentinamente Ryder golpeó una serie particularmente complicada
de acordes y los fans detrás de ella gritaron su aprobación. Él sonrió, una
torcida de sus labios, oscura y agobiante, que vino y se fue tan
rápidamente que casi pensó que se lo había imaginado. Excepto que
estaba presionada contra el escenario ahora, tan cerca que podía ver sus
ojos. Profundos y oscuros como eran, por un minuto, solo un minuto,
había captado un destello de puro gozo. Y luego lo perdió cuando él inclinó
la cabeza hacia adelante así su cabello negro largo hasta la barbilla caía
sobre su cara, ocultándolo por largos segundos de los entrometidos ojos de
la multitud.
Tomó ventaja del momento, estudiándolo del modo que ella siempre
había querido. Normalmente, cuando él estaba alrededor, estaba
demasiado asustada de ser atrapada mirándolo hasta saciarse. Pero esta
noche no necesitaba preocuparse en eso. Él ya había probado que no
podía verla con claridad cuando falló en reconocerla anteriormente. Era
todo el ánimo que necesitaba para mirarlo boquiabierta.
A su cuerpo grande y esbelto que sobrepasaba siete pulgadas a su
metro setenta y seis.
A sus brazos bronceados y musculosos con sus preciosas mangas de
tatuajes, bandas negras y tribales en uno y un fénix en el otro.
Al pezón con el piercing delineado por la apretada forma de su
camiseta de cuello en V.
Era hermoso, retorcido, oscuro, y tan, tan lindo con su cara muy
preciosa, y supo que cuando gateara en su solitaria cama esta noche, esta
imagen de él estaría quemando en su cerebro.
Con su cabeza inclinada, perdido en su propio mundo pequeño,
Ryder tocó otro complicado set de notas que terminó tan abruptamente
que la audiencia se encogió un poco, ella junto con ellos. Luego dio un
paso atrás así Jared podía tomar el foco otra vez.
Fueron sin parar, los dos batiéndose en duelo hasta que sus dedos
tenían que estar ardiendo. La audiencia estaba fuera de sí, mujeres, y
hombres, gritaban roncos entre sí, la multitud literalmente hirviendo con
placer.
Y entonces Jared y Ryder se respaldaron el uno al otro y tocaron la
última sección, juntos, sus dedos volando más y más rápido sobre las
cuerdas de las guitarras hasta que sus notas separadas se perdían en el
sonido más asombroso que había escuchado alguna vez.
Sus camisas se empaparon, sus rostros se tensaron, y aun así
tocaban.
Sus brazos temblaban visiblemente al esfuerzo, sus hombros se
encorvaban en protesta, y aun así tocaban.
Finalmente, finalmente las últimas notas sonaron a través del
anfiteatro, fuertes, esplendidas, perfectas, junto con una demostración
pirotécnica asombrosa que le quitó la respiración, y no supo si llorar o
vitorear. Siempre habían querido incluir efectos especiales como esos, pero
nunca habían sido capaces de permitírselos antes de este tour.
Shaken Dirty realmente había alcanzado el gran momento.
La multitud detrás de ella no contaba con su confusa reticencia. Se
volvieron locos cuando el fuego explotó a lo largo del escenario.
Jared, exagerado como era, dio un paso hacia el micrófono e impulsó
ambos puños en el aire mientras declaraba victoria.
Ryder solo se rió, su voz baja y ronca llegando a través del anfiteatro
mientras le decía a la multitud:
—Solo vayan con Jared. Nos gusta dejar que piense que gana, o
desperdiciará el resto de la noche haciendo pucheros.
—¡Vete a la mierda, Ryder! ¡Yo gané! ¿Cierto, chicos? —Jared tendió
los brazos hacia la multitud e hizo gestos para su apoyo. Pronto la mitad
del lugar estuvo coreando su nombre.
—¡Buen trabajo! —dijo Ryder con un sexy guiño—. Nunca
sospechará nada. Pero solo para ser claros. Todos sabemos quién ganó en
realidad, ¿cierto?
La otra mitad de la audiencia empezó a gritar por Ryder, y una vez
más Jamison se encontró allí con ellos. Oh, sabía que Jared era
técnicamente el mejor guitarrista, pero el sonido de Ryder era
sorprendente. Él era oscuridad a la luz de Jared, amenazante y peligroso
para el buen tiempo de Jared. Atacó a su guitarra, haciéndole el amor de
modo violento al instrumento mientras que Jared acunaba al suyo como a
un bebé.
Ambos sonidos trabajaban duro, y lo hacían bien, pero mirar a
Ryder era como mirar sexo en marcha. Aceleraba completamente su
motor, incluso si sabía que nada vendría de ello. Se había lanzado a él una
vez cuando tenía diecisiete y fue rechazada, sin embargo tan cordialmente
como Ryder era capaz de rechazar a alguien, pero aun así había dolido.
No cometería ese error otra vez, tendría que estar conforme a
adorarlo de lejos en su lugar. Como cualquier otra mujer en el lugar.
Mientras lanzaban “Battleground”, su sencillo más famoso a la fecha,
Ryder se arrancó su camisa y la echó a la multitud. Aterrizó un poco a la
derecha de ella y la gente a su alrededor se volvió loca tratando de
obtenerla. Sin embargo, Jamison no se movió. No podía, no cuando toda
esa piel bronceada y ese perfecto pack de ocho de abdominales estaban en
exposición. No cuando él estaba parado ahí, los tatuajes de tribales negros
que cubrían su torso solo agregando a la imagen de Dios del sexo que los
medios lo retrataban ser.
Se estremeció, presionando juntas sus piernas para detener el ardor
incluso cuando cruzó los brazos alrededor de sus repentinamente
doloridos pechos.
No, pensó mientras Ryder continuaba cantando. La necesidad no era
nada nuevo. Pero esta intensidad brutal, que había venido cuando él había
lanzado esa mirada de quiero-follarte en su dirección y había hecho
imposible hacer nada excepto sentir, seguro como el infierno que lo era.
Después de rasguñar su camino a través de una multitud de
enloquecidos fans y mostrar su pase a camerinos a los guardias de
seguridad trabajando en la entrada lateral, Jamison se deslizó en la
pequeña abertura que habían abierto para ella. Mientras la puerta se
azotaba, no pudo evitar la sensación de irrealidad que la abrumaba.
Todos esos fans gritones en la audiencia habían sido por Shaken
Dirty.
Todas esas frenéticas chicas rasguñando a la seguridad, y a las
otras, habían sido por la banda de su hermano.
Era más allá de bizarro. Oh, desde el principio, los chicos habían
tenido chicas, montones y montones de chicas, olfateando alrededor de
ellos. Más de una vez había tenido que empujar su camino a través de
ellas hacia los chicos. Era una parte común de la cosa de banda de rock
con cabello desordenado. Pero eso había sido en pequeños clubs poco
iluminados cuando apenas estaban comenzando, cuando ella iba a
cualquier lado que estuvieran dispuestos a llevarla. Pero esto, esto era
diferente. Era salido de una película, o un artículo de Rolling Stone. La
banda tenía cientos y cientos de groupies, todas desesperadas por ser
sacudidas. Ensuciadas.
Iba a tomarle un poco de tiempo ajustarse a su nueva realidad,
especialmente cuando esa nueva realidad la dejaba un poco golpeada y
sacudida. Nada como atravesar una multitud de mujeres gritonas para
agotar a una chica.
Mirando alrededor, trató de juntar sus agallas. Estaba al final de un
largo, ventoso pasillo. Había un puñado de puertas a cada lado, pero
ninguna de ellas estaba etiquetada, así que no tenía idea de si una de ellas
era el camerino de su hermano o no. Y considerando que había otras
cuatro bandas de gira con Shaken Dirty, probablemente no funcionaría
solo comenzar a golpear puertas al azar. La última cosa que quería era ser
echada por molestar “al talento”.
Detrás de ella, la puerta se abrió de nuevo y dos chicas se deslizaron
dentro. Eran jóvenes, apenas diecinueve o veinte si tuviera que suponer, y
muy, muy emocionadas.
—¡Ohpordios! —gritó la de la falda más pequeña y el maquillaje más
pesado—. ¡No puedo creer que eso funcionara!
Su amiga sonrió.
—Te lo dije. Ahora recuerda, puedes tener a quien quieras, menos a
Ryder. Él es todo mío.
—Lo sé, lo sé. Me gusta Micah de todos modos. Es taaan lindo y ni
de cerca tan pervertido como Ryder.
—Oye, pervertido puede ser bueno. Entre más los dejes hacer, más
les gustas. Y Ryder puede hacerme cualquier cosa que quiera. Toda su
sensualidad oscura me enciende mucho.
Jamison se tensó ante la nota posesiva en la voz de la chica. Ella ni
siquiera conocía a Ryder y ya estaba hablando de él como si estuviera al
tanto de cada uno de sus secretos. Incluso peor, como si supiera que él y
los otros chicos estarían más que dispuestos a usarla en cualquier forma
que se los permitiera, y que aparentemente Ry...