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Esta traducción fue hecha sin fines de lucro por el foro Dreambookside. Cualquier venta
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llegara a estar en tu país.
Incentivemos la lectura y el apoyo al autor de todas las formas que podamos, realizando
reseñas, compartiendo tus experiencias con conocidos etc…
Difundamos esta maravillosa historia a todos.
Atte. Dreambookside
3
Moderadora de Traducción
Kristel98
Traductoras
Ahtziri29
Aleja E
Buty_cipri
CrissViz
Dkct21
Jackiejt
Jazmín
JessMC
Julieta9768
Kristel98
Lina Loops♥
MaryJane♥
Michelle
Nina Carter
_alial98-
Moderadora Corrección
GrizeldaDC
Correctoras
Cande Cooper
Dayi Cullen
GrizeldaDC
GypsyPochi
Jazmín
Lexie
Liss-rose
Liraz
Lucero Rangel
Strawberry!
Recopilación & Revisión final
Jazmín
Diseñadora
PaulaMayfair
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Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Release Me
Sobre la Autora
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La estudiante del PA1, Allie Marshall, y el Dr. Donovan Callahan han
superado tan intenso drama en su corta relación. Tratar con los
recuerdos de Claire, su ex que está en la cárcel por el asesinato de su
marido, el pasado secreto de Allie, ha sido muy estresante. Desde el
día en que se conocieron, ha sido caliente y pesado; ambos ceden a
sus deseos y necesidades. La pareja ha arrojado la precaución al
viento y... solo fueron con el corazón. Todo parece ir bien, finalmente, y
Allie está dejando de lado sus inseguridades, que en esta última
instancia podría amenazar a ser su perdición. Es decir, hasta que
alguien del pasado de Donovan decide hacer una sorpresa y
desagradable aparición en una boda que la pareja asiste. Un
impactante anuncio fuerza a Allie a cuestionar todo lo relacionado
con Donovan - su honestidad, su carácter, incluso sus sentimientos por
ella. ¿Será este el golpe final, o será ésta una prueba de la fuerza de
sus sentimientos el uno al otro?
1 PA: Programa de asistencia médica.
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Traducido por Nina Carter
Corregido por Liraz
El viento sopla a través de mi largo cabello castaño. El sol de la
tarde golpea con fuerza, lo vuelve todo más caluroso, pero ¿qué
puedes esperar en Georgia? Me bajo los lentes de la cabeza para
cubrir mis ojos, con la esperanza de disfrazar la ansiedad que de seguro
invadía mi rostro.
Donovan conduce hacia Savannah por la interestatal. Nos dirigimos
a la finca de su familia y es el día en que la conoceré. Sé que conocer
a la familia de tu novio pone los nervios de punta, pero ya que son una
familia increíblemente rica y tiene un alto estatus en la sociedad, estoy
en estado de pánico. Su padre es el dueño de Bodegas y Viñedos
Callahan, que produce millones de dólares al año. Seguro, Donovan
me ha contado sobre cuánto se preocupaba su padre por él y su
hermana, Megan. Él había tenido que pasar por mucho: una esposa
alcohólica y una madre que golpeaba a sus hijos. Sin embargo, no me
hace estar menos nerviosa sobre conocer a uno de los hombres más
ricos de Georgia. Suspiro, con la esperanza de que mi primera
impresión sea buena.
—¿Estás bien? —Donovan me mira con sus deslumbrantes ojos
azules, posa su mano sobre mi rodilla y me da un suave apretón—. No
has hablado mucho hoy.
—Sí, estoy bien. Solo un poco aterrorizada, es todo. —Mi voz se
rompe en silencio.
—Nena, no te preocupes. Te amarán. Confía en mí. —Vuelve a
poner su mano en la posición de las tres en punto sobre el volante.
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—Espero que tengas razón. —Le devuelvo la sonrisa.
Su comportamiento calmado siempre me tranquiliza, en especial
cuando estoy tan tensa que no puedo concentrarme en nada.
Donovan y yo solo hemos salido durante poco tiempo. Pasamos de ser
extraños a enamorados en muy poco tiempo. Por supuesto, dudé de la
relación y pensé que todo iba muy rápido al igual que Donovan. Pero
nuestro corazón nos dijo que siguiéramos adelante; el sentimiento que
tenemos por el otro no se parece a nada que ninguno de los dos ha
sentido antes. Bueno, excepto por una cosa: su ex novia, Claire Dubois,
que al parecer está en prisión por asesinar a su marido. Es lo único que
sigue fastidiándome. Donovan nunca quiere hablar de ello, pero creo
que es una parte importante de su pasado. Un pasado en el que él
tenía sexo casual con muchas mujeres y no tuvo una relación normal
hasta que llegué a su vida. Cada vez que menciono a su ex, él cambia
el tema o me distrae, generalmente llevándome a la habitación. No
me quejo del sexo; es asombroso, por decir algo. Es solo que me siento
como un agujero que tiene que ser llenado y esa tierra es Claire.
—¿Cuánto falta para llegar a Savannah? —pregunto mientras tomo
su iPod y reviso la lista de canciones. Encuentro una genial, una que no
he escuchado en años, y pongo play. La letra de Poison, sobre que te
hablen sucio, empieza a fluir a través de los parlantes. Miro a Donovan,
que pone los ojos en blanco—. Oye, está en tu iPod, no en el mío.
—Sí, sí, lo sé. Debí estar ebrio esa noche. —Sacude la cabeza,
avergonzado de que una banda con cabello de los años ochenta esté
en su lista de reproducción—. Como sea, tenemos otro par de horas. —
Pasa su mano por su cabello castaño oscuro, haciendo que caiga a un
lado. Algo debe estar mal; solo hace eso cuando está nervioso o
ansioso.
Me quito mis sandalias negras y pongo mis pies frescos y con
pedicura hecha sobre el tablero.
—Entonces, debería ponerme cómoda. —Le sonrío y empiezo a
tararear la canción. Miro por sobre mis gafas de sol para mirar a
Donovan. Su mirada sube por mis piernas y se detiene en el dobladillo
de mi vestido amarillo. Me río y tiro un poco más de mi vestido para
descubrir mis piernas.
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—Sé lo que estás haciendo y tienes que parar. No puedo follarte
mientras conduzco —gruñe. El estruendo de su voz me da escalofríos,
incluso en el calor del verano.
—¿De qué hablas? No hago nada malo, solo tengo calor —digo,
con inocencia y pongo una mano sobre mi pecho para fingir que estoy
ofendida.
—Oh, nena, ni siquiera sabes lo caliente que estarás cuando ponga
mis manos sobre ti —casi ronronea, haciendo que se me ponga la piel
de gallina. Su voz es profunda y con acento sureño, un hombre con
acento georgiano sexy que enrolla su lengua. Solo sus palabras son
suficientes para hacerme arder.
Su mano vuelve a mi pierna y sube hasta mi muslo. Nota que me
tenso y empieza a hacer círculos con su pulgar. Si sigue así, le diré que
se detenga en la siguiente parada de descanso para terminar con
esto.
—Los ojos en el camino, por favor —lo regaño, aunque pedí esto; su
tacto tiene un gran efecto en mí.
—Sí, señora, si tú lo dices. —Levanta su mano en señal de defensa y
la deja sobre la palanca de cambios—. Pero tú eres la que está
haciendo difícil que me concentre en el camino.
—Bien, seré buena, doc. —Sonrío y vuelvo a poner mi vestido a un
largo razonable. Es divertido burlarme de él porque sé que me dará lo
que merezco más tarde. Estoy segura de que la mansión Callahan
tiene bastantes habitaciones en las que podemos escabullirnos por un
rato.
Sacudo la cabeza para alejar mis pensamientos y saco mi teléfono
para enviarle un mensaje de texto a Livey. La conozco desde que
estuve en Atlanta. Ella ha sido la fuente de poder para mí y siempre
voy con ella cuando necesito apoyo. Ella sabe que Matt, mi ex novio,
me obligó a tener sexo y que uno de sus amigos lo publicó en
Facebook. Lo que no sabe es que Jackson, mi hijo, es el producto de
esa noche. Se lo diré en algún momento; solo no quería que pensara
que era un truco para renunciar a mi hijo. Había encontrado una
pareja maravillosa, los Andersons, que no podían tener hijos. No estaba
lista para ser madre y quería que mi bebé tuviera una buena vida.
Llegamos a un acuerdo para que yo pudiera ver a Jackson cada vez
que quisiera y ellos aceptaron encantados. No me arrepiento de la
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decisión de dejar que los Andersons críen a mi hijo; sé que es amado y
que lo cuidan de una manera que yo no podía. Donovan es el único
en Georgia que sabe sobre Jackson. Un día me quebré y le dije. Le
conté porque no quería avergonzarlo con mi pasado y, para mi
sorpresa, él aceptó mi decisión sin juzgarme.
Oye, estamos casi a mitad de camino. ¡Te extraño! Detalles
después.
¡Sí! Ten cuidado, dulzura. Diviértete.
Le sonrío a mi teléfono y lo vuelvo a poner en mi cartera. Miro a
Donovan cuando lo oigo aclarar su garganta. Sus labios forman una
línea y sus nudillos están blancos por el agarre que tiene en el volante.
—¿Qué ocurre? —inquiero, preocupada por no saber la razón de
tensión tan repentina.
—Sé que te vas a enfadar, pero tengo que decirte algo. —Su voz
era apenas audible. Muerdo la parte interna de mi mejilla, nerviosa—.
¿Recuerdas cuánto te dije que teníamos que retrasar la visita a mi
familia por un par de semanas? —Asiento y le doy una mirada que
dice: ―¿de qué mierda estás hablando?‖. Me dijo que era porque
habían salido de la ciudad inesperadamente debido a que su padre
tenía que atender unos negocios—. Bueno, la razón es que… mi amigo
de la secundaria, Gabriel Vanderbilt, se va a casar este fin de semana
en el viñedo y estoy invitado a la fiesta de la boda.
Mi boca se abre por la sorpresa. ¿Por eso me mintió?
—¿Hablas en serio? ¿No me dijiste esto? ¿Por qué? —Espeté, un
poco más severa de lo que quiero, pero en este momento, no me
importa—. No tenías por qué esconderme ese detalle. ¡No traje nada
apropiado para ir a una boda!
—Nena, lo sé, lo siento. Solo pensé que ibas a conocer a mi familia y
que cambiarías de opinión si te decía que había una boda a la que
iríamos. Ya estabas bastante tensa con el hecho de conocerlos —dice
con tranquilidad, obviamente esperando mi reacción ante su pequeña
mentira blanca—. No quise mentirte. Lo hice por razones egoístas, para
que aún fueras y pasaras el tiempo conmigo.
—Bueno, dije que iría y no me retracto de mis promesas. También
me gusta la honestidad, en especial de alguien con quien estoy en
una relación —siseo y él se encoje ante mi tono venenoso. No me
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habría importado ir a la boda, de hecho, podría ser divertido. Solo que
ahora debo conseguir algo que ponerme.
—Mira, nena, no puedo retroceder el tiempo, pero me siento mal.
Debí saber que irías; siempre haces todo para hacerme feliz. —Desliza
su mano hacia la mía y entrelaza nuestros dedos.
—Así es. Ahora, no más mentiras —digo, con determinación en mi
voz. Una cosa que no tolero son las mentiras. Matt me mintió tantas
veces sobre, bueno, todo. He sido un libro abierto con Donovan, sin
reservarme nada, pero siento que él no está haciendo lo mismo
conmigo. Desearía que él pudiera derribar sus muros para mí. Rezo
porque al menos esté haciendo grietas en sus barreras.
—De acuerdo, no más mentiras —promete, como lo haría un niño, y
me hace reír. No puedo enfadarme con él por mucho tiempo; es
demasiado adorable cuando hace cosas como esa. Una vez más, la
distracción gana y vuelvo mi atención hacia el iPod. Solo puedo
soportar el rock de los ochenta. Vuelvo a deslizar la lista y encuentro a
Nickelback. Me encanta esta banda. Me recuesto en el asiento y
escucho la voz rasposa de Chad Kroeger: ―Burning it to the ground and
having a fistful of whiskey that makes me bat shit crazy‖. Hago una nota
mental para comprar tickets la próxima vez que vengan a la ciudad.
—Oye, ¿tienes hambre? Me detengo en un pequeño restaurante
cada vez que voy a casa.
—Seguro, suena genial. Solo espero que no esté tan lejos, podría
marchitarme antes de llegar —bromeo, intentando alivianar el
ambiente. La tensión de hace unos minutos aún persiste.
—Dios sabe que no quiero que pase eso. Podrías perder ese trasero
perfecto —bromea de vuelta y guiña un ojo.
—Entonces, ¿dónde está el restaurante? De hecho, tengo mucha
hambre.
—En la salida 36. No falta mucho. —Noto que solo estamos a dos
salidas de distancia y siento el gruñido de mi estómago. Intento
escuchar la música para no pensar en las punzadas de hambre.
Donovan alcanza la salida cuando suena la última canción. Los
viajes largos y una fuerte dosis de estrés me darán un dolor de cabeza
del demonio. Busco el ibuprofeno en mi cartera y tomo dos de ellos
con un sorbo de agua.
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—Este lugar ha estado aquí desde que era un niño. Creo que la
mayoría de las personas siguen trabajando aquí —dice Donovan
mientras entra al estacionamiento. Me sorprende la cantidad de autos
que hay; son las tres de la tarde, la hora del almuerzo ya pasó.
Él sale del auto y abre la puerta para mí, siempre es un caballero
sureño. Miro al restaurante. Es plateado, me recuerda al cromo, con
una señal grande que parpadea ―El Restaurante de Danny‖ con luces
rojas. Parece sacado de los años cincuenta.
Donovan me ofrece su mano y me ayuda a salir del BMW.
Caminamos brazo a brazo a través de la gran puerta roja y siento que
entramos a un túnel del tiempo. Hay fotos de Elvis y Buddy Holly en
todas las paredes. El piso con baldosas blancas y negras, como un
tablero de ajedrez, tienen un aspecto brillante y la cabina de rojo
brillante que sobresale captura mi atención. Una mujer que usa
zapatos para montar y una falda nos saluda con un típico acento
sureño y nos lleva a una cabina que está al final. Entro y dejo lugar
para que Donovan se siente junto a mí.
—Heather estará con ustedes en un momento —dice, con una
sonrisa brillante.
—Te dije que este lugar es asombroso —dice él mientras me pasa el
menú. Lo leo y me doy cuenta de que todo tiene el nombre de gente
famosa de los años cincuenta y sesenta—. Siempre pido lo mismo aquí.
—¿Y qué es? —pregunto, mientras analizo el extenso menú. Para ser
un lugar de mala muerte, no pensé que me costaría tanto decidir.
¿Acaso la comida tiene el nombre de una celebridad porque era su
favorita? ¿O es solo al azar? Dejo el menú sobre la mesa para que
Donovan me muestre de qué está hablando.
Él señala la foto de una hamburguesa enorme, llamada
hamburguesa Ritchie Valens ―La Bama‖.
—Esta. Es muy picante y muy buena. Tiene jalapeños y ají verde.
—De acuerdo, está bien para mí. —Me encojo de hombros y cierro
el menú—. Me gusta ardiente —guiño un ojo.
Donovan me mira con lujuria en sus ojos y lame su labio inferior.
—Allie, no tienes que decírmelo. Ya lo sé. —Se inclina y susurra a mi
oído.
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Siento cómo mi rostro se sonroja por su comentario y le doy un
codazo suave en su costado cuando veo que nuestra camarera,
Heather, se acerca a la mesa. Es más joven que el resto del personal,
pero igual de alegre.
—Hola, chicos. Soy Heather —nos saluda y luego le da una buena
mirada a Donovan. Todo el tiempo es la misma reacción: una chica lo
ve, chica que se asombra y no puede hablar. Donovan no se da
cuenta. La boca de la camarera cae y el mismo rubor cubre sus
mejillas, al igual que a cualquier otra mujer.
Lo sé, cariño. Él es hermoso, pienso en mi fuero interno, incluso
burlándome de ello. Me he acostumbrado a estas respuestas de
mujeres, incluso algunos hombres, cuando se trata de mi hombre. Sus
ojos azules, su cabello castaño oscuro que cuelga sobre su frente y su
asombroso pecho firme que puedes ver incluso cuando está vestido
son algunas de las razones por las que las miradas lo siguen adonde
quiera que vaya. He aprendido a aceptar el hecho de que lo follarán
con los ojos sin importar adónde vamos, así que ya no me molesta.
—Hola, Heather. Estamos listos para ordenar —dice Donovan, con
su sonrisa blanca y perfecta que hace que se caigan las bragas.
—Uh, seguro, ¿qué desean?
Donovan hace nuestro pedido completo, con una Coca-Cola para
cada uno. Ella toma nota con rapidez y se va para dejar nuestra orden.
Donovan me mira con desconcierto cuando empiezo a reírme.
—Oh, vamos. ¿En serio no notaste cómo te miraba? —pongo los
ojos en blanco juguetonamente. ¿Cómo no se da cuenta de que es el
hombre más sexy en Atlanta, o de todo el estado? —. Ella te estaba
desvistiendo con los ojos.
Él me dedica una sonrisa torcida y sexy. Sí, lo sabe, y creo que eleva
su ego un poco, pero no está realmente interesado. Lo puedo ver en su
rostro cuando obtiene esas miradas y me hace sentir mejor sobre
nuestra relación. Saber que puedo confiar en él… bueno, a excepción
de la noticia de la boda, es bueno para mí.
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2
Traducido por Dkct21
Corregido por Liraz
Donovan deslizo su brazo detrás de mi espalda y descansó su mano
en mi cadera. Me acurruque contra su pecho y cerré los ojos. Inhale su
esencia, una mezcla del gel de baño de Issey Miyake y el amor que
hicimos esta mañana. Abro mis ojos y miro hacia arriba para
encontrarlo mirándome. Me estiro y lo beso ligeramente en los labios.
—Sabes, es muy difícil estar cerca de ti y no poder tenerte —susurra
para que solo yo lo escuchara. Sus palabras dan un golpe directo a mi
libido, haciéndome retorcer. Su carcajada es profunda, llevándome a
querer poseerlo en esta mesa ahora mismo. Siempre es tan distractor.
—Así que, dime más de esta boda a la que vamos —pregunto,
tratando de sacar de mi cabeza el tirarme sobre él y ser arrestada por
comportamiento inapropiado en público. Heather viene con nuestras
bebidas, robándole un vistazo a Donovan.
Sip, el hace que mis bragas se caigan también, chica. Pienso para
mí misma.
—Gabe es un buen amigo mío de la escuela; crecimos juntos —
dice Donovan después de agradecerle a nuestra mesera—. Él fue al
más prestigioso, así como también costoso internado de la costa Este,
St. Paul‘s School para chicos. Que se encuentra en Atlanta. No creo
que puedas asistir si tus padres no hacen al menos dos millones de
dólares al año. Me ha mostrado fotos de sí mismo usando el uniforme
de St Paul‘s, un blazer azul marino, pantalones caqui y una corbata a
rayas. Era tan guapo, inclusive como un adolescente torpe. Se está
casando con su novia de Harvard, Stacey. La he visto varias veces; una
chica muy dulce.
—¿Por qué el nombre de Gabe me suena tan familiar? Sé que lo he
oído antes. ¿Me has hablado sobre él últimamente?
—Solo de pasada. La razón por la cual conoces el nombre es
porque Gabe es el dueño de Vanderbilt Enterprises. —Él ni siquiera bate
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una pestaña, pero mi boca se abre. Gabriel Vanderbilt es el empresario
más rico de Atlanta, y uno muy inteligente. Posee empresas por todo el
mundo, incluyendo compañías de construcción, fábricas, e inclusive
empresas de contabilidad. Leí que su fortuna sobrepasa los sesenta y
cinco millones de dólares, no está mal para solo tener veintinueve
años.
—Bueno, genial. Voy a la boda de un magnate y no tengo nada
que ponerme. Creo que necesitas llevarme a un viaje de compras
antes de que vayamos a Savannah. —Lo regaño juguetonamente,
inmediatamente emocionada por esta inesperada boda a la que iré.
Donovan ríe y dice—: Por supuesto, nena. Creo que al menos te
debo eso.
—¿Supongo que es un evento formal? —Me pregunto dónde en el
mundo podre encontrar un vestido para tal evento en tan poco
tiempo.
—Sí, lo es. Mira, sé que te dije esto al último momento, pero sé de
esta tienda en Savannah donde podemos parar. Mi madrastra va allá
todo el tiempo y gasta una maldita fortuna. —De nuevo, el tono de
Donovan se vuelve frio al mencionar cualquier cosa sobre Donna.
Supongo que averiguare el porqué cuando lleguemos al Viñedo
Callahan.
—Suena bien para mí. —Le aseguro—. ¿Así que estas en la
recepción de la boda? ¿Eres el padrino?
—En realidad, lo soy. Como dije, éramos muy cercanos de niños.
Hubo unos pocos de nosotros en el grupo que nos mantuvimos en
contacto a través de los años. El año pasado Gabe me pidió estar en
la boda, así que le dije que lo haría —explico Donovan. Debe de ser
lindo estar aún en contacto con personas de secundaria. No me
podrían importar menos los imbéciles de mi graduación, ya que la
mayoría de ellos me llamaron una zorra cuando estaba embarazada.
Habían unos chicos realmente inmaduros que hicieron mi último ...