Here Today Gone Tomorrow - Gifted_Book 3 - Marilyn Kaye

MARILYN KAYE – SAGA ‘GIFTED’

BLOG ‘DARK PATIENCE’

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MARILYN KAYE – SAGA ‘GIFTED’

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HOY AQUÍ, MAÑANA NO. MARILYN KAYE

GIFTED # 3

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Sinopsis

T

ímida y soñadora. Emily Sanders es capaz de prever acontecimientos futuros con el don de la premonición, pero no siempre están en lo correcto.

Frustrada, Emily aún no logra controlar sus visiones o darles sentido, y el resto de los estudiantes por lo general no la toman en serio. Mientras Emily trabaja en el control de su don y hacer que sus premoniciones sean más claras, sus compañeros de clase se encuentran en una situación en la que se ven obligados a escucharla, pero… ¿será demasiado tarde?

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Capítulo 1 Traducido por Ruty

A

veces Emily no estaba segura de sí estaba durmiendo o si se encontraba teniendo una de sus visiones. Usualmente estas ocurrían temprano en la mañana antes de que la alarma se

apague.

En esta particular mañana de lunes, estaba bastante segura de que estaba despierta. Sabía que sus ojos estaban abiertos porque podía ver su cómoda, su escritorio, y su biblioteca, con su vieja colección de muñecas de varias nacionalidades recubriendo el estante superior. La tenue luz solar estaba entrando por las cortinas de tela de su ventana, e incluso podía ver el suéter que había dejado colgado del poste de la cama el día anterior. Pero al mismo tiempo, estaba viendo algo más, algo que no pertenecía a su dormitorio—una imagen, algo traslucida, que flotaba frente a sus ojos. Aunque no era muy distinta, reconoció la imagen inmediatamente—era una de sus clases de la escuela, su llamada clase de los dotados. Había una profesora, Madame, sentada en su escritorio. En sus asientos habituales estaban sus compañeros: Ken, Amanda, Tracey, Martin, y los otros. Incluso se podía ver a ella misma… pero espera, solo había ocho estudiantes— alguien no estaba allí. Era gracioso, de alguna manera: todos se quejaban de la clase—algunos incluso la odiaban—pero casi nunca faltaban. Y con solo nueve estudiantes en la clase, nadie podía salteársela sin ser notado. ¿Pero quién faltaba en su visión? Jenna estaba allí, podía ver a Sarah, y ahí estaba Charles en su silla de ruedas… Carter estaba desaparecido. Tenía sentido que no lo hubiera notado inmediatamente. Ya que Carter no hablaba, no llamaba la atención sobre él. Y era fácil olvidar que estaba en la habitación. Pero normalmente, él estaba allí, físicamente al menos, así que esto era raro.

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Después la alarma sonó, y la clase desapareció. Se sentó, alcanzó su mesita de noche y la apagó. La imagen se había ido, y aún no estaba absolutamente segura de sí había sido un sueño o una visión. Había soñado con su clase antes, pero había sido como la mayoría de los sueños que tenía, llenos de cosas tontas, como Ken colgado de una lámpara o Charles bailando en el escritorio de Madame. La imagen que acababa de experimentar parecía tan real… si, debe haber sido una visión. Aunque probablemente no era gran cosa. Carter podría actuar como un zombi, pero era un ser humano y tan susceptible de contraer la gripe o un dolor estomacal como cualquier otro. ―¡Emily! ¿Estás despierta?‖ La voz de su madre sonó irritada, como si fuera la segunda o tercera vez que llamaba a Emily—lo que era enteramente posible. Las visiones de Emily, incluso las más triviales, siempre requerían de todos sus sentidos, por lo que tal vez no escucho las anteriores llamadas de su madre. O quizás realmente había estado durmiendo. Era difícil de decir… ―Estoy despierta,‖ dijo de vuelta. Arrastrándose fuera de la cama, abandono su habitación y fue a través del pasillo hacia el baño. Mientras se cepillaba los dientes, alcanzo a ver su reflejo en el espejo y casi se atraganto con la pasta de dientes. ¿Por qué estaba tan borrosa su cara? ¿Era esto el comienzo de otra visión? No, era solo que aún no se había puesto los lentes de contacto. Habiendo hecho eso, volvió a su dormitorio donde estuvo unos veinte segundos seleccionando su atuendo. Esta actividad nunca le tomaba mucho tiempo ya que esencialmente usaba lo mismo todos los días, con pequeñas variaciones en la elección de la camiseta o el suéter. No se molestaba con maquillaje. Hasta hace muy poco, usaba gafas, y ¿cuál era el punto de usar maquillaje si los anteojos cubrían la mitad de tu rostro? Y aunque ahora tenía lentes de contacto y su rostro era más visible, aún no había comprado cosméticos. El maquillaje requería concentración, y por la forma en que Emily soñaba despierta, sabía que terminaría poniéndose brillo labial en sus parpados. Por eso cuando se miró en el espejo, no encontró nada sorprendente. De hecho, cuando examino fotos suyas de niña, sabía que había lucido más o

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menos igual toda su vida. En la foto de su clase de primer grado, podía ver la misma cara ovalada, una larga, nariz recta, y los mismos labios gruesos que veía ahora. Aún usaba su largo, cabello lacio marrón con el mismo estilo, que no era ningún estilo en absoluto. Se preguntaba si aún luciría igual cuando fuera una adulta. Pero como era usual, cuando realmente quería ver el futuro, no podía. ―¡Emily! ¡Vas a llegar tarde!‖ ―¡Estoy yendo!‖ Cogió el suéter colgado del poste de la cama y corrió a través del pasillo hacia la cocina. Su madre había dispuesto una selección de cereales en la pequeña mesa de la cocina, y Emily se sirvió. ―¿Dormiste bien?‖ preguntó su madre. Le hacía la misma pregunta a Emily todos los días, y usualmente Emily respondía con un ―si‖ automático. Pero esta vez, pensando en la confusión de esta mañana, miro a su madre pensativamente. ―Mamá… ¿alguna vez pensaste que estabas despierta pero realmente estabas dormida? ¿O al revés?‖ Su madre la miro filosamente. ―¿Estás teniendo esas visiones otra vez?‖ Nunca deje de tenerlas, Emily quería responder, pero sabía que esto solo molestaría a su madre. Nunca le gustó hablar sobre el don de Emily, pero de vez en cuando, Emily tomaba alguna oportunidad y traía el tema a la mesa. No podía evitar esperar que hubiera un momento en que su madre quisiera escucharla. Pero la expresión en el rostro de su madre le dijo que ahora no era el momento, así que no se molestó en responder la pregunta de su madre. ―¿Hay jugo de naranja?‖ preguntó en cambio. Su madre estaba claramente aliviada de cambiar el tema. ―Claro, está en el refrigerador. Hay jugo de uva, también—estaba de oferta en la tienda.‖ Su madre siempre estaba en la búsqueda de ofertas. Tenía un buen trabajo como gerente administrativa de una empresa, pero desde la muerte del padre de Emily, era la única en la casa que ganaba dinero.

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Un par de otros niños en la escuela de Emily también habían perdido a sus padres, y aunque nunca hablaba de eso con ellos, asumía que sufrían el mismo tipo de tristeza que ella. ―Por cierto, llegare tarde a casa hoy,‖ le dijo su madre. ―Tengo una cita con Tony.‖ No había nada inusual en eso. Su madre usaba el cabello corto, en un estilo con capas, y una vez cada seis semanas iba a ver a Tony en ―Budget Scissor‖ por un corte. Pero fuera de lugar, Emily tuvo de repente una visión, y estaba alarmada. ―No creo que debas hacer eso, mamá. No hoy.‖ ―¿Por qué no?‖ La visión era asombrosamente clara. Los normales suaves risos de su madre eran un erizado, enmarañado lío. ―Puedo verte. Después de tu cita. Tal vez Tony está de mal humor o algo—no lo sé—pero no te hará un lindo corte hoy.‖ Emily observó el desconcierto en el rostro de su madre volverse irritación, y no tenía que ser ninguna adivina para saber que el enojo no estaba dirigido hacia el peluquero Tony.‖ ―¡Emily! ¡Détente, ahora mismo! Estas diciendo tonterías.‖ No tenía sentido discutir con ella, pero Emily tenía que dejar una cosa clara. ―Mamá, si mis visiones son tonterías, ¿por qué crees que me pusieron en la clase para personas con dones especiales?‖ Los labios de su madre se presionaron. ―No quiero discutir eso ahora, Emily. Nos vamos en dos minutos.‖ Ella abandono la cocina. Emily termino su cereal y fue a buscar las cosas de la escuela. No estaba enojada con su madre por no entender su don. ¿Cómo podía enojarse cuando ella misma no lo entendía? Pasando por la sala, se detuvo para mirar la foto enmarcada en la pared. Era algo que hacia siempre

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que pensaba en su llamado don, pero nunca le daba ninguna respuesta. Sólo más preguntas. La foto solo tenía ocho años, pero su madre parecía mucho más joven en ella. Quizás era porque estaba sonriendo, no solo con sus labios sino con sus ojos—una expresión que Emily no veía con frecuencia en su rostro. Tenía una mano en el hombro de una Emily de cinco años. Y del otro lado de Emily estaba su padre. Debido al ángulo de la foto, parecía que no importaba donde Emily se parara cuando la miraba, los ojos de él estaban sobre ella. Y a veces sentía que la miraba con decepción, como si le estuviera recordando que podría haberle salvado su vida. Había momentos en los que deseaba no recordar tan fácilmente. ¿Fue esa su primera visión? No podía estar segura, pero fue la primera que tuvo un efecto real en su vida. Y ocurrió en un momento tan ordinario. Era tan detallado el recuerdo que era como si hubiera sucedido ayer. Su madre estaba cepillando el cabello de Emily, preparándola para un día en el jardín de infantes. Su padre estaba guardando algunos papeles en su maletín. La imagen había llegado a ella desde cualquier lugar, justo como la visión que tuvo de la clase esa mañana. Podía ver a su padre saliendo por la puerta delantera, dirigiéndose al auto que había estacionado en la calle. Podía verlo bajar la acera sin mirar a ambos lados. Otro auto, moviéndose muy rápido, vino gritando desde la esquina. Y lo golpeo. Quería decirle sobre esta aterrorizante visión, pero él ya se estaba dirigiendo a la puerta. Sabía que todo lo que tenía que decir era algo como, ―Espera, papá, tengo algo que decirte,‖ pero no lo hizo. Incluso hoy, todavía no sabía porque no le hablo. ¿Tenía miedo que se riera de ella? El ―porque‖ ahora no importaba realmente. Su padre fue asesinado por un auto a alta velocidad y ocurrió de la misma manera que lo vio en su visión. Y quizás, solo quizás, si le hubiera dicho sobre su visión, él hubiera sido más precavido al cruzar la calle. Si se hubiera detenido a escucharla, tal vez el veloz auto hubiera seguido calle abajo incluso antes de que él saliera. Al menos su

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madre no podía culparla por la muerte de su padre, ya que no creía realmente que Emily podía ver el futuro. Pero Emily podía culparse a sí misma. Ahora, cada vez que tenía visiones graves que podrían afectar la vida de alguien, le decía a esa persona. Pero no siempre lo apreciaban, y usualmente no le creían. Lo que era entendible… porque a veces las visiones eran incorrectas. Vale, no completamente erróneas, pero no exactamente… claras. Como la vez que le dijo a Terri Boyd en su clase de Inglés que iba a caerse de la barra de equilibro en su competencia de gimnasia de ese día. Solo que Terri no se cayó—no entonces. Pero en la competencia del fin de semana siguiente, se despatarro. Y Terri culpo a Emily por eso, diciéndole que ¡ella puso la idea en su cabeza! ―¿Lista?‖ Su madre preguntó. Emily agarró su mochila y siguió a su madre al exterior. Pero cuando su madre estaba cerrando la puerta, tuvo otra visión. Era gracioso como esto podía pasar. Podía pasar días sin una visión y luego tener una docena en una mañana. ―Mamá, olvide algo. Volveré enseguida.‖ Ignorando la protesta de su madre, corrió de nuevo dentro de la casa y por el pasillo hacia su dormitorio. Encontró lo que buscaba en su biblioteca, lo metió en su bolso, y se apresuró para reunirse con su madre. ―¿Qué olvidaste?‖ su madre quería saber. ―Un libro que debo prestarle a Jenna,‖ respondió Emily. Lo que era verdad—solo que no le dijo cómo sabía que Jenna necesitaría el libro. El viaje de cinco minutos hasta Meadowbrook Middle School estuvo libre de visiones, pero la imagen de la clase de los dotados sin Carter aún estaba en su cabeza. Cuando arribo a la escuela, considero buscar a Madame para decirle, pero Madame siempre le estaba advirtiendo que no hablara demasiado rápido. Le había dicho a Emily que pensara en sus visiones, que las examinara antes de sacar conclusiones. Emily no estaba segura de eso—veía lo que veía, y eso no iba a cambiar solo porque pensara en eso. Pero Madame pensaba distinto, así que decidió esperar hasta que la clase de dotados se encontrara. Quizás tuviera una visión clara para entonces.

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Siguió libre de visiones hasta la hora del almuerzo, cuando dejo su bandeja sobre la mesa de la cafetería cerca de Tracey y frente a Jenna. Jenna estaba en el proceso de intentar que Tracey usara su don especial en beneficio de Jenna. ―La señora Stanford siempre hace sus fotocopias en el cuarto periodo, y tú tienes periodo de estudio entonces, así que no te perderás una clase. Solo entra en la sala de los profesores y mira la prueba mientras ella la está fotocopiando. No tienes que memorizarla toda—solo necesito saber cuál será la pregunta de redacción.‖ Claramente la discusión llevaba un rato. Cansadamente, Tracey sacudió la cabeza. "Eso es hacer trampa, Jenna. No puedo ayudarte." "Claro que puedes," Jenna insistió, estrechando sus muy delineados ojos. ―Solo no lo harás.‖ "En realidad, es ambas cosas," dijo Tracey. "No siempre puedo volverme invisible cuando lo demando." ―Aunque estás mejorando,‖ señalo Emily. ―Si, pero no es fácil. ¿Recuerdan por qué comencé a desaparecer? Fue porque nadie me prestaba atención. Si intentaba hablar con las personas, no me escuchaban. Si levantaba la mano en clase los profesores no me veían. Incluso mis propios padres me ignoraban. Me sentía invisible, por eso me volví invisible.‖ Jenna la miro curiosamente. "Pero ya no te sientes invisible, ¿verdad? ¿Cómo puedes desaparecer aun?" "Tengo que intentar y recordar cómo era entonces, cuando me sentía como nada. Eso puede ser bastante deprimente, así que no me gusta hacerlo. Pero si me siento demasiado confiada o fuerte o realmente bien sobre mí misma, es realmente difícil.‖ Para Emily, era reconfortante escuchar que otros no siempre podían apoyarse en sus dones. Tracey no podía desaparecer solo chasqueando sus dedos. Y Jenna, quien podía leer las mentes, no podía leer las mentes de todos.

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Con algunas personas, no tenía problema—sus cabezas eran un libro abierto. Pero no podía leer la mente de su propia madre, o la de Madame, o la de Carter. Y con otros de los estudiantes dotados, ella se quejaba de que a veces podía leerlos y otras veces no. claro, sus compañeros le recomendaban que ni siquiera lo tratara, pero Jenna, siendo Jenna, no tomaba bien los consejos. ―Lo siento, Jenna,‖ continuo Tracey. ―Sé que piensas que estoy siendo una mojigata, pero hacer trampa está mal. ¿Por qué no puedes solo estudiar para la prueba como todos los demás?‖ Jenna hizo una mueca. ―¿Cuál es el punto de aprender todo cuando en realidad solo necesitas aprender sobre lo que te pondrán a prueba?‖ Después se ilumino. ―Hey, acabo de tener una idea brillante. Podría preguntarle a la señora Stanford algunas preguntas sobre la prueba. Entonces comenzaría a pensar en ella, y ¡leería su mente!‖ Emily pensó que eso era una muy buena idea, pero Tracey la desaprobó. ―No es correcto, Jenna. Aún es hacer trampa.‖ Jenna se encogió de hombros. ―Es la culpa de los profesores. No tendría que hacer trampa si no nos dieran tanto trabajo. Tengo un trabajo de redacción para el Martes, una prueba mañana, el reporte de un libro hoy…‖ Se detuvo de golpe, y cogió su mochila. Frenéticamente, empezó a revolver el contenido. ―¿Cuál es el libro?‖ Preguntó Tracey. "El diario de Anna Frank. Y lo deje en casa." Arrojo la mochila y miro a las demás tristemente. "¿Pueden creerlo? Realmente leí el libro entero, escribí el reporte, y subraye pasajes para leerlos en voz alta. Y ahora no tengo el libro." Emily alcanzo su bolso. ―Sorpresa,‖ dijo, entregándole su propia copia del libro. Jenna la tomo de sus manos. "¡Wow! Gracias, Em." "¿Cómo sabías que ella lo necesitaría?" Tracey le pregunto a Emily.

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"Jenna me dijo que lo estaba leyendo el fin de semana. ¿Recuerdas, Jenna? Dijiste que te hizo llorar." "Me puso triste." Jenna la contradijo. "No lloré." Tracey sacudió la cabeza impacientemente. "No, ¿cómo sabías que olvidaría traer su copia a la escuela?" "Tuve una visión," Emily dijo orgullosamente. "¡Genial!" Tracey exclamo. "Tuviste una premonición acertada." Jenna no estuvo de acuerdo. "Pero no puedes estar segura de que estabas prediciendo el futuro." "¿Po qué no?" Preguntó Emily. "Porque sabes que siempre estoy olvidando las cosas, y sabías que tenía que entregar este reporte hoy. Así que me trajiste tu copia de Anna Frank en caso de que dejara la mía en casa. Lo que es lindo de tu parte, y lo aprecio. Pero no estabas segura de que me olvidaría el libro." "Pero si lo sé ahora," Emily insistió. "Lo vi." Tracey la respaldo. "Emily está mejorando cada vez más en hacer predicciones, Jenna." Jenna miró a Emily. "Hey, no estoy diciendo que no tengas un don. Solo que no sabes usarlo muy bien." Era típico de Jenna hablar así—francamente, sin pensar siempre en los sentimientos de los otros. Emily intento no tomarlo personal, pero no podía evitarlo. "Así que piensas que mi don es inútil." Tracey era más amable. "Ella no quiso decir eso, Emily. Vale, quizás no tengas mucho control sobre tu don ahora mismo, pero estás definitivamente mejorando." Miro a Jenna, demandando una confirmación.

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"Si, supongo que estas mejorando un poco," Jenna reconoció. No era un gran cumplido, y no hizo que Emily se sintiera más feliz. Estaba agradecida de que Tracey cambio el tema. "¿Cómo están las cosas en casa?" le pregunto a Jenna. Jenna hizo su usual indiferente encogimiento de hombros, pero lo marco con una sonrisa y dijo, ―No mal.‖ Dada su resistencia a sonar demasiado positiva u optimista, ―no mal‖ podría fácilmente significar ―excelente‖. Emily recordó que Jenna se había quedado con la familia de Tracey por dos semanas mientras su madre estaba en el hospital, pero su madre ahora estaba en casa, y Jenna estaba de nuevo con ella. Emily aventuro una pregunta. "Y tu madre, ella está…" dudo, insegura de cómo decir esto delicadamente. Casi todos sabían que la mama de Jenna había estado en rehabilitación. "¿Está ella bien?" Jenna reformulo esto en su propia manera contundente. "Quieres decir, ¿está sobria? Hasta hora, sí." "Apuesto que esta vez lo logrará," declaro Tracey. "Tal vez," Jenna permitió. Le disparo una mirada a Emily. "Ni se te ocurra pensar en hacer alguna predicción." "No tengo intención de intentarlo," le aseguró Emily. Sabía que Jenna no tenía intención de insultarla, pero Emily no pudo evitar sentir una punzada de irritación. Se puso de pie antes de que algún sentimiento se mostrara en su rostro. "Voy por algo de agua." Detrás de la fuente de agua había una fila de basureros en los que los estudiantes vaciaban sus bandejas. Emily vio a Sarah Miller, otra de sus compañeras de clase, hurgando en el contenido de uno de ellos.

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"¿Qué estás haciendo?" le preguntó Emily. Sarah miró hacia arriba. Su rostro con forma de corazón estaba totalmente desconsolado. "Perdí mi anillo," se lamentó. Emily hizo una mueca. Siendo alguien que comúnmente perdía o cambiaba de lugar las cosas, podía totalmente identificarse. "¿Te lo quitaste?" "No lo creo. Me lo dejo puesto todo el tiempo, incluso cuando me lavo las manos. Debe haberse caído, pero no sé dónde o cuando. Acabo de notar que no estaba en mi dedo.‖ Se tocó el dedo anular mientras hablaba. Emily la miro fijo. Si se concentraba lo suficiente, podría tener una visión. A veces esto funcionaba, a veces no. Estaba de suerte—su visión comenzó a borronearse y sus ojos se nublaron. Una imagen comenzó a emerger… ―Lo encontrarás.‖ Ya que Sarah estaba en su clase para dotados, también, sabía de la habilidad de Emily, pero a diferencia de Jenna, tenía algún respeto por este. Sus ojos se alzaron. ―¿En serio? ¿Dónde?" ―Está en el bolsillo de tu abrigo.‖ Sarah arrugo las cejas. "Sabes eso es posible. Use un abrigo hoy, y olvide mis guantes por lo que mantuve las manos en los bolsillos. Podría haberse salido allí.‖ Emily asintió. "Era una visión bastante clara. Estaba en el fondo del bolsillo de un abrigo." Sarah estaba entusiasmándose. "Podría encontrarlo ahora si voy y miro." Emily dudo. Esta era el área más débil de su don—la pregunta ―cuando‖. Podría ver un evento, como la caída de la barra de equilibrio de Terri Boyd, pero no estaría segura de cuando ocurriría. Pero en este caso particular… "Si ahí es donde se salió, debe estar allí ahora," dijo de manera decisiva.

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Sarah miró el reloj en la pared. "El abrigo está en mi casillero, tengo tiempo de ir a buscarlo antes de clase. ¡Gracias, Emily!" Emily sonreía mientras veía a Sarah correr fuera de la cafetería. Pero su sonrisa se desvaneció cuando noto a las chicas de la mesa cercana mirándola. En serio tenía que aprender a pensar antes de hablar. Britney Teller y Sophie Greene estaban boqueando hacia ella, con la boca abierta y ojos amplios. Amanda Beeson, compañera de la clase de dotados de Emily, estaba con ellas, pero su expresión era muy diferente. Estaba mirando a Emily, con "urgencia de matar" escrito en todo su rostro. Britney hablo primero. "Emily, ¿puedes ver cosas? ¿Cómo una psíquica?" Emily no tuvo que responder—Amanda se hizo cargo de eso por ella. "Sí, claro. Emily es una adivina gitana," declaro. "Muéstranos tu bola de cristal, Emily." Y solo en caso de que nadie hubiera escuchado el sarcasmo en su voz, comenzó a dar risitas en una manera especial, algo que podía hacer muy bien, manteniendo su reputación como una de las chicas populares de Meadowbrook. Inmediatamente Britney y Sophie se le unieron, haciendo su mejor imitación de la risa de Amanda. Emily podía sentir su propio rostro enrojecer. Tenía tanto control sobre su compleción como el que tenía sobre sus predicciones. Volvió a su propia mesa, donde Jenna y Tracey la miraban simpáticamente. Obviamente habían oído todo. "Para ser justos," dijo Tracey, "Amanda hizo lo correcto, cubriéndote de esa manera." "Lo sé," Emily respondió con tristeza. "¿Pero tenía que hacerlo tan alto?" "No puedes realmente culparla," dijo Jenna. "Sabemos que ella no es tan mala en verdad, pero tiene que mantener su reputación si quiere conservar su status con esos chicos con los que se junta."

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Eso era todo verdad, pero Emily aún se sentía avergonzada. Esperaba la clase de los dotados, donde la gratitud de Sarah quizás la animara. Pero cuando entro en el salón 209, pudo ver que Sarah no estaba más feliz de lo que había estado cuando Emily la vio en la cafetería. Su desconsolada compañera tenía sus codos en el escritorio y su mandíbula en las manos, y no había ningún anillo en su dedo. Miro hacia arriba cuando Emily se acercó. ―Chequee todos mis bolsillos. No estaba allí.‖ Su tono no era acusante—Sarah era demasiado buena para eso—pero Emily intento defenderse. ―Quizás convicción.

está en el bolsillo de otro abrigo,‖ ofreció, pero sin mucha

Sarah sacudió la cabeza. "No he usado ningún otro abrigo recientemente." "Lo siento," dijo Emily. Sarah le dio una sonrisa triste, como para asegurarle que no la culpaba, pero Emily se sentía culpable de todas maneras. Tomo su asiento y mentalmente chequeo la puntuación del día. Había sabido que Jenna olvidaría su libro (aunque Jenna se rehusaba a considerarlo una predicción), así que se dio un punto por eso. Pero el anillo perdido de Sarah la ponía de nuevo en cero. ¿Qué otra premonición había tenido? Estaba el cabello de su madre, pero no sabría la respuesta de esa hasta que llegara a casa. Había predicho algo más… ¡claro! Carter Street. De acuerdo a su visión, no debería estar en clase hoy. Casi era hora de la campana, y ella estudio el salón. Martin, Jenna, y Amanda estaban en sus asientos… Charles rodo dentro, seguido de Tracey, y al último minuto, Ken se apresuró a la clase. La campana termino. Mientras sonaba, Madame entro y cerró la puerta. Emily sintió una corriente de satisfacción—¡Carter estaba ausente! Madame fue a su escritorio y miro alrededor del salón. "¿Dónde está Carter? ¿Alguien lo ha visto?"

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Nadie lo había visto. La ceja de Madame se arrugo. "No puedo recordar que Carter alguna vez faltara.‖ Miro una pieza de papel en su escritorio. ―No está en la lista aprobada de inasistencias.‖ "Tal vez está salteándose las clases," aventuro Martin. Madame ni siquiera consideraría eso y Emily entendía por qué. Carter era como un robot—hacia lo que se suponía que tenía que hacer y lo que se le decía. Nada más, nada menos. No hablaba, su rostro no mostraba ninguna expresión, y de acuerdo a Jenna, no tenía pensamientos—sin embargo funcionaba de alguna manera, físicamente al menos, como una persona normal. Nadie sabía quién era realmente o de donde venía—había sido encontrado en la Calle Carter hacia un año, y así es como le había sido dado su nombre. Hasta el momento, no había exhibido ningún don particular, y Emily no sabía porque estaba en su clase de dotados. Quizás era porque era diferente, como el resto de ellos. Ella podía decir que Madame estaba preocupada, y su alegría inicial por lo correcto de su premonición se evaporo. La ausencia de Carter no era una cosa Buena, y Emily estaba avergonzada por sacar placer de eso. Estaba caluroso en el salón, y Madame comenzó a sacarse la chaqueta. "Oh, casi lo olvido." Puso su mano en el bolsillo. "¿Esto pertenece a alguien?" "¡Mi anillo!" Sarah lloró. Fue hasta el escritorio a tomarlo. "Oh, gracias, Madame. ¿Dónde lo encontraste?" "En el piso," respondió la profesora. "Debe haberse resbalado de tu dedo y rodo. Deberías achicarlo así no lo perderás, Sarah." "Lo haré," dijo Sarah, y retorno a su escritorio. No miro a Emily cuando paso a su lado pero Emily se hundió en su asiento de todas maneras. Así que el anillo había sido encontrado—había tenido razón sobre eso. Pero no en el bolsillo de Sarah.

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Pero espera… ¿cuál había sido la visión exactamente? ¿Había visto a Sarah poner su mano en el bolsillo? Todo lo que había visto era el anillo en el bolsillo. Y ahí es donde había estado. Solo que no era él que ella había asumido que estaba. Así que de alguna manera, ella había estado en lo correcto. Solo no había entendido su propia premonición. Sin embargo eso no la hacía sentir mejor. Tenía visiones— ¿y qué? No sabía lo que significaban. ¿Qué había de bueno en tener un don si no podías entenderlo? No tuvo más visiones en la escuela ese día, y su humor no mejoro. Esto no fue de ayuda por el hecho de que fue a casa con una gran cantidad de tareas. Al menos las tareas requerían toda su atención, y no tenía que pensar en su madre y en la cita para el cabello. Pero cuando escucho la puerta abrirse y su madre llamo ―Estoy en casa,‖ el recuerdo de su visión regreso. Se apresuró a la sala. Su madre recién se había quitado el abrigo. ―Hola, cariño. ¿Cómo estuvo tu día?" Cuando Emily no respondió enseguida, su madre repitió la pregunta. "¿Em? ¿Tuviste un buen día?" ―Oh, sí, estuvo bien. Lo siento, estaba mirando tu cabello." Su madre le dio una palmadita a sus suaves recién cortados rizos. "¿Te gusta?" Emily asintió. "Tony hizo un gran trabajo." "En realidad, Tony se tuvo que ir por una emergencia familiar, así que tuve a Lauren esta vez. ¿Qué deberíamos hacer para la cena?" Pasó como una brisa al lado de Emily y fue a la cocina. Emily no podía pensar en la cena—estaba demasiado ocupada ponderando las implicaciones de otra premonición arruinada. ¿Fue esto solo porque Tony no había estado allí y otra peluquera había hecho el trabajo?

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¿Sería la próxima cita de su madre con Tony un desastre? O ¿solo fue una predicción falsa? Era todo demasiado deprimente. Este talento que tenía—podía ser muy preciado, muy valorable. Muchas personas amarían tener su don, y podrían hacer cosas maravillosas con él. Pero en sus torpes manos—no, en su torpe cerebro—era inútil.

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Capítulo 2 Traducido por Oihana

E

mily podía sentir encima los ojos preocupados de su madre, como si estuviera sentada la una en frente de la otra en la mesa.

―Emily, ¿te sientes bien? No estás comiendo nada.‖ Estaba en lo cierto y tenía su comida favorita en el plato que había delante de ella: macarrones con queso. ―No tengo mucha hambre,‖ replicó pero seguía manteniendo el tenedor dentro de los macarrones. Su madre le miró preocupada. Emily sabía que su madre estaba realmente preocupada y para ser una madre, era bastante comprensiva, por lo menos para la mayoría de las cosas. ―Mamá,‖ comenzó a decir y perdió los nervios. Su madre suspiró. ―Estás volviendo a tener esas visiones otra vez, ¿verdad?‖ Era una afirmación, no una pregunta pero Emily respondió de todas formas, necesitaba desesperadamente hablar sobre ello. ―Algo así.‖ ―Hablas sobre estas cosas en…en clase, ¿verdad? ¿No se supone que tu profesora te ayuda…a tratar con tu problema?‖ Así es como su madre veía su don, como un problema. Cuando a Emily le ofrecieron unirse a la clase, Madame le dijo a su madre que su propósito era ayudar a los estudiantes a encauzar y controlar sus dones. Pero de alguna forma su madre se había convencido a sí misma que el propósito de todo era ayudar a los estudiantes a deshacerse de sus delirios. ―Hablamos sobre nuestros dones,‖ dijo Emily enfatizando la última palabra. ―Hablamos sobre cómo desarrollarlos y sacarles más provecho.‖

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Como de costumbre, su madre no la escuchaba. ―He... Cariño…si no estás recibiendo ayuda de Madame, quizás deberías volver a ver al Dr. Mackle.‖ Emily se estremeció, su madre la había arrastrado al psicólogo hace un par de años. Éste la trataba como a una niña de seis años con amigos imaginarios y decía que sus visiones eran simplemente el producto de una imaginación hiperactiva y creativa. No, el Dr. Mackle no podía ayudarla. Se dio por vencida. ―Estoy bien mamá, es sólo que tengo muchos deberes y estoy un poco estresada.‖ Eso era algo que su madre podía entender. ―Bien, entonces ve y haz tus deberes,‖ dijo con brío. ―Me encargaré de fregar los platos.‖ ―Limpiaré la mesa,‖ se ofreció Emily. Mientras estaba recogiendo los platos sonó el teléfono y su madre contestó. ―¿Hola? Hola Tracey, sí está aquí pero tiene un montón de deberes que hacer, así que no hablen mucho tiempo. ¿Oh, en serio? Vale, te la paso.‖ Le dio el teléfono inalámbrico a Emily. ―Tracey está teniendo algunos problemas con los deberes y quiere comentarlos contigo.‖ Esto no podía ser cierto ya que Madame no había mandado deberes y era la única clase en la que estaban juntas. Emily cogió el teléfono y cooperó. ―Hey, voy a ir a mi habitación con el teléfono para poder mirar la tarea.‖ Era para beneficio de su madre. Una vez en la habitación, cerró la puerta y se tiró en la cama con el teléfono. ―Hey, ¿qué pasa?‖ ―No mucho, espera un segundo, tengo que gritar a los clones. ¡Hey ustedes, fuera de mi habitación! ¡Ahora!‖ Emily pudo imaginarse a las idénticas hermanas pequeñas de Tracey, las infames Siete Devons, rodeándola y rogándole que le contaran historias. Como hija única Emily solía envidiar a Tracey. Pero después de pasar algún tiempo en casa de ésta, entendía una de las razones por las que Tracey estaba tan decidida a aprender a desaparecer a voluntad, de manera que pudiese, de forma real y concisa, esconderse de ellas de vez en cuando. ―Hey, estoy de vuelta, sólo llamaba para ver qué tal te iba, parecías deprimida hoy.‖

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A Emily no le sorprendía que Tracey fuera consciente de sus sentimientos ya que era prácticamente una autoridad en estar deprimida y había pasado cinco años así. ―Estoy confundida,‖ confesó Emily. ―Mis visiones son muy, muy confusas, algunas veces me pregunto si realmente tengo un don.‖ ―Claro que lo tienes,‖ le aseguró Tracey ―¡Piensa en todas las veces que me has dicho lo que iba a pasar! ¿Recuerdas cuando me preguntaste si alguna vez había tenido sarampión?‖ Emily hizo memoria y recordó la extraña premonición que tuvo hace unos meses. No paraba de ver a Tracey y pensar en sarampión. ―Sí, lo recuerdo.‖ ―Bien, ―¿Por qué me preguntaste eso? porque sabías que los clones iban a coger sarampión y te preocupaba que yo pudiese contagiarme.‖ ―Pero ¿por qué no vi simplemente a tus hermanas con sarampión en mi visión? Es como si cada vez que tuviera una premonición no estuviera claro, está todo revuelto y mezclado.‖ ―Quizás porque el futuro no está nunca claro, quiero decir que siempre puede cambiar, ¿no?‖ ―Me imagino,‖ replicó Emily pero no estaba muy segura al respecto. Si el futuro podía cambiar, entonces ¿cómo podía ver las cosas antes de que pasaran? Como hoy…‖ He tenido una visión esta mañana sobre que Carter no aparecería en clase hoy‖ ―Eso ha debido ser una visión muy clara,‖ dijo Tracey. ―Y fue precisa.‖ En ese momento golpearon en la puerta. ―Ehh, no hables mucho por teléfono, tienes deberes.‖ ―Tengo que colgar,‖ le dijo Emily a Tracey. ―Gracias por llamar.‖ ―¿Quieres hacer una rápida predicción antes de colgar?‖ preguntó Tracey. ―Puedo intentarlo,‖ dijo Emily. ―Pregúntame algo.‖ ―Umm… ¿volverá Carter mañana a clase?‖

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Emily entrecerró los ojos, de forma que su visión quedó borrosa y esperó a ver si se formaba algún tipo de imagen. Le agradó ver que una visión sobre la clase comenzaba a formarse. ―No…no estará. Espera…falta alguien más…‖ ―¿Quién?‖ Emily miró sobre los rostros de la enmarañada imagen. ―¡Eres tú! ¿Te encuentras bien? Quizás te estás por enfermar.‖ ―Me encuentro bien,‖ aseguró Tracey. ―Quizás sea que soy invisible‖ ―¿Vas a intentar desaparecer mañana?‖ ―No lo sé, quizás. Practico todos los días pero generalmente en casa, en mi habitación.‖ ―Bien, no lo hagas para que piense que mi predicción fue precisa.‖ Tracey rió. ―Te veo mañana.‖ Cuando al día siguiente vio a Tracey en la mesa de siempre en la cafetería, no estaba segura de sí se sentía liberada o decepcionada. Claro que estaba contenta de que Tracey no estuviera enferma y de que no hubiera desaparecido sólo para hacer que se sintiese mejor (aunque ese era el tipo de cosas que Tracey haría). Pero su presencia era una evidencia más de que las predicciones de Emily eran como mucho mal concebidas. Aun así se forzó a sonreír mientras llevaba su bandeja de comida a la mesa. ―Estoy contenta de verte,‖ le aseguró a Tracey. Tracey suspiró. ―Lo siento.‖ ―¿Qué es lo que sientes?‖ Jenna apareció en la mesa llevando una bandeja de comida. ―Oh, no es nada,‖ dijo Tracey rápidamente. ―¡Hey, te has comprado la comida! Emily también lo había notado. Jenna siempre traía un sándwich de casa. Con los problemas de su madre, la familia había vivido de los servicios sociales y siempre estaba mal de dinero.

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Jenna colocó la bandeja en la mesa ―Sí, ¿qué les parece? ¡Mi madre ha conseguido un trabajo!‖ ―¡Guau, eso es estupendo!‖ exclamó Tracey. ―¿Haciendo qué?‖ preguntó Emily. ―¡Va a ser secretaria en el hospital! Eso es lo que solía ser, una secretaria y mientras ha estado en rehabilitación se lo contó a una de las enfermeras y resulta que recuerda cómo se manejaban los ordenadores.‖ Se giró hacia Emily. ―Imagino que no viste venir eso, ¿no?‖ La sonrisa de Emily se apagó ―No, no he estado teniendo muchas premoniciones satisfactorias últimamente.‖ ―Hey, no pasa nada,‖ dijo Jenna sentándose. ―No te hubiese creído si lo hubieras predicho.‖ Miró más allá de donde estaban ellas e hizo una mueca. ―Maldita sea, ¿qué querrán ahora?‖ Emily se giró para ver a tres de las amigas de Amanda caminando lentamente hacia ellas. Estaban susurrando y sonriendo y se armó de valor para recibir los insultos. Nina, la peor de todas habló primero ―Emily, hoy voy a hacer la prueba para entrar en el equipo de animadoras. ¿Puedes decirme si entraré en el grupo?‖ Emily suspiró ―No.‖ ―No, no me lo puedes decir, o no, ¿no voy a formar parte del equipo?‖ Britney y Sophie comenzaron a reírse frenéticamente. Emily consideró una réplica cortante como ―no perderé mi don en algo tan estúpido como ser animadora,‖ pero por supuesto, no podía dejarles saber que realmente podía ver el futuro. Tracey la salvó. ―No lo sabe y no le importa, así que déjala en paz.‖ Nina imitó una mirada inocente. ―Pero pensé que Emily podía predecir el futuro.‖ Jenna puso en blanco los ojos. ―Oh, por favor, Emily ni siquiera sabe qué día será mañana.‖ Para su horror, Emily sintió que se le humedecían los ojos. Sabía que Jenna sólo pretendía convencer a las chicas de que todo era una broma, de que

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la idea de que Emily pudiera predecir el futuro era ridícula pero de alguna forma, lo que Jenna dijo era casi cierto y eso le dolió. Se las arregló para hacer que su expresión siguiera congelada hasta que las chicas se marcharon y entonces una lágrima se le escapó. Tracey la vio. ―Oh, Emily, no puedes preocuparte por lo que esas chicas piensen.‖ ―No lo hago,‖ dijo Emily con firmeza, quedándose mirando a Jenna fijamente. ―Hey, sólo intentaba ayudar,‖ protestó Jenna. ―Lo sé,‖ dijo Tracey. ―Pero estos días, Emily está bastante sensible en lo que a su don se refiere.‖ La expresión de Jenna cambió. ―¿En serio? Vaya, lo siento, sólo bromeaba.‖ ―Está bien,‖ suspiró Emily. ―Sólo que siento que mi don está terriblemente debilitado si lo comparo con los del resto de la clase‖. ―¿Qué pasa con Carter?‖ dijo Jenna. ―Ni siquiera tiene un don, por lo menos nunca ha demostrado que lo tenga.‖ ―Hablando de Carter, Emily sabía que no vendría ayer a clase,‖ le dijo Tracey. ―Estaba en lo cierto respecto a eso.‖ Se giró hacia Emily. ―Y has dicho que tampoco vendrá hoy, ¿no? Imagino que estás en lo cierto otra vez.‖ ―Pero incluso si lo estoy, también dije que tú tampoco estarías ahí, así que sólo he acertado la mitad.‖ ―¿Has hablado con Madame sobre esto?‖ Quiso saber Jenna. A Tracey le pilló desconcertada. ―¿Desde cuándo confías en los profesores?‖ ―No lo hago,‖ dijo Jenna rápidamente. ―No en los profesores normales, pero Madame… está bien, creo que es diferente, entiende ciertas cosas.‖ Tracey miró pensativa. ―¿Realmente crees que entiende nuestros dones?‖ Jenna se encogió de hombros. ―Bueno, sabe de su existencia y no nos trata como a fenómenos, lo que es suficiente para mí.‖

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Para Emily también era suficiente, por lo menos Madame estaría dispuesta a escuchar. Empujó su bandeja ligeramente. ―Quizás tengas razón, veré si puedo hablar con ella ahora.‖ Estaba de suerte ya que Madame estaba ya en la clase repasando algunos papeles en su escritorio. Emily se quedó de pie en la puerta y tosió fuertemente. La profesora miró, no le sonrió pero le habló dulcemente. ―¿Sí, Emily?‖ Emily dudó, Madame parecía preocupada como si tuviera algo en la cabeza. Quizás éste no fuera un buen momento pero Madame volvió a hablar. ―¿Has tenido una visión?‖ ―Siempre estoy teniendo visiones,‖ dijo Emily. ―Ese es el problema ya que no siempre son correctas, bueno, eso no es exactamente cierto, simplemente no son completamente correctas.‖ ―Hemos hablado de esto antes,‖ le recordó Madame. ―¿Estás examinando las visiones? ¿Estás buscando pistas que puedan ayudarte a sentirlas o a recibir lo máximo de tus visiones?‖ Madame estaba en lo cierto, Emily había escuchado todo esto antes pero seguía sin pillarlo, reportaba las visiones tal y como las veía ¿qué más podía hacer? ―¿Puede darme un ejemplo?‖ Le preguntó a la profesora. Madame no tuvo la oportunidad, otra profesora apareció en la clase y le habló rápidamente. ―¿Puede venir conmigo? Es Martin Cooper…‖ ―Por supuesto.‖ Madame se puso de pie inmediatamente. ―Lo siento Emily, tengo que irme.‖ Emily no necesitaba ninguna explicación para aquello, podía adivinar lo que estaba pasando en alguna otra clase. El flacucho de Martin Cooper tenía un don que sólo le servía a sí mismo. Si se burlaban o le ridiculizaban – lo que sucedía bastante a menudo ya que era quejicoso, infantil e idiota – se volvía loco. Su escuálido cuerpo se dotaba de una fuerza sobrehumana y se convertía en una persona violenta. Madame era la única que podía calmarlo.

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Sí, como Jenna dijo, Madame podía entender a los estudiantes especiales, no como la mayoría de sus parientes, aceptaba la realidad de los dones y creía en las habilidades de éstos pero desafortunadamente para Emily, los dones de los otros estudiantes solían acaparar el tiempo de Madame casi por completo. A Ken le podían atormentar las voces de los difuntos y parecía que no tenía mucho control sobre ellas. Emily se preguntaba con frecuencia cómo Ken había llegado a desarrollar un don tan raro, nunca hablaba mucho sobre él a no ser que fuera para quejarse cuando los muertos no paraban de hablarle. Desde luego que no estaba contento con el don y Madame parecía que le tenía una simpatía especial. Charles, al igual que Martin tenía un don con el que podía crear grandes problemas que demandaban la inmediata atención de Madame. No podía hacer que se movieran sus piernas—era paralítico de nacimiento—y de alguna forma había desarrollado telequinesia, siendo capaz de mover objetos con su mente y cuando estaba de mal humor, lo que solía pasar bastante a menudo, solía usar su don de forma destructiva. Amanda podía apoderarse de los cuerpos de la gente. Si se sentía muy apenada por alguien, lo solucionaba siendo esa persona. Tracey, a quien Amanda ocupó por varias semanas, decía que esto era lo que hacía que Amanda fuera tan desagradable con algunas personas – no podía arriesgarse a tomarle cariño a la gente. Por otro lado, Sarah no demandaba mucha atención de Madame, lo que era interesante ya que tenía el mejor poder de todos – podía hacer que la gente hiciera lo que ella les mandara hacer. Por lo menos era lo que les habían contado. Era difícil de creer, ya que generalmente Sarah era muy amable y tranquila y nunca habían visto ninguna evidencia de su don ya que se negaba a usarlo. Por eso era por lo que Madame no tenía que vigilarla de cerca y aun así su poder seguía ahí, así que Madame debía encontrar a Sarah bastante intrigante. ¿Y qué era lo que Emily podía hacer? Ofrecer predicciones que podían o no convertirse en ciertas. No es exactamente lo que haría que Madame saltara de su asiento. Seguía habiendo un tiempo antes de la campana y Emily podía haber vuelto a la cafetería y volver a unirse con sus amigas, pero no tenía nada que decirles así que ¿para qué hacerlo? Fue a su silla, se sentó y medio cerró los ojos.

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Enséñame algo, le dijo a su mente y esperó por una visión. Le llevó un tiempo pero finalmente comenzó a formarse una imagen. Para su decepción la imagen era de Nina, la amiga de Amanda. Estaba saltando delante de alguna animadora uniformada. Hizo una voltereta, un espagat1 y una voltereta hacia atrás. Algo salió mal con el último movimiento y se cayó de culo en el suelo. Así que Nina no entraría en el equipo de animadoras. Eso era reconfortante pero no muy importante y a nadie le importaría excepto a Nina. Jenna entró despacio en la clase y se sentó al lado de Emily. ―¿Qué ha dicho Madame? ―No mucho,‖ le dijo Emily. ―La llamaron y tuvo que salir por una emergencia con Martin.‖ ―Oh, bueno, quizás puedas hablar con ella después de clase.‖ ¿Y decirle qué? Se preguntó Emily lamentándose, ¿qué Nina, la amiga de Amanda no entraría en el equipo de animadoras? A Madame le importaría eso tanto como a Emily. ―¿Dónde está Tracey?‖ preguntó para cambiar de tema. ―Ha tenido que pararse en su taquilla. Mira, aquí vienen Madame y Martin.‖ La profesora entró en la clase con una mano firmemente agarrada en los hombros de Martin. Estaba haciendo pucheros como si fuera un niño de cinco años al que habían pillado cogiendo galletas del bote. Se sentó sin decir palabra alguna. Uno a uno, los estudiantes fueron entrando y sonó la campana. Madame inspeccionó la sala. ―Veo que Carter sigue ausente ¿alguien le ha visto?‖ Nadie lo había hecho y Madame frunció el ceño mientras anotaba algo en unos papeles. Miró hacia arriba e hizo la misma pregunta que Emily le había hecho a Jenna. ―¿Dónde está Tracey? ―Ha ido a su taquilla,‖ dijo Jenna y Madame volvió a fruncir el ceño, odiaba que los estudiantes llegaran tarde. Espagat – Split: también conocido como apertura de piernas, es un ejercicio básico en el contorsionismo, la gimnasia artística y la Gimnasia rítmica. 1

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Pero Tracey no llegaba tarde a clase, no apareció en absoluto y al final de la hora Emily sólo podía pensar en un motivo. Lo hacía por buenas razones, quería que Emily se animara, se sintiera más segura sobre sí misma y su don. Se las arregló para hacerse invisible y hacer creer a Emily que su particular predicción se había convertido en acertada. Quizás en este momento Tracey estaba sentada en el asiento vacío esperando que Emily estuviera contenta. Miró al sitio que Tracey solía usar y por un segundo le pareció que podía ver a su amiga. Todo era parte de su imaginación, por supuesto, pero por si acaso Tracey estaba ahí, Emily le ofreció una débil sonrisa al asiento vacío. El timbre sonó y Jenna vino a su lado y observo el asiento vacío. ―Se está volviendo bastante buena en eso de desaparecer,‖ comentó. Pero antes de que Tracey pudiera responder, Amanda se detuvo y les hablo, ―¿Por qué están mirando fijamente al sitio de Tracey con esa sonrisa tontorrona?‖ Jenna contestó por ella. ―Emily predijo que Tracey no estaría hoy en clase.‖ Amanda se encogió de hombros. ―Ah, simplemente está siendo invisible.‖ ―¿Cómo puedes estar tan segura de eso?‖ preguntó Emily. ―Porque es más probable a que una de tus visiones sea cierta.‖ Jenna, quién podía decir o hacer cualquier cosa para contradecir a Amanda, respondió. ―No es sólo Tracey, Emily predijo que Carter no estaría en clase ayer.‖ ―Vaya cosa, así que dos predicciones correctas.‖ Amanda se giró hacia Emily. ―Así que dime, señorita sabelotodo, ¿quién más va a desaparecer mañana? Espero que sea yo, odio esta clase.‖ Emily sabía que se estaba burlando de ella pero incluso así, entrecerró los ojos para ver si algo le era revelado, y tuvo una visión. ―Martin.‖ ―Sí, lo que sea.‖ dijo Amanda airadamente y abandonó la habitación.

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Jenna no dijo nada pero su escéptica expresión le decía a Emily que no confiaba tanto en las predicciones de Emily como lo hacía Amanda, así que al día siguiente, por lo menos un par de personas se sorprendieron cuando vieron que Martin no apareció en clase.

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Capítulo 3 Traducido por Carmen

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omo Madame cerró la puerta y Martin todavía no había aparecido, Jenna giró y le dio a Emily un gesto de agradecimiento. Emily no pareció fijarse – ella tenía una expresión de aturdimiento en el rostro. Que no era tan inusual– siempre parecía un poco soñadora y despistada. Jenna no había tenido la intención de lastimar los sentimientos de Emily sobre su don. A ella le gustaba Emily. Ella podría ser un cadete espacial que lloraba con demasiada facilidad, pero era una buena persona, y era una amiga. Y Jenna no tenía a muchos amigos. Eso era más o menos su culpa - sabía eso. Ella había llegado a Meadowbrook Middle School después de una breve estadía en un programa para buscapleitos, y no lo había mantenido en secreto. De hecho, había actuado como si se enorgulleciese de su mala reputación y mantuvo una fachada de dureza que ahuyentó a la mayoría de sus compañeros de clase. Sólo Tracey y Emily no se habían alejado por su actitud. Consiguieron conocer a la auténtica Jenna, y la aceptaron. Entonces Jenna realmente esperó no haber lastimado sus sentimientos, y solo por averiguarlo, sondeó en los pensamientos de Emily. No fue nunca fácil leer la mente de Emily - con todas esas premoniciones y esas visiones, era bastante caótico. Era más fácil comprender lo que Emily sentía - Jenna casi siempre podía conseguir un sentido de eso. En verdad, Jenna algunas veces encontraba difícil leer las mentes de todos en esta clase, especialmente de Madame. Probablemente porque ninguno de ellos era completamente normal. Pero ella leyó lo suficiente de Emily para saber que no estaba meditando sobre las burlas de Jenna. Emily – al igual que Jenna - se preguntaba dónde estaban todos los estudiantes ausentes.

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También lo estaba Madame, aparentemente. La maestra se vio seriamente confundida mientras recorría la habitación. ―Voy a la oficina del director," anunció. "Quiero que todos ustedes pasen el tiempo escribiendo sus metas personales para sus dones." Éste no fue un pedido inusual. Madame frecuentemente les ordenaba considerar cuidadosamente sus dones y anotar sus pensamientos. Excepto que esta vez, pareció que sus pensamientos estaban en otra parte. Ella salió del aula, y Jenna se giró hacia Ken quien se sentó a su lado. De cabello oscuro, amplios hombros, el ex atleta parecía perdido en sus pensamientos, lo cual no fue nada inusual. Él era un tipo amigable, pero siempre parecía que algo le molestaba. ―¿Qué sucede?‖ le preguntó. ―¿Dónde piensas que están?‖ Ken sacudió su cabeza, como si estuviese tratando de sacar lo que le ocupaba su mente. O tal vez él respondía a su pregunta. "Ni idea," contestó. ―¿puedes leer sus mentes?‖ Jenna no lo creyó. De vez en cuando, si alguien trataba de ser oído, ella podría leer los pensamientos desde lejos. Pero usualmente tenía que estar a corta distancia de la persona. "Lo intentaré," dijo. Cerró sus ojos y visualizó a Carter, Tracey, y Martin. Nada le llegó. "No están tratando de contactarme," informó a Ken. "Ni a mí," dijo él. Jenna se asombró al oír eso, ya que sólo la gente muerta le hablaba a Ken. Ella se volvió para mirar a los demás en el aula. Emily aún tenía la mirada perdida, probablemente intentando lograr visiones, lo que era algo bueno, supuso Jenna. No quiso molestarla. Completamente del otro lado de la habitación en su silla de ruedas, Charles trataba de divertirse consigo mismo. Dos lápices, entablados en lo que

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parecía una pelea de espadas, no dirigidas por sus manos, los controlaba en el aire frente a él. Claramente Charles los movía con su mente. Él no se vio preocupado por los estudiantes desaparecidos. Eso tenía sentido, ya que Charles raras veces pensaba en alguien excepto en sí mismo - lo que era probablemente la razón de por qué no tenía amigos. Sara estaba haciendo lo que se supuso que debía estar haciendo. Ella tenía abierto su cuaderno en su escritorio y escribía meticulosamente. Jenna ni se molestó en leer su mente. Sara evitaba pensar en cualquier cosa interesante en caso se sintiera tentada a usar su don. Amanda se movía nerviosamente. Golpeteaba sus uñas en su escritorio, abría y cerraba su cuaderno, y golpeaba el piso ligeramente con un pie. Finalmente, se levantó y se acercó a Ken, la única persona en la clase que ella sentía estaba sobre su nivel social y por consiguiente con el que valía comunicarse. "Esto es espeluznante," declaró. "No es broma," contestó Jenna. Amanda le dio una mirada fulminante como quien dice "no te hablaba a ti". A Jenna no le importaba. Habiendo pasado el tiempo con Amanda cuando ocupaba el cuerpo de Tracey, ella sabía que era una masa de contradicciones – por dentro, ella era realmente algo decente. Pero su acto de chica promedio no estaba sólo en la superficie. Estaba bastante profundo, y algunas veces Amanda podría ser sinceramente repugnante. Aunque nunca para Ken. Incluso si él no estuviera involucrado más en los deportes, había sido un atleta total antes de su accidente, y eso obviamente valía mucho en el libro de Amanda. Jenna a menudo sospechaba que Amanda estaba enamorada de él. ―¿Qué piensas, Ken?‖ preguntó Amanda. "Algo está ocurriendo," respondió Ken. "Si estuviesen enfermos, estarían en la lista de ausentes. Sus padres deben estar preocupados." "Carter no tiene padres," señaló Amanda. "Y los padres de Tracey

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probablemente piensan que ella ha dejado de existir a propósito. Pero si los padres de Martin no saben dónde está él, van a enloquecer. Él solía vivir al otro lado de mi calle, y recuerdo a su madre siempre llamándole para que entrase aun si estuvo afuera jugando." Jenna no pudo resistirse. ―¿Así que Martin y tú jugaron juntos cuando eran niños"? Le preguntó pícaramente. ―¿Algo así como los mejores amigos?‖ Amanda ni siquiera se dignó a responderle. "Ken, ¿qué crees que deberíamos hacer?‖ "No sé," dijo Ken simplemente. Jenna tuvo una sugerencia. "Podríamos preguntarle a Emily quien va a desaparecer después." Se giró hacia Ken. "Emily predijo que Carter, Tracey y Martin desaparecerían". Las cejas de Ken se elevaron. ―¿Sí? Oye, Emily". Él alzó su voz. ―¡Emily!‖ Lentamente, Emily los miró. ―¿Sí?‖ "Ven aquí," dijo Amanda dijo autoritariamente. No recibas órdenes de ella, Emily, pensaba Jenna furiosamente. Pero Emily no adivinaba el pensamiento, y se veía tan aturdida, que probablemente recibiría órdenes de una ardilla. Ella caminó hacia Jenna, Ken, y Amanda. ―¿Qué está pasando?‖ Amanda exigió saber. Emily quedó estupefacta. ―¿Cómo lo sabría yo?‖ Ken habló más amablemente. ―¿Tuviste una premonición que esos tres desaparecerían?‖ Emily asintió con la cabeza. "Sí. Pero eso es todo lo que vi. Solo que ellos no estaban aquí.‖

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Amanda suspiró. ―¿Eso es todo? Oh, estupendo. Ves a la gente que falta gran cosa. Muy bien, ¿ese es tu don, Emily, y no sabes por qué se han ido o adónde se fueron o cualquier cosa?‖ Jenna se alegró de ver que Emily ahora estaba molestaba con la Señorita Soy-lo-que-Soy. "Lo siento si mi don no cumple con tus altos estándares de --Súper dotados, Amanda". Jenna dio unas palmadas de regocijo y Ken sonrió. Pero Amanda no estaba encantada. Su voz se elevó. "Sabes lo que creo, ¿Emily? Eres solo una presumida. Ni siquiera tienes premoniciones." ―Oh, sí lo hizo," anunció Jenna. Amanda ignoró eso. "Eres una gran estafadora, Emily". Emily se irguió. "No lo soy". Ahora la voz de Amanda se volvió chillona. ―¿No me digas? ¡Entonces dinos quién va a desaparecer después!‖ Ahora Jenna lo entendió. Amanda estaba nerviosa. Emily miró directamente en los ojos de Amanda. "Tú lo serás." Era todo lo que Jenna podía hacer para evitar darle palmaditas en la espalda a Emily felicitándola. Esto era exactamente lo que Amanda necesitaba oír - algo que la asuste. Ella merece ser aterrada. Y ella estaba aterrada – todos podían verlo. Estaba completamente pálida, y dada la cantidad de maquillaje que usaba, eso fue bastante dramático. Y sus pensamientos eran tan claros que Jenna estaba asombrada que todos no lo pudieran oír. Oh Dios mío oh Dios mío que es lo que voy a hacer, ayúdenme, quien sea, ayúdenme… Y luego Amanda corrió fuera de la habitación, se veía como si estuviera a

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punto de vomitar. "Eso no fue muy agradable, Emily," expresó Ken. "No pude evitarlo," respondió Emily. Giró y se volvió a sentar. "Funcionó bien para Amanda," añadió Jenna a Ken. "Ella puede ser bastante repugnante." Ken se encogió de hombros. Él estaba distraído por el nuevo juego de Charles, quien jugaba al otro lado de la habitación. Charles enviaba cosas a la papelera que estaba junto al escritorio de Madame. Primero, lanzó una hoja arrugada de papel. Voló fácilmente por el aire y aterrizó en la canasta. Después arrugó otra hoja de papel e hizo lo mismo. "Es increíble lo que el tipo hace con su mente," dijo Ken. Pero Jenna pensó que era desperdiciar un don realizar actividades estúpidas como esas. Cuando se aburrió, Charles miró alrededor por algo más interesante que lanzar. ―¡Charles, detenlo!‖ gritó Sara gritó cuando su bolso repentinamente dejo su lado y pasó rápidamente por el aire con rumbo a la papelera. ―¿Por qué Sara no lo detiene? Se preguntó Jenna. Ella supo el por qué, por supuesto. Porque Sara se rehusaba a usar su poder. Lo que Jenna realmente se preguntaba era por qué rechazaba usarlo. Al igual que con Ken, había algo misterioso sobre Sara. Ahora el bolso de Sara colgaba en el aire, cabeza abajo, y todo el contenido cayó rápidamente en la papelera. ―¡Charles!‖ gimió Sara. ―Es suficiente, Charles," replicó Ken, pero Charles lo ignoró. Jenna lo fulminó con la mirada, disgustada. "Eres tan idiota, Charles. No es extraño que no tengas ningún amigo."

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―¿Quién dice que no tengo amigos?‖ "Es muy evidente," replicó Jenna. "Siempre estás solo. Creo que eso habla por sí mismo." Afortunadamente para Sara, Madame regresó al aula entonces. Ella vio la bolsa de Sara caer en la papelera, y nadie tuvo que decirle lo que estaba ocurriendo. "Charles," dijo ella. Por un segundo, Charles fingió una mirada de inocencia. Luego, con indiferencia, él miró a la papelera. El bolso de Sara se elevó y volvió al escritorio de esta. Madame no le dijo nada a Charles. Ni siquiera lo amenazó con deméritos, como ella normalmente lo habría hecho. Jenna no intentó leer su mente - ella supo por experiencia que era imposible saber lo qué Madame pensaba. La campana sonó, y Madame ni siquiera mencionó la asignación que les había dado. ―Que tengan un buen día," expresó automáticamente cuando todos se levantaron y se dirigieron a la puerta. Pero como Jenna pasaba por el escritorio de Madame, ella pensó que oyó un comentario adicional de la maestra. Sonó como, "Tengan cuidado".

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Capítulo 4 Traducido por Giiovanna

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l día siguiente en la escuela, Emily encontró incluso un poco más difícil de lo usual concentrarse en sus clases. Se sentía un poco avergonzada de sí misma. Quizás más que un poco. Lo que le había dicho a Amanda —diciéndole que ella sería la próxima en desaparecer— no fue muy agradable. Sabía que Jenna estaba orgullosa de ella por tener las agallas para hablar a Amanda así, pero en realidad no fue una cosa que Emily haría. Ella no era del tipo de pelear horrible con horrible. Amanda se había asustado en realidad, Emily lo sabía. Probablemente había estado preocupada por eso toda la noche. Incluso quizás ella no viniera a la escuela hoy, estaba tan nerviosa. Pero si ella no estaba allí, no sería a causa de la predicción de Emily. Porque no era Amanda quien estaba pérdida en la más reciente visión de la clase de dotados. Ella había tenido la visión incluso antes de que Amanda la llamara en clases el día anterior. Vino justo después de que Madame dejara el salón para hacer las llamadas, vino sin ningún esfuerzo de su parte. Incluso ella no tuvo que forzar sus ojos para ver a través del vidrio -pasó automáticamente. La visión había sido más clara todavía. Ahí estaba la clase de dotados, al siguiente día—hoy. Estaba segura acerca de la fecha, porque ella podía ver en realidad el calendario que colgaba en la puerta. Eso fue peculiar—sus visiones no solían incluir detalles como esos. Ella fácilmente podía ver que Carter aún no estaba ahí, y tampoco Trace y Martin. Y había otra persona perdida. Sarah. Ella confesó a Jenna en el almuerzo. "No sé porque no advertí a Sarah. Tal vez no estaba segura de que fuera una predicción real. O tal vez supongo que no quise asustarla." Jenna sonrió. "Sí, asustar a Amanda es mucho más divertido." "Oh vamos, Em, cálmate. Fue bueno para Amanda. Ella tiene un poco de demasiada autoestima. Ella necesita que le bajen los humos."

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Emily buscó en las mesas de la cafetería. "No luce molesta hoy." Amanda estaba con sus usuales molestos amigos en su usual mesa. Nina estaba llorando, notó. Ella debe de acabar de enterarse que no había entrado en el equipo de porristas. Parecía que las otras chicas estaban consolándola. Sin embargo Amanda no. Estaba ocupada mirando sus uñas. ¡Ella no podía mostrar siquiera un poco de simpatía por su propia amiga! Tal vez Jenna tuviera razón. Amanda merecía un susto, aunque no durara mucho tiempo. Jenna estaba comiendo. "Sabes, estas comidas escolares no están mal, la manera en que tú y Tracey están siempre quejándose, pensé que estarían peores." "Hablando de Tracey," Emily dijo, "¿no estás siquiera un poco preocupada por ella?" "En realidad no. Porque todavía pienso que Tracey desapareció a propósito. Ya sabes cómo ha estado intentado por años permanecer invisible durante más tiempo." "¿Qué pasa con Carter y Martin?" "Bueno, Carter es un misterio, ¿verdad? Apareció de la nada, y ahora ha desaparecido. Yo solo no puedo estar demasiado asustada por él. Y Martin, está siempre quejándose de su casa y de cómo su mamá siempre está regañándolo. Probablemente escapó. En cualquier momento, lo encontrarán durmiendo en una estación de autobuses." "Así que aún no crees en mis predicciones." Jenna se encogió de hombros. "Lo dijiste tú misma—ellos están bastante jodidos." Emily no lo entendió. "Pero tú me apoyaste ayer frente de Ken y Amanda." "Soy tu amiga." Dijo Jenna con sarcasmo. "Siempre soy leal a mis amigos." Volvió a su puré de patatas. "¿Podrías pasarme la sal?" Emily no podía creer que Jenna pudiera estar tan despreocupada sobre todo esto. Ojalá pudiera leer la mente de su amiga. Tenía una sensación muy buena de que todo esto era un acto que Jenna estaba poniendo para mostrar lo fuerte que era.

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"¿Qué pasa con Sarah?" Jenna se encogió de hombros como si no le importara. "Vamos a esperar y ver si ella aparece en la clase." No lo hizo. Al segundo en que Emily entró en el salón 209, su corazón se hundió cuando vio el asiento vacío. Sarah siempre llegaba temprano. Madame, en su escritorio, también estaba mirando al asiento vacío de Sarah. Ken había llegado, entonces Amanda, después Charles. Jenna caminó despacio cuando sonó la campana. Cuando vio el asiento vacío de Sarah, se volvió hacia Emily. "Está bien, me retracto. Tienes un don." Madame habló bruscamente. "¿Qué quieres decir con eso Jenna?" Madame era una de las pocas personas que podían intimidar a Jenna, y Jenna prácticamente balbuceó. "Bueno, yo, uh, quería decir que, ya sabes, como Emily hace predicciones del futuro, y, ya sabes…" Madame la interrumpió. "¡Emily! ¿Sabías que Sarah podía desaparecer?" Emily se movió incómoda en su asiento. "Yo, yo tuve una especie de visión, pero no sabía si era real." Madame la miró fijamente. "¿Y los otros? Carter, Tracey, Martin— ¿habías tenido visiones de ellos?" De repente Emily se sintió terrible. Asintió con la cabeza. "¿Por qué no dijiste nada?" "Porque… Porque no me fiaba de ellas. Las visiones quiero decir. Mis predicciones siempre son tan confusas. ¡Son como trozos y piezas, como un rompecabezas, y no puedo ponerlas juntas para hacer una imagen real! Como si viera un terremoto, no sé cuándo o dónde va a pasar. O como si viera a alguien teniendo un accidente en gimnasia, pero no sé si estará en la siguiente competencia o después de eso." Cayó en la cuenta de que probablemente nunca había dicho tanto de una sola vez en la clase. Madame se veía triste. "Sé que tus premoniciones son confusas, Emily. Pero tú tienes un don. Debiste haberme hablado de esas visiones."

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No por primera vez, Emily deseó poder regresar su don a quien se lo dio. La decepción en el rostro de Madame… Emily no podía soportar ver a su maestra. Se sentía como si la hubiera decepcionado. Por no hablar de Carter y los otros estudiantes desaparecidos. La voz de Madame se volvió más suave. "Siempre hay un elemento de verdad en tus visiones, Emily. Tal vez no puedas entenderlas, pero tienen un significado. Tienes que aprender a interpretarlas, buscar pistas que puedan ayudarte a ponerlas en contexto. Tienes que averiguar lo importante y eliminar lo irrelevante." La cabeza de Emily dolía y sus ojos se humedecieron. "¿Puedes verlos, Emily?" Preguntó Madame. "Los estudiantes que faltan… ¿Puedes ver dónde están? ¿Hay algo viniendo a ti?" Emily sacudió la cabeza. "Veo el futuro, no el presente." susurró. "Concéntrate en el futuro de uno de ellos." instó Madame. "Carter. ¿Lo ves en el futuro?" Trató muy, muy fuerte, tan fuerte que su cabeza no estaba solo doliendo, le estaba zumbando. Algo empezó a suceder. Una imagen borrosa comenzó a formarse… En el dolor, se las arregló para decir "Lo veo, lo veo." "¿Dónde está?" Madame le preguntó. "Aquí. Él está aquí, en clase, en su asiento." "¿Y los otros?" Madame persistió. "¿Dónde están?" Su cabeza estaba a punto de explotar. Emily se echó a llorar. "No sé, no sé." Era vagamente consciente de Jenna a un lado de ella, Madame en el otro. A medida que era llevada fuera de la habitación, Madame dijo en voz baja. "Lo siento Emily, no debí presionarte así. Te enviaré a la enfermería y llamaré a tu madre. Jenna, ¿podrías ir con ella?" Poco tiempo después, Emily estaba acostada en una cama de la enfermería, y la enfermera de la escuela estaba llamando a su madre. Y no pasó mucho tiempo hasta que su madre apareció en la puerta.

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"La escuela me llamó. Cariño, ¿estás bien?" Llegó a la cama y puso una mano en su frente. Emily suavemente la hizo a un lado. "No tengo fiebre mamá." "Ella simplemente se molestó en clase." declaró Jenna. "Madame pensó que debía ir a casa." Su madre apretó sus labios. "¿Qué clase? ¿La clase de locos?" "¡Mamá!" Emily dio a Jenna una mirada de disculpa. "Está bien." Murmuró Jenna. "Será mejor que regrese." La madre de Emily ni siquiera se molestó en darle las gracias por ayudar a Emily. Ella estaba más que molesta. "Te sacaré de esa clase." Declaró ella en el coche camino a casa. "No te está haciendo ningún bien en absoluto—solo está empeorando las cosas. Ahora, solo cierra tus ojos y relájate. Te daré una aspirina cuando lleguemos a casa" Emily estaba agradecida de estar sola. Tenía mucho que pensar. Había tratado decirle a Madame sobre sus visiones, y debería de haberlo intentado otra vez. Pero Madame solo seguía diciéndole que necesitaba interpretarlas, estudiarlas, y nunca le dijo a Emily como. ¿Era estúpida? ¿O perezosa? Ahora estaba empezando a sentir como si hubiese recibido un don que no se merecía. Carter, Tracey, Martin y Sarah… Con su don, podría haber sido capaz de detener las desapariciones. Si tan solo trabajara más duro, si tan solo supiera que querían decir sus visiones… Ahora le dolía la cabeza otra vez, pero se alegró. Se merecía el dolor. Nunca se había sentido tan culpable en su vida. En casa, se tomó las pastillas que su madre le había traído, a pesar de que sabía que no serviría de nada. Pero le ayudó a relajarse un poco, y tal vez fue por eso que la visión apareció. Se vio a sí misma en la oscuridad de la noche, en la esquina de una calle. Podía leer los nombres en el indicador —Calle Maple y Avenida Stewart. Llevaba unos vaqueros, una camiseta verde y un jersey marrón. Ella estaba sola. Un carro se detuvo. Sin luces de la calle, no podía ver de qué color era, pero sabía que era un coche normal, nada fantástico o inusual. Había una

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mujer en el asiento del conductor y un hombre sentado a su lado. El cabello de la mujer era rubio—debía de ser un rubio muy claro porque Emily podía verlo en la oscuridad. Uno de ellos dijo algo. Ella no pudo escuchar las palabras, pero la Emily en su visión se metió al carro. Y entonces la visión se desvaneció. Emily se sentó. Que bizarro, pensó. Conocía la Avenida Stewart, estaba al otro lado de la ciudad, en un distrito financiero que estaba ocupado de día, vacío por la noche. ¿Qué posible razón podría ella tener para ir ahí? ¿Y por qué iba a subir a un coche con extraños? Durante el tiempo que podía recordar, su madre le había advertido que nunca hablara con extraños, y mucho menos subir a un automóvil con ellos. Era algo incorrecto a hacer. ¿Qué no todos los padres advertían de esto a sus hijos? Cualquiera con medio cerebro sabía cuan peligroso hablar con extraños podría ser. Estaba totalmente fuera de lugar para ella incluso soñando despierta hacer algo estúpido como eso. Tomó el libro de su mesa de noche que había estado leyendo y lo abrió. Era un buen libro, un misterio, y esperaba leer unas cuantas páginas cada noche antes de ir a la cama. Pero no pudo concentrarse en él. Se levantó y se fue a la sala de estar. Su madre estaba viendo la televisión. Estaba feliz de ver a Emily. "¿Te sientes mejor cariño? ¿Quieres algo de comer?" Emily sacudió la cabeza. "No tengo hambre mamá. Pero no estoy enferma." Agregó a toda prisa. "¿Qué tal si te caliento los macarrones con queso que sobraron?" preguntó su madre esperanzada. Ella sabía que si mostraba un poco de entusiasmo con los macarrones con queso, su madre se sentiría mucho mejor. "Ok, eso estaría genial." Pronto ella y su madre estaban acurrucadas en el sofá con platos de macarrones con queso. Encontraron un maratón de un ‗Fashion Makeover reality show‘2* en la televisión.

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Programa en el que hacen cambios de looks a varias mujeres de la vida real.

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A Emily le gustaban ese tipo de programas. Le gustaba ver a patitos feos convirtiéndose en cisnes con la ropa y maquillaje adecuados. Pero no importaba cuan entretenidos era los episodios, su mente seguía volviendo a su última extraña visión. Maple y Stewart. ¿Cuándo se encontraría ella en la esquina de Maple y Stewart? ¿Y por qué? Cerca de las diez treinta, tanto ella como su madre estaban bostezando y el maratón había terminado. Su madre hizo algo que no había hecho en años— siguió a Emily hasta su recamara y entró con ella. "Sé que te sentirás mejor en la mañana," anunció besando a Emily en la frente. "Y voy a llamar a tu Director. No tendrás que ir a esa clase de dotados ya." Emily no podía argumentar. "Buenas noches mamá." Una vez que su madre se fue, se dio cuenta de que en realidad no tenía sueño en absoluto. Ella solo se sentó ahí, reflexionando sobre los acontecimientos de la semana pasada. Pero ahí en la esquina de su mente, seguía volviendo a la visión de antes. Maple y Stewart, Maple y Stewart… Renunció a intentar dormir, salió de su cama y fue a su escritorio. Madame estaba siempre diciéndole que tenía que interpretar sus visiones, buscar detalles y ver pistas. Por lo que una vez que su computadora había calentado, escribió "Maple y Stewart" en el cuadro de búsqueda del navegador de Internet. Había una vieja película protagonizada por actores llamados Alicia Maple y Del Stewart, y una tienda llamada Maple y Stewart que vendía suministros de fontanería. Había un bufete llamada Maple, Stewart y Jones, y un servicio de mapas que ofrecía direcciones a la esquina de Maple y Stewart. Hizo clic en esa, pero no le dijo nada que no supiera ya. No había pistas aquí. Maple y Stewart… Se dio cuenta de que la intersección no estaba muy lejos de donde Jenna vivió en ese proyecto de viviendas. Tal vez Jenna supiera algo inusual sobre esa esquina. Miró el reloj. Eran pasadas las once, demasiado tarde para llamar. Sin embargo, existía la posibilidad de que Jenna estuviera en su computadora hasta tarde. Emily podría enviar un mensaje instantáneo. Fue a su correo electrónico, donde Jenna estaba agregada como amigo de mensajería instantánea, pero ella no estaba online.

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Se dio cuenta de algo más, una notificación de que tenía un nuevo e-mail. Hizo clic en ella. Hola Emily, soy yo, Tracey. Lo siento mucho—ellos me hicieron enviar esto. Dijeron que nos harían daño si no lo hacía. ¿Podrías ir a la esquina de Maple y Stewart hoy a la medianoche y esperar ahí? Alguien te recogerá. Tracey Y entonces alguien había añadido un par de línea más abajo. Si quieres encontrar a tus compañeros, estarás ahí. Y encontrarse a ella misma en el mismo peligro que sus compañeros probablemente estaban. Pero era su culpa que sus compañeros estuvieran en peligro. Sabía lo que tenía que hacer. En la penumbra, se vistió con la misma ropa que había estado usando en su visón: pantalones vaqueros y una camiseta verde. El suéter marrón estaba colgado detrás de la silla. Lanzó un par de cosas en su mochila—su estuche de lentes de contacto, una muda de ropa interior, su cepillo de dientes. Y se puso de nuevo su reloj. Escribió una nota y la colocó sobre su cama. Luego salió de su habitación, mirando ansiosamente hacia la puerta medio cerrada del cuarto de su madre. Se dio cuenta con alivio que no había luz dentro—su madre no estaba leyendo. A pesar de ello, se movió silenciosamente. Su madre tenía el sueño ligero. Una vez fuera, se debatió por tomar su bicicleta, que estaba en el garaje del edificio. Pero tenía un montón de tiempo para llegar allí antes de la medianoche, así que fue a pie. Le tomó cuarenta y cinco minutos para llegar a la esquina de Maple y Stewart. No había luces, ni sonidos, el área estaba desierta, al igual que en su visión. Hacía un poco de frío—tal vez debería haber usado una chaqueta. Pero no estaba usando una chaqueta en la visión. Ella esperó. Curiosamente no se sentía nerviosa. De hecho estaba inusualmente tranquila. Miró su reloj. Era más de medianoche. Escuchó algo y miró abajo en la calle. A lo lejos, podía ver un coche que venía. No iba muy rápido. No podía distinguir el color del coche, pero parecía bastante normal. Avanzaba lentamente mientras se acercaba a su esquina y se detuvo. Había una mujer de pelo rubio en el asiento del conductor y un

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hombre junto a ella. Las sombras oscurecían sus rostros, pero el cabello rubio platino de la mujer era demasiado brillante para ignorar. La mujer habló con bastante calma pero con firmeza. "Entra Emily." Ella lo hizo. Porque sabía que en esta situación en particular era lo correcto.

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Capítulo 5 Traducido por Crystal

J

enna estaba ansiosa por hablar con Ken, y cuando lo detectó en los escalones que conducían a la entrada de la escuela se apuró hacia él. Pero cuando miró el pie de las escaleras, se detuvo. Podía ver con quien estaba. Y no había forma de que pudiera hablar con Ken ahora. Estaba con un par de deportistas, y no solo unos ordinarios atletas. Ellos eran estrellas—incluso Jenna, que no era fan de los deportes, los reconoció como los Co-capitanes del equipo de baloncesto de Meadowbrook. Había sido forzada a ir a las asambleas donde esos chicos eran introducidos y animados, junto con los capitanes de fútbol americano, fútbol y beisbol. Jenna tenía una opinión muy firme acerca de los deportistas—por lo que a ella le interesaba, eran todos estúpidos y aburridos. Emily y Tracey le habían dicho que este era un estereotipo y no podía ser posible de cada atleta en el mundo, pero Jenna se aferró firmemente a sus creencias. No había ninguna manera de que ella quisiera que esos chicos escucharan las noticias que tenía para Ken. No podía entender porque Ken andaba con chicos como esos, incluso pensaba que el propio Ken había sido un deportista mayor una vez, antes de que ella viniera a Meadowbrook. Emily le había dicho que había sido capitán del equipo de fútbol, y había sido lesionado en un mal accidente. De hecho, de acuerdo con Emily, fue justo después del accidente que el desarrolló su don. Y Ken estaba bien—no aburrido y definitivamente no estúpido. Así que tal vez su actitud hacia los atletas era realmente un estereotipo. Aun así sus noticias eran privadas y personales y solo para oídos de Ken. Pero se estaba acercando el momento en que todos tenían que entrar al edificio. Ken estaría fuera para su primera clase, y perdería su oportunidad de hablar con él. Así que poco a poco subió los escalones y bordeó hacia los chicos. De alguna manera tenía que alejar a Ken de esos tipos. Estaba suficientemente cerca para escuchar a Ken ahora. Sonaba como que estaba felicitando a los otros dos.

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―Fue un increíble juego el de la noche pasada.‖ ―Increíble,‖ dijo uno de los chicos, e inclinó la cabeza hacia el chico más alto. ―Cuando Mike tiró esa primera canasta, estaba totalmente anonadado. Parecía un mal tiro para mí.‖ ―Era un mal tiro,‖ admitió Mike. ―Estaba tan sorprendido como todos los demás cuando se desprendió de la red.‖ ―Fuiste muy afortunado,‖ Ken remarcó. ―Yeah‖ Mike concordó. ―Y estuve suertudo toda la noche. No me perdí ningún tiro.‖ ―No puede ser solo suerte,‖ dijo el otro chico. ―Estuviste fantástico en el juego del lunes, también.‖ ―Lo sé,‖ dijo Mike, pero arrugó la frente. ―No sé qué pasó. No había sido así de bueno en toda la temporada.‖ ―No bromeas,‖ dijo el otro chico. ―Has sido un desastre. No creo que hayas marcado ni media docena de puntos antes del lunes.‖ Se volvió a Ken ―Tenías que haber escuchado como el entrenador le había estado berreando.‖ ―Así que así es como estas yendo,‖ comentó Ken. ―Supongo,‖ dijo Mike, pero no sonaba muy seguro de sí mismo ―Oye, Ken… ¿Conoces a ese chico de la silla de ruedas?‖ ―¿Charles Temple? Si, ¿Qué pasa con él?‖ ―Estaba en el juego de anoche.‖ ―¿Y qué?‖ preguntó el otro chico. ―Estaba en el juego del lunes, también. Me di cuenta por la silla de ruedas—no pudo ir arriba en las gradas. Estaba en el piso, justo en el borde de la cancha.‖ Ken hizo eco del otro chico ―¿Y qué?‖ Mike se veía distinguiblemente incómodo. ―No lo sé. Nunca lo había visto en el juego antes. Y seguía dándome miradas raras. Hay algo escalofriante sobre él.‖

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Ahora Ken lucía incómodo ―¿Escalofriante?‖ ―Si… ¿Sabes algo de él?‖ ―No‖ Ken se dio cuenta de Jenna en el escalón de abajo. ―Uh, tengo que hablar con esa chica. Los veo.‖ Ken se apresuró por las escaleras y se unió a Jenna ―¿Escuchaste a esos chicos? Dios, odio cuando la gente me pregunta sobre el grupo dotado.‖ Jenna tenía cosas más importantes en mente. ―Escucha, algo ha pasado. Emily se fue.‖ La miró en blanco ―¿Ido a dónde?‖ Sus ojos se ampliaron ―Quieres decir, ¿qué ha desapareció como los otros?‖ ―No exactamente. Le dejó una nota a su madre, así que ella no solo despareció—ella sabía que se estaba yendo. Su madre me llamó esta mañana. Estaba completamente histérica‖ ―¿La nota decía a donde había ido?‖ Jenna sacudió su cabeza ―Solo algo sobre que tenía que encontrar a sus amigos y que no se preocupara por ella.‖ ―¿Pero cómo sabría ella dónde buscarlos?‖ ―No lo sé. Tal vez ella tuvo una visión. Tenemos que encontrar a Madame y decirle.‖ Eso pasaba a ser innecesario. Una vez afuera del edificio, fueron testigos de una conmoción justo afuera de la oficina del director. Madame estaba calmada, con un tono mesurado que podía ser escuchado, pero la voz de la enojada mamá de Emily era más fuerte. ―¿Cómo pudieron dejar qué esto pasara?‖ lloró. ―Gente joven empieza a desaparecer de una clase particular ¿y los papás no son notificados?‖ Madame replicó. ―Los padres de los estudiantes desaparecidos fueron notificados inmediatamente, Señora Sanders.‖ La madre de Emily no estaba satisfecha con esto. ―¿Y qué acerca de los padres de los otros estudiantes? Si hubiera sabido acerca de lo que pasaba en la llamada clase de dotados, ¡Hubiera prevenido la desaparición de mi hija!‖

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Otros chicos eran atraídos por el ruido y se estaban reuniendo alrededor. El director, el señor Jackson, lucía nervioso. Introdujo a las dos mujeres en su oficina y cerró la puerta. Para el momento en que el timbre sonó para ir a clases, palabras de todos los estudiantes desaparecidos se habían esparcido por la escuela. Los compañeros de aula que sabían que Jenna estaba en la clase de dotados le dieron miradas difíciles, como que medio esperaban que ella desapareciera antes sus propios ojos. Jenna no se preocupaba por eso—con su maquillaje gótico, ropas negras, y actitud de chica dura, estaba acostumbrada a ser mirada. Pero se preocupaba por sus amigas, Tracey y Emily, y estaba preocupada incluso por los compañeros a los que no era muy cercana. Miró avanzar la clase y la oportunidad de hablar con Madame y los estudiantes que quedaban acerca de que podían hacer. No tuvo que esperar a la clase. Antes de que la clase acabara, la profesora recibió una nota e hizo señas a Jenna. ―Ve inmediatamente al salón 209.‖ Le dijo la profesora. Cuando Jenna llegó, Amanda era la única de los dotados que estaba ahí. ―¿Sabes por qué nos estamos reuniendo?‖ Jenna le preguntó. Amanda se encogió de hombros. ―¿Es acerca de Emily?‖ Amanda solo se encogió de hombros otra vez. Jenna contempló a su curiosidad. ―¿Siquiera has escuchado sobre Emily?‖ ―No.‖ ―Está desaparecida. Creo que fue a buscar a los otros estudiantes.‖ ―¿Qué otros estudiantes?‖ ―¡Los que desaparecieron de nuestra clase!‖ Amanda asintió ―Está bien,‖ dijo. Amanda se levantó de su asiento empezó a ir hacia la puerta. Jenna la bloqueó. No esperaba que Amanda tuviera una profunda consternación sobre esto, pero no tener una reacción en absoluto la sorprendió.

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―¡Amanda! Vamos, tenemos que hablar sobre esto, tenemos que hacer algo.‖ Amanda la miró en blanco ―¿Por qué?‖ Ahora Jenna estaba en shock. Ninguno de los amigos de Amanda podía escucharlas, así que no había ninguna razón para que se pusiera en ese acto. Y sabía que Amanda tenía algunas cualidades decentes, algunos sentimientos reales. Esta total falta de interés era muy, muy extraña. Amenos…a menos que… ―Eres la otra Amanda,‖ declaró Jenna, su corazón se hundió. La Amanda real hubiera golpeado a Jenna y la hubiera llamado loca. Esta Amanda solo la miraba en blanco. Jenna suspiró ―Siéntate, Amanda.‖ La otra Amanda obedeció. No tenía ningún objeto en tratar de hablarle a esto lo que quiera que fuera, esta cosa que se veía como Amanda, hablaba como Amanda, se movía como Amanda—pero no era Amanda, solo una concha robótica de la chica real. Oh, ¡qué momento tan oportuno para que Amanda se escabullera de repente en un cuerpo! Ella podría no tener la mejor personalidad, pero al menos era lista. Lo que era probablemente por qué ella había robado un cuerpo. Ella debía haber creído la predicción de Emily. Lo que claramente no era cierto, desde que el cuerpo de Amanda estaba aquí. ¿Pero dónde estaba la Amanda real? Así que solo estaba ella misma, Ken, y Charles para trabajar con Madame en esta situación. Ken fue el siguiente en llegar. ―Acabo de ver a Madame,‖ dijo él. ―Va a tardar un poco. La policía está aquí, y tiene que hablar con ellos.‖ Jenna sacudió su cabeza. ―No creo que la policía vaya a ser de mucha ayuda. Tú sabes que esos no eran secuestradores normales. No habrá pedidos de rescate o algo así.‖ ―Tienes razón.‖ Ken se volvió hacia Amanda ―Hola, Amanda. ¿Tienes alguna teoría sobre eso?‖

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―¿Sobre qué?‖ ―¡Los estudiantes perdidos! Jenna y yo solo estábamos diciendo que no creemos que hayan sido secuestradores ordinarios.‖ La otra Amanda abrió su bolso y sacó un neceser3. Puso un pequeño espejo en su escritorio y empezó a aplicarse mascara a sus pestañas. ―¡Amanda!‖ dijo Ken otra vez. ―¿Tienes alguna idea?‖ ―No,‖ contestó y siguió poniéndose maquillaje. ―No te molestes con ella.‖ Jenna le informó ―No es Amanda.‖ Ken entendió lo que quería decir y graznó. ―Oh, no.‖ Madame llegó. A pesar de los eventos de la mañana, parecía tranquila, aunque Jenna detectó un brillo oscuro en los ojos de la maestra. Ella no desperdició tiempo en un discurso de apertura. ―Tenemos una situación,‖ dijo abruptamente. ―Y tenemos que trabajar todos juntos.‖ Paró. ―¿Dónde está Charles?‖ Como en el momento justo, la puerta se abrió y Charles se rodó adentro. ―Disculpen la tardanza,‖ dijo casualmente. ―Estaba con mis amigos.‖ ―¿Qué amigos?‖ Ken murmuró. ―¿Podría tener la atención de todos?” demandó Madame. ―¿Amanda?‖ ―Ella no es Amanda, Madame,‖ le dijo Jenna. La profesora suspiró y cerró los ojos por un momento como si estuviera tratando de absorber las malas noticias. ―Muy bien, inmediatamente?!‖

gracias,

Jenna.

Charles,

¡¿Podrías

parar

eso

Jenna se dio cuenta de que los clips en la bandeja del escritorio de Madame estaban saltando y cayendo en la taza que tenía lápices y bolígrafos. Pero Madame habló más fuerte de lo normal, y Charles se detuvo. Madame continuó en el mismo tono. ―¡No podemos permitirnos no tomarnos esto en serio, gente! No creo que Tracey esté invisible o Martin solo 3

Neceser: estuche pequeño que sirve para guardar artículos de higiene o belleza.

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haya huido de casa. Alguien—alguna organización –está causando que miembros de nuestra clase desaparezcan, y eso tiene algo que ver con lo que ustedes son. Tenemos que averiguar quién está detrás de esto y porque.‖ ―¿Cree que están en peligro?‖ Ken preguntó a la profesora. ―Es muy posible, pero no en la forma que tú crees. No creo que vayan a ser físicamente dañados. Pero creo que pueden ser usados.‖ Jenna sabía que quería decir. Era el miedo más grande que Madame tenía sobre ellos—que sus dones podían ser usados por gente con malas intenciones. No confíes en nadie—ese era su mantra. Pero el siguiente comentario de Madame la sorprendió. ―Debo decir, sin embargo, que me siento un poco mejor sabiendo que Emily salió en busca de ellos.‖ La boca de Jenna se abrió ―¿Por qué?‖ ―Porque en una situación como esta, creo que ella es nuestra mejor esperanza,‖ dijo Madame simplemente. Jenna no podía creer lo que estaba escuchando. Emily, ¿su mejor esperanza? Emily, ¿con sus malas predicciones? Emily, ¿la que tenía el don más débil de todos? Si Emily era su mejor opción, pensó Jenna, estaban en más problemas de los que había imaginado.

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Capítulo 6 Traducido por Crystal

C

uando se despertó, Emily no tenía ni idea de donde estaba— geográficamente hablando. Podía decir que estaba en una cama, y eso era todo.

Inmediatamente después de que entró en el asiento trasero del carro, el hombre en el asiento del pasajero se dio la vuelta, se inclinó hacia ella, y puso un antifaz sobre sus ojos. Él hizo esto amablemente, casi excusándose, pero aun así había sido un momento aterrador, Emily empezó a tener pánico. ―No luches, Emily. No hay nada que puedas hacer.‖ ―¿Qué está pasando?‖ preguntó Emily, sin mucha esperanza de conseguir una respuesta. ―Lo sabrás cuando sea el momento indicado,‖ dijo la mujer. El hombre habló en un tono más amable ―Aquí hay algo para beber.‖ Sintió una botella siendo puesta en su mano. Luego escuchó un suave sonido zumbante. Buscando, sintió un panel de vidrio que ahora la separaba de la gente en el asiento de enfrente, como en una limusina. No sería capaz de escuchar nada de lo que se decían unos a otros. Había un beneficio del silencio y la oscuridad. Era más fácil concentrarse y mirar el futuro. Tomó un trago de la botella y casi inmediatamente quiso golpearse a ella misma. ¿Cómo puedo ser tan estúpida? se preguntó cuándo una somnolencia se barrió sobre ella. Ahora, despierta, se sentó en la cama. No había nada cubriendo sus ojos, pero la habitación estaba medio oscura. Podía sentir una mesa a un lado de su cama y algo que podría ser una lámpara sobre ella. Por tacto, localizó un botón y lo apretó. Luz fluyó por la habitación. No había mucho que ver sin embargo. Era una habitación plana, con delgados muros azules. Había algo en una pared

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con la forma de una ventana, pero estaba completamente cubierta por postigos de metal. Una cómoda blanca estaba contra el muro. Había dos camas en el cuarto, pero las dos vacías. Estaban deshechas y lucía como si hubieran dormido en ellas recientemente. La puerta empezó a abrirse y Emily se puso rígida. ―Buenos días.‖ Emily dejó salir el respiro que había estado conteniendo. ―Tracey.‖ Tracey entró y se sentó en el pié de la cama de Emily. ―¿Cómo te sientes?‖ ―Un poco mareada,‖ admitió Emily. Tracey asintió. ―Ellos te dieron algo para hacerte salir de combate.‖ ―¿Dónde estamos?‖ ―No lo sé,‖ contestó Tracey. ―En algún tipo de casa, pero no se la dirección. Y todas las ventanas están bloqueadas.‖ ―¿Cómo te trajeron aquí?‖ ―Me agarraron dentro del baño de las chicas en la escuela y pusieron una toalla mojada en mi cara. Debió tener algo que me dejó noqueada. Debieron ponerme en un carro y traerme aquí. Me desperté en este cuarto.‖ ―¿Un hombre y una mujer con cabello rubio?‖ Tracey sacudió su cabeza ―Había dos hombres, y la mujer era pelirroja.‖ Así que eran al menos cuatro de ellos, pensó Emily. ―¿Quiénes son?‖ ―No lo sé.‖ ―¿Qué quieren de nosotros?‖ ―No se eso tampoco.‖ ―¡Tracey!‖ Emily exclamó con frustración ―Has estado aquí tres días. ¿No has aprendido nada?‖ Ella sacudió su cabeza. ―Nada. Me las arreglé para ir invisible la primera noche y mirar el lugar. Pero no pude encontrar ninguna pista. Hay un piso

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sobre nosotras, pero la puerta en la cima de las escaleras está bloqueada. Supongo que ahí es donde están ellos.‖ Un crujido encima de ella lo confirmó. Había alguien ahí arriba. ―Creo que sabían acerca de mi don,‖ dijo Tracey ―Incluso cuando soy invisible, se susurran unos a otros y no puedo escuchar una palabra de lo que dicen.‖ ―¿Intentaste preguntarles que querían?‖ ―Por supuesto que les pregunté,‖ dijo Tracey. ―Ellos solo siguen diciendo que tengo que ser paciente. Tal vez están esperando a tener a todos nosotros para explicarnos que quieren.‖ Esbozó una poco entusiasta sonrisa. ―No te ofendas, pero estaba esperando que la próxima capturada fuera Jenna. Al menos ella habría sido capaz de leer sus mentes y saber qué es lo que quieren.‖ ―No puedo creer que estés tan calmada sobre esto,‖ Emily se maravilló. Tracey se encogió de hombros. ―Alguien tiene que ser tranquilo. Sin contar a Carter, claro. El solo es como si estuviera de vuelta en la escuela. El hace lo que le dicen, y el resto del tiempo el mira hacia el espacio. Martin lloriquea y se queja. Sarah luce totalmente asustada y apenas habla. Creo que tal vez está en shock.‖ ―Puedo contar con eso,‖ dijo Emily con sentimiento. ―¿Ellos saben sobre todos nuestros dones?‖ ―¡No lo sé!‖ Tracey respondió por enésima vez. Luego miró con tristeza a Emily. ―Siento haberte arrastrado en esto. Ellos me hicieron escribirte ese mensaje.‖ ―No me importó. Quería ayudarlos a todos ustedes. Me sentí mal de no haber visto lo que iba a pasar a tiempo. Pude haberte advertido.‖ ―No seas boba. No podías haberlos detenido‖ El estómago de Emily retumbó ruidosamente. ―Tienes hambre,‖ declaró Tracey. ―Vístete e iremos a desayunar. Tengo que decir, que están ocupándose muy bien de nosotros aquí. La comida está bien, y hay un montón de entretenimiento.‖

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―Aun así es prisión,‖ Emily le recordó mientras se ponía unos pantalones y una camisa que estaban sobre la cama. ―Bueno, al menos es una lujosa,‖ dijo Tracey. ―Hay Dvd, un Xbox, juegos…‖ Siguió exaltando las virtudes de su cárcel cuando Emily la siguió fuera de la habitación. Emily no se engañaba por el animado tono de Tracey. Esto era algo que Tracey hacía—tomaba la carga y trataba de mantener sus espíritus arriba. Claramente esto no estaba funcionando con Martin. Entrando a lo que parecía un comedor, lo encontraron enfurruñado en su asiento, mirando su plato de comida tristemente. ―Me gustan mis huevos estrellados,‖ se quejó Martin. ―Cállate y come,‖ le ordenó Tracey. ―Huevos revueltos son igual de buenos. Y mira ese crujiente bacón.‖ Carter comió sin parar, pero la expresión en su cara—o falta de ella—no daba indicación de si estaba o no disfrutando su comida. Sarah lucía justo como Tracey la había descrito –solo plana y asustada. Recordando el agua en el carro, Emily miró la comida con cautela. Pero Tracey había dicho que estaba bien, y ahí estaba Carter, sin mostrar algún tipo de efecto al comerla. Junto con los huevos y el bacón, había una tostada y jugo de naranja que lucía recién exprimido. Emily no creía que fuera capaz de comer, pero se sorprendió a sí misma. Tal vez era porque el lugar no parecía espantoso en absoluto. Excepto por la falta de ventanas, podrían estar en cualquier normal, ordinaria casa. Se sentaron alrededor de una gran mesa con cómodas, sillas a juego. Los platos estaban decorados con un patrón floral, similar a la vajilla de Emily en casa. Había tenedores, cuchillos, y cucharas reales, no de plástico. Disimuladamente Emily tocó la punta del cuchillo ligeramente. No, no era lo suficientemente afilado para cortar algo más duro que huevos. No es que ella tuvieras las agallas para apuñalar a un ser humano… Por lo que Emily recordaba de la noche anterior, ellos no se comportaban como chicos malos. La mujer no era amigable, pero no había sido terrible, y el hombre fue casi bueno.

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Estaba muy segura de que era el mismo hombre que había entrado al comedor en ese momento. Era delgado, un poco calvo, con la barba bien recortada y gafas de montura metálica en su nariz. Mientras se acercaba a la mesa, todos se congelaron y lo miraron. Puso un paquete de pañales en la mesa. ―¿Necesitan algo?‖ preguntó al grupo en general. ―Supuse que eran muy jóvenes para café.‖ Él no fue terrible en lo absoluto. De hecho, cuando miró alrededor de la mesa, se vio un poco incómodo, casi nervioso. Nadie dijo nada. ―Puedo hacer más tostadas si quieren,‖ ofreció. Cuando nadie pidió nada, dejó la habitación viéndose aliviado. Como continuó comiendo, Emily notó un miedo recorriendo la cara de Sarah. Tracey debió haberlo notado, también. Sentada junto a Sarah, se volteó hacia ella y puso un brazo sobre sus hombros. ―Todo va a estar bien,‖ dijo con dulzura. Sarah se estremeció y se encogió del brazo de Tracey ―Quítate.‖ Emily la miró curiosa. No conocía bien a Sarah en lo absoluto, pero siempre había sido buena en clase, nunca grosera. La situación claramente la estaba afectando. Solo esperaba que eso quisiera decir que Sarah usaría su don si fuera completamente necesario. Todos estaban terminando sus desayunos ahora. De nuevo Tracey se hizo cargo. ―¿Quién quiere ir a la sala y jugar Grand Theft Auto4?” Nadie saltó a la oportunidad, y no importó de todas formas, porque en ese momento los captores o secuestradores o lo que quiera que fueran entraron en el comedor. Estaba el chico que se estaba quedando calvo y otro chico con mucho cabello café rizado que era más bajo y gordo. Mientras el chico flaco aun lucía nervioso, el más bajo estaba sonriendo. No eran jóvenes pero no eran viejos. Emily supuso que eran de la edad de su mamá. Fue la mujer la que realmente llamó su atención. Por una cosa, era muy bonita, de aspecto glamuroso. Emily calculó su edad alrededor de los treinta, pero usaba un montón de maquillaje así que era difícil de decir. Ella usaba GTA: serie de videojuegos que consiste en una combinación de acción, aventura, conducción y modo de rol. 4

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unos elegantes jeans ajustados con botas y una camisa de lunares. Su largo cabello negro resplandecía con un resaltado azul oscuro, y usaba unos aretes de aros que lucían como oro real. Sus ojos eran azules, pero de un tono muy diferente a las rayas en su cabello. Eran tan pálidos que eran casi transparentes. Lo que era realmente fantástico era su expresión—o, para ser más exactos, su falta de expresión. Sus perfectamente esculpidos gestos estaban en blanco. Por un segundo, sus labios se estrecharon y se volvieron hacia arriba disimuladamente en los finales, pero nunca ni en un millón de años llamaría a eso una sonrisa. Si algo, la hizo estremecerse. ―Bienvenidos,‖ dijo, aunque no había nada de bienvenida en su plana voz. ―Espero que todos estén cómodos. Mi nombre es Clare.‖ Señaló al chico regordete. ―Este es Howard, y el hombre a mi otro lado es George.‖ George miró al piso y murmuró ―Hola.‖ Howard les sonrió ―¡Hola chicos!‖ Ahora estaba segura de que había sido George el hombre que había estado con ella en el asiento trasero. Pero no estaba segura de la mujer. La voz sonaba familiar, y podría haber estado usando una peluca. O el cabello rubio de anoche había sido una peluca. O el cabello rojo que Tracey vio…Oh, ¿Por qué estaba pensando en el cabello en un momento como este? Clare continuó. ―Sé que esto debe ser extraño para ustedes, y deben estarse preguntando qué está pasando. Bueno, ahora que están todos aquí, podemos explicarles.‖ Emily miró a Trace y supo que debía estar pensando lo mismo. Si el punto era secuestrar a todos los chicos dotados, no estaban todos aquí. La mujer debió ser una lectora de mentes. ―No traemos a todos sus compañeros, por cierto. Ustedes son los únicos que necesitamos ahora.‖ Tracey tomó la palabra. ―¿Por qué?‖ ―Por sus dones, por supuesto.‖ La extraña contracción del labio que debía ser su versión de una sonrisa apareció de nuevo brevemente. ―Todos ustedes son unos jóvenes excepcionales con muy especiales talentos. Tracey, tú te puedes hacer invisible. Martin, tú eres portador de una gran fuerza. Emily, tú

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tienes la capacidad de ver el futuro, y Sarah…Sarah, tú tienes el don más grande de todos. Tu puedes controlar a la gente.‖ Emily se estremeció. Sonaba tan importancia-del-hecho, ella podría estar hablando acerca de alguien que es excelente en matemáticas y alguien que puede tocar el piano. Tal vez este era por qué se veía más aterradora que el hombre. Había algo irreal acerca de ella. Tan asustada como estaba, Emily tenía que decir algo, y dijo la primera cosa que le vino a la mente. ―¿Y Carter? Él no tiene un don‖ Clare no parecía sorprendida, y solo miró a Carter, casi como si él fuera insignificante. ―Eso no importa. Tomamos a la gente que necesitamos‖ De nuevo, Emily estaba sorprendida por su osadía. ―¿La gente que necesitan para qué?‖ Los pálidos ojos azules descansaron sobre ella ―Ustedes van a ayudarnos a robar un banco.‖

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Capítulo 7 Traducido por Carolina

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sto resultó ser toda la información que íban a conseguir de momento. El grupo separado, con la promesa de Claire de que sabrían más a la hora del almuerzo. Emily siguió a los otros a lo que llamaban salón. Tracey no había estado exagerando cuando describió las diversiones disponibles en su prisión. La habitación era como un centro masivo de tecnología, con una gran tele de pantalla plana, videojuegos, ordenadores e iPods con auriculares para quien quisiera escuchar música. En una estantería había libros (las series para adolescentes más recientes), DVDs, juegos de tablero… de todo, al gusto de todos. Sarah inmediatamente se acurrucó en una silla acolchada con un iPod y unos auriculares, aislándose de todo el mundo. Martin fue a la estantería y estudió los nombres de los videojuegos. Emily estaba algo decepcionada. Robar un banco parecía tan… normal. Por supuesto, era un delito grave, pero había estado esperando algo más grande. Normalmente la gente no intentaba utilizar su don, lo que era algo bueno. Odiaba la idea de que alguien intentara manipularla. Una vez Tracey le había pedido que predijera el tiempo, cuando su familia se iba de vacaciones a la playa. Eso no era muy gordo. Pero una vez una profesora loca le había pedido que predijera el número ganador de la lotería de esa semana. Eso había dado bastante miedo. Ella se había negado, pero la profesora la había hipnotizado e intentó forzarla. ¿Pero cómo su don podría ayudar en este plan? ¿Querrían que predijera cuánto dinero había en el sótano de un banco en un día en concreto? Nunca se le habían dado muy bien las matemáticas.

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―Cualquier criminal puede robar un banco,‖ le murmuró a Tracey. ―¿Para qué nos necesitan?‖ ―Para hacerlo más fácil, quizás,‖ sugirió Tracey. Pero admitió que le sorprendía el objetivo. ―Pensé que su proyecto sería algo más grande.‖ Martin también estaba sorprendido. Cogiendo un videojuego, se unió a ellas. ―Yo no quiero robar bancos,‖ se quejó. ―Nosotras tampoco,‖ le aseguró Tracey. ―Preferiría hacer algo así.‖ Martin les enseñó la carátula de un videojuego. Emily leyó el título. ―Toxic Teen Avengers5. ¿Qué es?‖ ―Es un videojuego sobre niños con superpoderes que salvan el mundo.‖ ―¿Salvar el mundo de qué?‖ quiso saber Tracey. Cogió la caja y empezó a leer la descripción. ―De otros niños con superpoderes que quieren destruir el mundo,‖ contestó Martin. Emily no pudo evitar sonreír. ―¿De qué lado estás, Martin? ¿Los salvadores o los que destruyen?‖ ―¿Qué más da? Simplemente pienso que esto es mucho más interesante que robar bancos. Y también tenemos superpoderes. Podríamos ser como esos chicos. Tracey sacudió la cabeza. ―Creo que depende del tipo de superpoderes que tenga una persona, Martin. No podemos controlar el fuego, ni volar…‖ ―El don de Sarah es mejor que esos poderes,‖ dijo Martin. ―Pero Sarah no va a usar su don,‖ le recordó Emily. Aun así, en el fondo, se sentía consolada al saber que Sarah era capaz de hacer cosas 5

Toxic teen Avengers: nombre de un videojuego cuya traducción sería: Vengadores tóxicos Adolescentes.

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impresionantes. Se volvió hacia Tracey. ―¿No crees que si uno de nosotros estuviera en peligro, Sarah usaría sus poderes para ayudarnos?‖ ―Espero que lo haga,‖ empezó Tracey, pero no pudo seguir. Sarah soltó un gemido. ―Sarah, ¿estás bien?‖ preguntó Emily preocupada. Sarah no la oyó, ya que todavía llevaba los auriculares. Pero se miraba las manos, horrorizada. Emily y Tracey corrieron hacia ella. ―¿Qué pasa?‖ preguntó Tracey. Sarah se quitó los auriculares. ―Mira mis uñas,‖ se quejó. Emily las miró, pero las uñas de Sarah le parecían perfectamente normales. ―¿Qué les pasa?‖ ―¡Están todas mordidas! ¡Yo no me muerdo las uñas!‖ ―Estás nerviosa,‖ dijo Tracey, intentando tranquilizarla. ―Todos lo estamos. Probablemente ni te diste cuenta de que las estabas mordiendo.‖ A Emily le parecía raro que Sarah estuviera agonizando por sus uñas cuando todos estaban prisioneros. Nunca había visto a Emily particularmente vanidosa, pero por supuesto, no la conocía bien. ―A lo mejor esa Clare tiene una lima de uñas,‖ sugirió, pero ahora Sarah estaba mirando delante de ella, y sus ojos se ensancharon con miedo. ―¿Dónde está Carter?‖, preguntó en un susurro. Emily y Tracey miraron la habitación. Carter era tan tranquilo que la gente normalmente no se daba cuenta de que él estaba ahí. Pero definitivamente, no estaba en la habitación. ―¿En el baño?‖ sugirió Tracey. ―Creo que se ha ido,‖ dijo Sarah.

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―¿Dónde?‖ preguntó Emily. Ahora Sarah estaba temblando. ―Creo que… cuando les dijiste que no tiene ningún don… simplemente se ocuparon de él. Quiero decir, si no puede ayudarlos a robar bancos, ¿para qué les sirve? ―¿Crees que lo han vuelto a mandar a Meadowbrook?‖ preguntó Emily. ―Creo que lo mataron.‖ Sarah se ahogó con las palabras, y sus ojos se llenaron de lágrimas. Tracey se sentó en la silla acolchada y la rodeó con el brazo. ―Cálmate,‖ dijo suavemente. ―Esa gente no me parecían asesinos. Estoy segura de que Carter está bien.‖ Sarah apartó el brazo de Tracey. ―Me da igual lo que le hagan a Carter. ¡Estoy preocupada por mí!‖ ¡Sarah!‖ exclamó Emily. ―Shh,‖ siseó Sarah, y les hizo un gesto para que se acercaran. Miró a Martin para asegurarse de que no estaba escuchándolas, y susurró. ―Yo no soy Sarah.‖ Por un momento, Tracey y Emily estuvieron calladas. Entonces se miraron, y Emily estaba segura de que llegaron a la misma conclusión. Las siguientes palabras de la chica lo confirmaron: ―Soy Amanda.‖ Un pequeño gemido se escapó de los labios de Emily, y podía haber jurado que escuchó a Tracey murmurar algo más fuerte. ―¿Qué otra cosa podía hacer?‖ preguntó Amanda. Miró a Emily. ―Todo es tu culpa, ¿sabes?‖. Me dijiste que sería la siguiente en desaparecer, y te creí. Por eso me metí en el cuerpo de Sarah.‖ ―Un momento,‖ interrumpió Tracey. ―Pensaba que sólo podías hacer eso si te sentías mal por esa persona.‖

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Amanda asintió. ―Es verdad.‖ ―¿Cómo podría sentirte mal por Sarah?‖ quiso saber Emily. ―Es inteligente, es guapa, y no es una empollona ni nada de eso.‖ ―Tiene los pies muy grandes,‖ dijo Amanda. ―Y no tiene novio.‖ ―¿Eso era todo lo que necesitabas para sentirte mal por ella?‖ preguntó Tracey. ¿Qué tiene los pies grandes y no tiene novio?‖ Amanda asintió. ―Sí, es raro, ¿verdad? Supongo que mi don se está volviendo más fuerte. O quizá para mí es más fácil sentirme mal por cualquiera que no sea yo.‖ Tracey y Emily se miraron otra vez. ―Amanda, estas no son buenas noticias,‖ dijo Tracey severamente. ―Contábamos con el don de Sarah para sacarnos de aquí.‖ ―Nunca los utiliza de todas formas,‖ señaló Amanda. ―Sí, pero pensamos que si esto se volvía grave, se rendiría y nos ayudaría,‖ le dijo Emily. Miró a Amanda, pensativa. ―Por casualidad no tendrás el don de Sara, ¿no?‖ Amanda sacudió la cabeza. ―Lo intenté ayer en el desayuno. Intenté que escupieras el zumo.‖ ―Muchas gracias,‖ murmuró Emily. ―Bueno, como dije, estoy aquí por tu culpa. Y no puedo chasquear los dedos y volver a mi cuerpo, sabes que no es fácil. Es más difícil salir que entrar.‖ Miró a Tracey acusadoramente. ―¿Crees que me habría quedado en tu cuerpo tanto tiempo si pudiera haber salido antes? Todo el mundo sabe que tus predicciones no son buenas casi nunca. Si me hubiera quedado en mi propio cuerpo, estaría bien.‖ Emily ni siquiera se dio cuenta de que sonreía hasta que Amanda preguntó, ¿Qué es tan divertido?‖

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―Fue a Sarah a quien vi desapareciendo. Sólo lo dije porque me estabas molestando y quería asustarte.‖ Amanda frunció el ceño. ―Entonces tienes más culpa de la que pensaba. Y cuando los secuestradores descubran que no tengo ningún talento, se ocuparán de mí como hicieron con Carter.‖ Emily tenía la sensación de que sería apropiado disculparse, pero no pensó que hiciera que Amanda se sintiera mejor. Y Amanda estaba siendo tan Amanda que no se sentía muy mal por ella. Tracey habló. ―Amanda, cuando te metiste en mi cuerpo, después de un tiempo empezamos a establecer un vínculo entre nosotras o algo así.‖ Amanda-Sarah parecía horrorizada, así que Tracey lo arregló rápidamente. ―Vale, no como amigas, pero conseguiste hacer lo mismo que yo. Eras capaz de desaparecer, ¿te acuerdas? Así que a lo mejor te pasa lo mismo, y consigues los poderes de Sarah.‖ Se volvió hacia Emily. ―¿Puedes ver si eso va a pasar?‖. ―Lo intentaré,‖ dijo Emily. Se alejó de las dos chicas con los ojos entrecerrados, y dejó que todo se volviera borroso. Entonces se concentró en una imagen mental de Amanda. Lentamente, la imagen adquirió vida propia, y vio a Amanda-Sarah en un espacio grande donde había escritorios, un mostrador, gente esperando en fila, ¿podía ser un banco? Sí, y la misma Emily estaba ahí. Tracey también, y más personas que no podía ver muy bien. La persona que se parecía a Sarah estaba agitando las manos con preocupación. Parecía totalmente inútil. También asustada. Entonces, fue como si una cortina se cayera encima de la visión por un momento. Cuando se levantó y pudo ver la visión otra vez, la figura de Sarah estaba en un papel totalmente distinto. Estaba dominando, haciendo que la gente se moviera. Parecía confiada, como alguien con poder… La imagen se desvaneció, y abrió los ojos. Amanda-Sarah y Tracey la miraron expectante. ―¿Y bien?‖ preguntó Amanda. ―¿Conseguiré el don de Sarah?‖ ―No lo sé,‖ dijo Emily sin poder hacer nada. ―Tuve dos visiones totalmente distintas. En una de ellas tenías poder, y en la otra no.‖

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Los ojos de Tracey se ensancharon. ―¿Viste dos futuros distintos?‖ ―Supongo,‖ dijo Emily. ―Y no sé cuál es el que está bien. Nunca me había pasado.‖ ―De verdad no vales nada,‖ declaró Amanda, disgustada. ―Amanda, eso no es verdad,‖ dijo Tracey bruscamente. ―Simplemente Emily tiene un don más complicado que el nuestro.‖ Los ojos de Amanda se estrecharon. ―Espero que no sea demasiado difícil para nuestros secuestradores. O terminará como Carter.‖ Tragó. ―Y yo.‖ Sus ojos se llenaron de miedo otra vez. ―Cálmate,‖ pidió Tracey. ―Estamos en esto juntos, todos tenemos dones, y trabajaremos juntos para salir de esta.‖ Pero esta vez, no parecía muy segura de sí misma. Amanda no parecía muy convencida. ―Desapareciste ayer y no nos ayudaste,‖ dijo. ―Martin no puede activar su fuerza solo, tiene que pasar algo. Yo no puedo hacer nada siendo Sarah. Y Emily… bueno, ya hemos visto lo útil que va a ser.‖ Tracey no tenía nada con que contestarle, y Emily tampoco. En ese momento, estaba experimentando algo que nunca habría podido predecir. Estaba completamente de acuerdo con Amanda.

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Capítulo 8 Traducido por Lorien Giselle

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enna se sentó sola en la cafetería. Era extraño, de alguna manera. Antes de que ella conociera a Emily y Tracey, siempre se sentaba sola en la cafetería, y nunca le había molestado. Pero tal vez no era tan solitaria como ella pensaba. Ahora, extrañaba a sus amigos. Miro a su alrededor buscando a Ken, pero no lo vio. Ella vio a Charles, y se sorprendió al notar donde estaba sentado. Su silla de ruedas estaba aparcada en una de las mesas donde los deportistas se sentaron. Entre ellos estaban los jugadores de baloncesto con los que había hablado Ken esta mañana en las gradas. Pobre Charles, pensó Jenna. ¿De vedad cree que podría entrar en ese grupo exclusivo? Pero no le dio importancia a ese pensamiento. Tenía cosas más importantes en su mente. Aun no era hora de clase, pero decidió que estar sola en un salón vació era mejor que estar sola en una cafetería llena, así que se escabulló del almuerzo temprano. Podía pensar mejor sin todo ese ruido. Y necesitaba pensar, muy fuerte. Quería hacer otro intento de ponerse en contacto con Emily. Una vez antes, cuando Emily se había quedado atrapada en una sala de almacenamiento, Jenna había sido capaz de leer su mente desde la distancia y rescatarla. Por supuesto, Emily no había estado muy lejos esa vez. O tal vez el donde Jenna podía extenderse a distancias más largas. De todos modos, valió la pena el esfuerzo. Ella se concentró con determinación en el silencio del salón 209. Pero el esfuerzo fue inútil. Por mucho que lo intentara, no podía oír a Emily. O Sarah, Tracey, Martín o Carter. Se desplomo en su asiento y deseo que alguien entrara en el salón para distraerla de sus pensamientos.

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Alguien lo hizo, pero solo era Amanda—el robot—o lo que sea que se parecía a Amanda. La copia se fue a su asiento y sacó su neceser. Sin muchas esperanzas, Jenna trató de comunicarse. ―Hola, Amanda.‖ ―Amanda,‖ quitó los ojos de su reflejo. ―¿Qué?‖ ―No se te ocurre donde está la verdadera Amanda, ¿o sí?‖ La expresión en blanco de la cara de la falsa Amanda le dio a Jenna su respuesta. Ken entró después, seguido de Charles. Ken parecía desanimado. Charles estaba radiante. Jenna comenzó con Ken. ―¿Qué ocurre?‖ Ken frunció el ceño y se frotó la frente. ―Alguien me ha estado fastidiando.‖ Jenna sabía a qué se refería. De vez en cuando, personas muertas trataban de enviarlo en alguna misión. El problema de Ken era que él es esencialmente un buen chico, y odiaba decir que no. Así que tenía que responderles, diciéndoles que ―ahora no‖ o ―tal vez más tarde‖, pero seguía molestándolo. ―Solo hay que ponerse firme y dejarles en claro que no vas a hacer sus encargos del más allá,‖ aconsejo Jenna. ―Van a rendirse tarde o temprano.‖ Ken negó con la cabeza. ―Este es una madre. Y no creo que vaya a rendirse nunca.‖ Parpadeo. ―¿Qué es ese ruido? No creo que venga de dentro de mi cabeza‖. ―Es Charles‖, le dijo Jenna ―Él está silbando‖ Charles nunca había silbado antes en clase, y ambos se volvieron para mirarlo. ―Esa canción me suena un poco familiar,‖ dijo Jenna. ―No bromees,‖ respondió Ken. ―Es la canción de lucha de la escuela. ¿Nunca has ido a algún juego?‖ ―No.‖ ―Oye, Charles, ¿Qué pasa?‖ preguntó Ken. ―¿Estas atrayendo el espíritu escolar o algo así?‖

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―Solo estoy tratando de recordar la melodía,‖ dijo Charles alegremente. ―Voy a ir a un juego de baloncesto de esta tarde.‖ Ken suspiro. ―Charles si vas a inmiscuirte con los deportes, ¿Por qué no lo haces con los ganadores? Ve a los luchadores o a los futbolistas. Nuestro equipo de baloncesto apesta este año.‖ ―Ellos ganaron los dos juegos anteriores,‖ señalo Charles. ―Si, pero perdieron los diez anteriores, y perdieron a lo grande,‖ dijo Ken. ―Y solo Mike Brady encestó.‖ Charles dejó de sonreír. ―Esa es tu opinión. Apuesto que este año llegan a las finales.‖ Ken negó con la cabeza ―No, de ninguna manera. Ningún equipo puede llegar a las finales con sólo un buen delantero, Mike no puede lograrlo solo. Él no es ese gran jugador.‖ ―Entonces, ¿Por qué vas a todos los juegos?‖ Charles quiso saber. Ken se encogió de hombros. ―Ellos son mis amigos.‖ ―Si, bueno, son mis amigos también,‖ declaró Charles. Ken rodo los ojos con incredulidad. ―Estaba sentado con ellos hoy en el almuerzo,‖ le dijo Jenna. Ken sonrió, como si supusiera que estaba bromeando. ―Sí, claro. De todas formas, no esperes mucho de tus amigos hoy, Charles. ¿Con quién vamos a jugar? ¿St. Marks? Ellos tienen un equipo increíble. No han perdido esta temporada. Odio decirlo pero nuestros chicos están perdidos.‖ ―No hables así de mis amigos,‖ grito Charles. De repente, el gran diccionario que estaba en el escritorio de Madame se levantó y fue en dirección a la cabeza de Ken, moviéndose rápidamente. ―¡Charles!‖ Madame estaba en la puerta. ―Deja de hacer eso de una vez.‖ El libro se congelo en el aire. Entonces, a mitad de velocidad, regreso al escritorio de Madame.

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―No desperdicies tu don en una tontería,‖ dijo Madame cuando se fue hacia su escritorio. ―Eso va para todos ustedes. Sus dones pueden ser necesarios para propósitos más importantes.‖ ―¿Cómo cuál?‖ preguntó Charles. ―¿Charles, te has dado cuenta de que la mitad de la clase está desaparecida?‖ ―Oh, eso.― Madame miró airadamente a Charles y pareció apunto de sermonearlo cuando la puerta se abrió. Jenna jadeo cuando vio entrar a Carter Street en el salón. ―¡Carter!‖ Madame exclamo. ―¿Dónde has estado? ¿Estás bien?‖ Jenna casi se echó a reír. ¿De verdad Madame esperaba una respuesta? Carter nunca hablaba, y hoy no era la excepción. Sin mirar a nadie a los ojos se dirigió a su asiento habitual y se sentó. Madame lo estudió durante un minuto. Luego se volvió hacia Jenna. ―Jenna, lee su mente. A ver si puedes averiguar donde ha estado‖ Jenna tenía otro motivo para jadear. Madame nunca le había pedido que leyera la mente de alguien antes. De hecho, siempre le dijo a Jenna que se mantuviera al margen de la cabeza de otras personas. Ella había sido reprendida varias veces por invadir los pensamientos de sus compañeros. Pero había un estudiante en la clase cuya mente siempre había estado cerrada para ella. ―He tratado de leer su mente antes, Madame. No puedo averiguar nada‖ ―Trata de nuevo‖, le ordeno Madame. ―De acuerdo.‖ Miro al chico y se concentró. Era como había esperado, nada le fue revelado. Después de un momento, Madame le pregunto: ―¿te ayudaría estar más cerca de él?‖ ―Tal vez‖ dijo Jenna, sin mucha esperanza. Se levantó y tomó el asiento vació frente al de Carter. Movió la silla para poder quedar frente a él y lo miró a los ojos. Carter le devolvió la mirada. Trató de pensar en su don como unos

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rayos X, algo que pudiera ver a través de cualquier cosa. Y tal vez realmente podría penetrar en la mente de Carter. Pero todo lo que vio fue oscuridad total, un vació negro. No sabía si él bloqueaba su don intencionalmente o simplemente no había nada en su mente. ―Lo siento, Madame.‖ Ella comenzó a alejarse, pero algo en la cara de Carter le hizo mirarlo otra vez. ―Madame, sus ojos lucen graciosos. Como, llorosos. Como los míos cuando tengo un resfriado.‖ Madame se acercó y lo miró pensativa. ―Si, entiendo lo que quieres decir. Y está más pálido que de costumbre.‖ Se dio vuelta. ―Amanda, ¿acompañarías a Carter a la enfermería, por favor?‖ Obviamente programada para comportarse como Amanda, la falsa Amanda dejo escapar un suspiro desgarrador. Luego, con una expresión de resistencia, se levantó. ―Carter ve con Amanda,‖ dijo Madame. Y como siempre, Carter obedeció una orden directa. Ellos acababan de dejar el salón cuando Ken pronunció una palabra que era mal vista por los profesores de Meadowbrook. No era típico de él, y Madame parecía más preocupada que molesta. ―¿Ken? ¿Qué pasa?‖ Él se aferraba la cabeza con las dos manos. Jenna no tuvo que concentrarse para leer sus pensamientos. Ella pensó que todos eran capaces de oír los gritos que pasaban por la cabeza del pobre de Ken. Debes hablar con mi hijo. ¡Es urgente! Mi hijo está en problemas y necesita mi consejo. ―¡Déjame en paz!‖ declaró Ken. ¡Esto es importante! Escúchame. Debes comunicarte con él, ¡Ahora! ―¡No! ¡Fuera de mi cabeza!‖ Jenna saltó. Nunca había escuchado a Ken tan enojado. Jenna y Madame lo miraban con ansiedad. Pasaron unos segundos, y los ojos de Ken se ampliaron. ―Hey, creo que se ha ido.‖

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―¿Ves?‖ dijo Jenna. ―Te lo dije, solo tienes que ser duro con esa gente muerta.‖ Madame, sin embargo, todavía se veía preocupada. ―Ken… ¿Estás seguro que no has oído hablar de, de?…‖ Parecía que tenía problemas para decir las palabras, ―¿de los estudiantes desaparecidos?‖ Ken negó con la cabeza. ―No, Madame. Me gustaría escuchar a alguno de ellos. Solo espero que…‖ Su voz se desvaneció. ―Tu esperas ¿Qué?‖ le preguntó Madame. ―Solo espero no tener que hacerlo.‖ Al final del día escolar, el nivel de frustración de Jenna había alcanzado un máximo sin precedente. Fue patético—problemas de matemáticas, conjugar verbos en Español, y jugar voleibol en la clase de gimnasia, cuando sus amigos estaban desaparecidos y posiblemente en grave peligro. Y allí estaba ella sin hacer nada al respecto. Sus pensamientos volvieron a Carter. Él tenía que saber algo. Él era el único vínculo con los demás. Si ella no podía leer su mente, tal vez podría obtener información de alguna otra manera. De vuelta a los días en que andaba entre una multitud callejera basta ruda, conoció gente que atemorizaba. Bueno, al menos ellos sabían cómo actuar atemorizantes, Jenna podía recordar algunas tácticas que probablemente sacudirían a Carter y lo sacarían de su usual estado de zombi. La última campanada había sonado y los estudiantes dejaban el edificio, pero había un montón de actividades extraescolares—reuniones de clubs, el juego de baloncesto—así que la enfermería tenía que estar abierta. Había una gran posibilidad de que Carter aun estuviera allí. Desafortunadamente, la enfermera de la escuela todavía estaba allí también. No iba a ser fácil amenazar a Carter con ella observando. ―¿Si?‖ pregunto la enfermera. ―¿En qué puedo ayudarte?‖ Jenna pensó rápidamente. ―¡Hubo una explosión en el laboratorio de química! un profesor me dijo que viniera por usted.‖ La enfermera se levantó de su escritorio y miró hacia la pequeña sala de recepción. Lo que haya visto debió haberla tranquilizado porque tomo su maletín y salió apresurada.

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Jenna se reprendió a sí misma, debió haber enviado a la enfermera al gimnasio que estaba al otro lado de la escuela. No le tomaría tanto tiempo llegar a un tramo de las escaleras y ver que no había nadie tirado en el suelo del laboratorio. Jenna no tenía mucho tiempo. En la pequeña habitación, había cuatro camas, pero solo una estaba ocupada. Carter estaba durmiendo. ―¡Carter!‖ dijo Jenna bruscamente. ―¡Despierta!‖ Carter no se movió. Jenna se acercó a él y lo movió por el brazo.‖ ¡Vamos, Carter, despierta!‖ Aún no había respuesta. Puso sus manos sobre sus hombros y lo sacudió. Pero el chico de verdad que podía dormir. Si no hubiera visto su pecho moverse, hubiera pensado que estaba muerto. Pero Carter era extraño en muchos sentidos. Cuando estaba despierto, el parecía sonámbulo. Tenía sentido que su sueño fuera algo parecido. ¿Ahora que iba a hacer? La enfermera podía regresar en cualquier minuto. Se le ocurrió otra idea. Si Carter estaba en un sueño profundo, podría estar soñando y había una posibilidad de que estuviera soñando con sus recientes experiencias. Y si el realmente estaba inconsciente, tal vez el no sería capaz de bloquear sus esfuerzos para leer su mente. Como nunca había tratado de leer la mente de una persona dormida, no sabía si iba a funcionar. Sin embargo, le resultó más fácil que leer la mente de alguien completamente despierto y alerta. Ella ni siquiera tuvo que concentrarse demasiado, una imagen se formó al instante. Era una casa—una casa grande que se veía vieja y abandonada. Las ventanas estaban cubiertas, y la puerta que una vez había sido roja ahora estaba llena de grafiti. Había algo familiar en la escena. ―¡Disculpe, señorita!‖ Una enfermera muy enojada estaba parada en la puerta de entrada con las manos en las caderas. ―¿Qué está pasando? No hubo ninguna explosión arriba. ―¿Y qué está haciendo con mi paciente?‖ ―Dios, pensé que había escuchado algo. Debió haber sido mi imaginación, ¡lo siento!‖ Jenna se deslizo junto a la enfermera y salió corriendo de la enfermería.

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Tenía que compartir esta noticia con alguien a quien le importara. Primero corrió al salón 209, pero Madame no estaba allí. Luego recordó a Charles hablando del juego de baloncesto. ¿Había dicho Ken que iría también? Afuera del gimnasio, pudo escuchar los gritos y las porras. Cuando abrió la puerta el ruido era ensordecedor. ¿Cómo podía la gente animarse tanto por un estúpido juego de baloncesto? Se preguntó. Especialmente, según Ken, el equipo de Meadowbrook no era bueno. No de acuerdo al marcador, pensó. Debajo del encabezado ―casa‖, el número era 110. Y debajo de ―visitantes‖ la puntuación era 0. Jenna recordó vagamente, que Ken había dicho que iban a jugar con un equipo increíble. Ciertamente no le parecía así a ella. Pero Jenna no estaba realmente interesada, y no desperdicio más tiempo pensando en el marcador. Recorrió las gradas buscando a Ken. Finalmente, lo encontró en la parte superior. ―Lo siento, lo siento, lo siento,‖ decía mientras era aplastada por los animados fanáticos. Cuando llego a la cima, prácticamente empujo a un chico fuera de las gradas para sentarse junto a Ken. Ken la miró, pero sus ojos volvieron al juego inmediatamente. ―¿Puedes creer esto?‖, exclamó. ―No sé qué paso con estos chicos, pero están jugando brillantemente. No solo se trata de Mike, todos están haciendo canastas. ¡St. Marks no ha podido encestar! ¡No pueden ni siquiera acercar la pelota a la canasta! ―¿A quién le importa?‖ contesto impacientemente Jenna. ―Ken, escucha, ¡leí la mente de Carter!‖ Eso llamó su atención lejos del partido. ―¿Qué has averiguado?‖ ―Solo la imagen de una casa. Pero allí podría ser donde estaba recluido, y donde están los demás ahora mismo.‖ ―¿Dónde está la casa?‖ ―No sé,‖ admitió Jenna. ―Pero tengo la sensación de haberla visto antes. Solo tengo que recordar.‖ ―Oh, olvídalo.‖

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Jenna se sorprendió por la reacción de Ken. Entonces se dio cuenta de que no le había respondido a ella—sus ojos se habían desviado de vuelta a la cancha. Un chico, uno de los que Ken conocía, se situaba al otro extremo de la cancha y sostenía la pelota. Estaba mirando el aro del otro lado de la cancha. ―No puedo creer que Mike vaya a intentar eso,‖ dijo Ken. ―¿Por qué no lo lanza a otro jugador? No hay manera de que pueda encestar desde esa distancia.‖ Mirando la posición de Mike en la cancha, Jenna tenía que estar de acuerdo. Ella no sabía nada de baloncesto, pero no podía imaginar que alguna persona normal pudiera lanzar la pelota de tan lejos y realmente lograr su objetivo. Entonces se dio cuenta de que algo fuera de lo normal estaba sucediendo. ―¡Ken, mira!‖ Señalo a Charles. Sus silla de ruedas esta aparcada en las gradas inferiores del lado contrario. Tenía la vista fija en la pelota con una expresión familiar. Y cuando la pelota dejo las manos del jugador, voló a lo largo de la cancha y cayó dentro de la cesta, tan bien que ni siquiera rozó la red. Un rugido se elevó de la multitud. Pero incluso con todo el ruido, Jenna pudo escuchar el gemido que provino de Ken. ―¡No lo puedo creer!‖ Golpeo un costado de su cabeza. ―¡Charles está moviendo la pelota por ellos!‖ ―¿Crees que el equipo sabe lo que está haciendo?‖ preguntó Jenna. ―Lo dudo,‖ respondió Ken. ―Ellos no saben sobre su don- nadie en la escuela lo sabe excepto nosotros.‖ Luego frunció el ceño. ―Pero Mike me había estado preguntando por él antes. Llamó a Charles espeluznante.‖ Espeluznante… La palabra desató algo en la profundo de la memoria de Jenna. De vuelta cuando ella compartía con tipos de la mala vida y pasaba toda la noche fuera, ellos siempre buscaban refugió cuando había mal tiempo. Suspiro tan bruscamente que Ken la miró preocupado. ―¿Estás bien?‖ ―Solo estoy recordando,‖ dijo. ―Sé dónde está la casa.‖

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Capítulo 9 Traducido por Luly

A

ntes esa misma tarde, Emily se sentó con Amanda-Sarah en un sofá frente a la gran TV de pantalla plana. Amanda había elegido el DVD que estaban mirando, una comedia romántica. No le importaba a Emily, de todas maneras, ya que en realidad no la estaba mirando. Estaba más interesada en conseguir una visión. Más que antes, necesitaba ver el futuro. Ella tenía que saber qué estaban a punto de enfrentar así podrían prepararse a sí mismas. ¿Para pelear? ¿Para escapar? ¿Cómo podría ayudarlas si no sabía qué estaba esperándolas? Era fácil no prestar atención delante de la película porque ya la había visto y no la había disfrutado la primera vez. Amanda estaba totalmente absorta en ella y no la iba a interrumpir. Martin estaba jugando a un videojuego—cualquiera de salvar o destruir el mundo—y la última vez que ella había mirado, Tracey había estado leyendo. Estaba en un ambiente decente para recibir visiones. Y las visiones vinieron, una detrás de la otra. El único problema fue, que ninguna tenía sentido para ella. Vio a Martin levantando el mismo sofá en el que ella estaba sentada e inclinándolo para tirarlo a través de la habitación. Vio a Tracey desapareciendo y reapareciendo, prendiéndose y apagándose como una luz en un árbol de Navidad. Vio a Charles echar abajo una puerta con su mente... Espera un minuto. ¿Charles? ¡Él ni siquiera estaba allí! Tal vez, algún día, en algún lugar, Charles podría echar abajo una puerta, pero, ¿Qué tenía que ver con sus propios futuros inmediatos? No era como que él fuese a desintegrar ésta puerta para rescatarlos—Charles no levantaría un dedo para ayudar a alguien más que a sí mismo.

Frustrada, sacudió su cabeza violentamente en la esperanza de que pudiera aclarar su mente. ¿Qué había dicho Madame sobre sus visiones? Tenía que interpretar, buscar pistas que le dieran significado a su visión.

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Sí Martin tiró el sofá realmente fuerte, y si lo tiró a la puerta, había una buena chance de que el sofá la echara abajo. Entonces ellos podrían salir. Incluso si sólo uno de ellos lo hiciera, esa única persona podría conseguir ayuda para todos ellos. ¿Pero podría Martin tirar el sofá hacia la puerta? Ella necesitaba evocar la visión de vuelta y ver exactamente a dónde iría el sofá. Ella podría estar de pie junto a la puerta cuando Martin levantó el sofá, lista para escapar y correr por ayuda. O tal vez Tracey debería estar allí en vez de ella. Podría desaparecer—y ser mucho más difícil de atrapar si Clare y los otros la persiguieran mientras escapaba. Examinó dónde había visto por última vez a Tracey. Ellas necesitaban hablar sobre esto y conseguir un plan organizado. Tracey no estaba allí. Emily se acercó a Martin, quien seguía jugando su video juego de Toxic Teen Avengers. ―¿A dónde fue Tracey?‖ Martin no quitó sus ojos de la pantalla. ―No lo sé.‖ ―¿La viste dejar la habitación?‖ ―No. Whoo, ¿lo viste? ¡Acabamos de destruir Francia!‖ ―Felicitaciones,‖ murmuró Emily. Martin se volvió hacia ella. ―Hey, ¿Sabes qué? No es tan malo aquí. Mi madre no me deja jugar a juegos violentos como éste. La comida es mejor aquí, también, y hay mucho para hacer. Y la gente no es mala.‖ ―No todavía‖ dijo Emily. ―Voy a buscar a Tracey.‖ Pero Tracey no estaba en el baño o en el cuarto. ¿Se había vuelto invisible para curiosear un poco? Emily volvió al living. ―¿Tracey?‖ llamó con suavidad. Para su alivio, Tracey de repente reapareció. ―Estaba mirando a mi alrededor,‖ empezó, y entonces se detuvo. Por detrás de ella, Emily podía escuchar el sonido de alguien aplaudiendo. Se dio vuelta para ver a Clare allí parada.

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Por lo menos, pensó que era Clare. Esta vez, la mujer tenía su cabello en una corta melena negra, y estaba usando un pronunciado traje de negocios. Sólo los ojos azul claro y la dura voz le aseguraron que esta era realmente la misma mujer. Era imposible de adivinar como realmente se veía, se dio cuenta Emily. ―Muy bien, Tracey,‖ dijo Clare. ―Me alegro de ver qué tan bien trabaja tu don. Me gustaría ver demostraciones de todos ustedes.‖ Tan pronto como ella dejó la habitación, Amanda-Sarah se apresuró hacia Tracey y Jenna. ―¿Qué voy a hacer?‖ preguntó en pánico. Un germen de idea apareció en la cabeza de Emily. ―Tengo una idea.‖ Echó una mirada a Martin para asegurarse de que él seguía absorto en su juego. Por la forma en que él había estado hablando antes, no estaba segura que él debería estar incluido en algún plan para frustrar a los secuestradores. Ellos fueron llamados para una merienda unos minutos después y se presentaron con un buffet de hazte-tu-propio-sándwich. ―Wow, esto es grandioso,‖ se entusiasmó Martin mientras que extendió enormes cantidades de mantequilla de maní. ―Mi madre nunca me da mantequilla de maní.‖ Emily no estaba muy hambrienta, pero se forzó a comer. Ella sabía que tenía que mantener sus niveles de energía. Clare y los dos hombres comieron con ellos, así que las chicas estaban con los nervios de punta. Afortunadamente, los adultos parecían más interesados en hablar con Martin, y Martin estaba feliz de responder sus preguntas. ―¿Tu don te causa problemas en el colegio, Martin?‖ preguntó Clare. ―Oh seguro,‖ dijo Martin. ―La gente no cree cuán fuerte soy. Pero si se meten conmigo, ellos están por llevarse una sorpresa. Una vez el capitán del equipo de lucha libre se metió conmigo. Él terminó congelado.‖ Emily recordó eso. Una ambulancia tuvo que ser llamada, y el gran chico tuvo que ser llevado en una camilla. ―Debiste haberte metido en un serio problema,‖ comentó Howard.

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Martin sonrió de oreja a oreja y sacudió su cabeza. ‖Nop. Cuando el chico me acusó de atacarlo, ¡nadie le creyó!‖ ―¿Entonces la gente no sabe sobre tu don?‖ preguntó George. ―Algunas personas saben de él porque me han visto en acción,‖ respondió Martin. ―Pero luego, me miraron y pensaron, de ninguna manera el hizo tanto daño. Una vez golpeé a alguien tan fuerte, él salió por la ventana del segundo piso. Suertudamente para él, aterrizó en un arbusto, o podría haber tenido serias heridas. Un par de otros niños fueron testigos. Pero cuando el maestro les pregunto sobre ello, dijeron que el chico cayó.‖ ―¿Porque ellos te tenían miedo?‖ Clare quiso saber. ―Probablemente,‖ Martin dijo orgulloso. Emily dudó eso. Era más probable que los niños no creyeran a sus propios ojos. ¿Quién creería que alguien infantil y quejumbroso como Martin podría tener ese tipo de poder? ―Apuesto a que los chicos grandes siempre te están desafiando,‖ comentó Howard. ―Oh seguro, todo el tiempo,‖ dijo Martin. ―Todo el mundo quiere pelear con el campeón, ¿cierto?‖ Amanda-Sarah empezó a toser fuertemente, bajó los ojos hacia su plato. Emily era positiva ellos estaban intentando muy duro evitar reír en voz alta, al igual que ella. Tenía que preguntarse por qué Martin no estaba más nervioso por tener que demostrar su don a Clare y los hombres. ¿Tuvo que arreglárselas para convencerse de que él tenía el control de su fuerza? ¿Qué podía prenderlo y apagarlo cuando quería? En su opinión, él iba a tener más problemas que la falsa Sarah. Ni siquiera tenía a Emily y a Tracey para ayudarlo. Control... ¿Tenían esos secuestradores alguna idea de lo difícil que era para la tan-llamada clase dotada usar sus dones efectivamente? Tracey estaba avanzando, pero ella aún tenía que usar su memoria, y a veces su humor tan sólo no la dejaría desaparecer. Jenna podría ser bloqueada por gente fuerte quien supiera sobre su don y hayan desarrollado suficiente poder como para

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proteger sus pensamientos. Amanda tenía que sentir antes lástima para que pudiera adquirir el cuerpo de alguien. Emily no estaba segura si Ken podría visitar una persona muerta o si él tenía que esperar hasta que alguien lo contactase. Martin tenía que ser intimidado y atormentado antes de que su fuerza emerja. Y Sarah se niega del todo a utilizar su don. Por lo que ella podría decir, Charles era el único en la clase quien tenía completo control de su don—lo que le hizo preguntarse por qué él no había sido traído aquí. Le parecía que él tenía el mejor don para robar bancos-él podría probablemente hacer que todo el dinero volase del banco y en las manos de los criminales. Y que él estaría tan dispuesto a estar metido como Martin-ninguno de ellos tenía sentido alguno de lealtad. Estaba reflexionando esta pregunta cuando Clare le habló. ―¿Emily? ¿Estás teniendo una visión?‖ ―No,‖ Emily respondió ―Yo solo estaba... tú sabes, pensando.‖ George miró interesado. ―¿Pero no es así cómo ves el futuro? ¿Con tan sólo pensar en ello?‖ Emily se retorció incómodamente. ―Una parte, supongo. Pero no realmente.‖ ―¿Entonces cómo sucede?‖ demandó Clare. ―Yo—Yo no lo sé.‖ ―Personalmente,‖ dijo Howard, ―No me importa cómo lo hace, yo sólo quiero verla hacerlo.‖ ―Si,‖ dijo Clare. ―Te dije que todos nosotros queremos ver demostraciones de sus dones. Empecemos ahora.‖ Los ojos helados estaban en Emily. ―Contigo.‖ Emily tragó lo que se sintió como el carozo de un Durazno en su garganta. ―¿Ahora? ¿Aquí?‖ ―Sí. Quiero que nos digas el futuro de nuestro proyecto.‖

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Emily tomó un profundo respiro. Miró a Tracey, y luego a AmandaSarah, y esperaba que ellos recordasen que no habían tenido tiempo para practicar. Era principalmente por ella, sin embrago, por el bien de Amanda, ella tenía que conseguirlo. ―No.‖ Clare frunció el ceño. ―¿Qué? ―No, no lo haré. No intentaré ver el futuro, y no puedes obligarme‖ Martin la miró como si ella estuviera chiflada. ―¡Por supuesto que pueden! Están a cargo, imbécil. ¿No has oído hablar de la tortura?‖ Por un momento, Emily pensó que el bocadillo que acababa de comer estaba a punto de volver de regreso. Sus ojos se movían ente Clare bonita, glamorosa; Howard quien se veía como un oso de peluche; y George, serio, con gafas, quien le hacía recordar a un profesor de matemáticas. Las apariencias podían ser muy engañosas. Tracey empezó a hablar. ―Ellos no tienen que torturar a Emily para conseguir información, Martin. Ellos pueden utilizar a Sarah para sacársela.‖ Las cejas de Clare se elevaron. ―¿Es verdad, Sarah? Sé que eres capaz de obligar a la gente moverse. ¿Puedes obligarlos a pensar y hablar, también?‖ Por un momento, el rostro de Sarah estaba inexpresivo, como si ella estuviera totalmente perpleja por la conversación. Emily y Tracey, ambas, la miraron, y su expresión se aclaró. ―Sí, claro. Puedo obligar a Emily hacer cualquier cosa. ¿Quieres verla actuar como un pato?‖ ―No, eso no será necesario. Sólo oblígala a ver el futuro de nuestro proyecto y dínoslo.‖ ―Está bien,‖ dijo Amanda-Sarah. Mirando a Emily y hablando en una voz muy baja, gruñó, ―Escucha atentamente. Harás lo que yo digo.‖ Si ella no hubiese estado actuando un papel de sí misma, Emily se hubiera echado a reír. Amanda sonaba como una maga aficionada en un show de talentos del colegio. De alguna manera, Emily se las arregló para no reírse y mirarla fijamente de vuelta.

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―Queremos saber qué es lo que va a pasar cuando robemos el banco.‖ Martin interrumpió. ―Eso es bancos, plural. ¿Cierto? Vamos a robar unos cuantos bancos.‖ ―Eso es cierto, Martin,‖ dijo Clare, y Emily pudo casi detectar un indicio de aprobación en esos ojos acerados. ―Pero estaremos satisfechos si tan sólo pudiéramos enterarnos de qué va a pasar en la primera misión.‖ Emily actuó de la manera en que haría si ella realmente estuviese intentando tener una visión. Dejó que sus parpados cayeran ligeramente para hacer que sus alrededores fueran vagantes, y apagó todos los sonidos. Unos pocos segundos después, empezó a hablar. ―Veo una gran habitación. Es—es un banco. El ―Northwest National Savings and Loan Association6‖. Hay un largo mostrador, y unas pocas personas están paradas en línea esperando a ver a la gente que trabaja allí. Detrás del mostrador, hay una puerta trabada que conduce a un corredor y dentro de una bóveda. Tracey… Tracey es invisible. Ella sigue a un banquero a través de la puerta hacia la bóveda cuando él la destraba.‖ Clare habló. ―Dinos qué está haciendo Sarah, Emily.‖ ―Ella está… ella está haciendo algo por consiguiente la gente no puede moverse. Es difícil verla. Está borrosa.‖ ―¿Qué está haciendo Martin?‖ ―Él echa abajo la puerta. Detrás de la puerta, hay una caja fuerte.‖ ―¿Sabes la combinación de la caja fuerte, Emily?‖ preguntó Clare. ―No, no puedo verla. Pero el banquero ha ido dentro de la bóveda para abrir la caja fuerte, entonces Tracey verá la combinación. Hay un montón de dinero en la caja fuerte. Ustedes están esperando a Tracey, Sarah, y Martin afuera en una SUV. Ustedes se marchan.‖ ―Entonces el robo es un éxito,‖ dijo Clare.

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Nombre del Banco que intentaran robar.

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―Sí,‖ respondió Emily. ―Gracias, Emily.‖ Clare se permitió una helada sonrisa. ―Bueno, ahora hemos visto qué pueden hacer Tracey, Sarah y Emily. Eso sólo nos deja a Martin. Pero no vamos a preguntarle a Martin para que demuestre su don justo ahora. Se nos ha dicho por un testigo ocular sobre los desastres que Martin puede crear, y no queremos ningún plato roto. Pensaremos en una manera en que él nos pueda mostrar sus talentos luego. Ahora, todos ustedes son libres de hacer lo que quieran esta tarde.‖ ―¿Podemos irnos?‖ preguntó Tracey. Clare le dio una fría mirada. ―No.‖ De vuelta en el living, Martin regresó a su video juego. Amanda-Sarah y Tracey se reunieron con Emily. ―Creo que salimos de esa bastante bien,‖ declaró Tracey. ―Oh, absolutamente. Los engañamos totalmente,‖ concordó AmandaSarah. ―No debido a ti,‖ afirmó Tracey, ―¿De dónde sacaste esa boba voz de hipnosis?‖ ―¡No era boba!‖ protestó Amanda. Tracey se volvió hacia Emily. ―¿Cómo hiciste para evitar reírte?‖ Emily se encogió de hombros. ―No lo sé.‖ ―Y esa historia que les diste fue grandiosa,‖ añadió Tracey, ―Sonó totalmente creíble, como si realmente estuvieras viendo el futuro.‖ Emily intentó sonreír. ―Gracias‖. Amanda aún seguía molesta por la crítica de Tracey por su actuación. ―Creo que yo fui muy creíble. Soné igual que Sarah.‖ ―¿Cómo sabrías cómo suena Sarah?‖ Preguntó Tracey. ―Apostaría que nunca has tenido una sola conversación con ella en toda tu vida.‖

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Mientras ellas dos discutían, Emily se alejó. Tomó un libro del estante para libros sin siquiera mirar el título. Luego se sentó, lo abrió, y miró fijamente la página sin leer una palabra. Tal vez si ella se veía como si estuviera absorta en el libro, los otros no la molestarían. Nno podía dejarlos acercarse demasiado—ellos podrían ser capaces de ver realmente cuán alterada estaba. Había una razón por la cual ella había sido capaz de hacer que su historia sonase tan real. No había inventado nada-ella no era tan creativa. Fue una visión muy precisa y realista—la más clara, mayor detallada visión que alguna vez tuvo. No requirió alguna interpretación. Fue una visión real de un muy real crimen. Lo que les había dicho era exactamente lo que pasaría.

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Capítulo 10 Traducido por Ruty

―F

ue hace casi tres meses,‖ le dijo Jenna a Ken, tenía que gritarle al oído para que la oyese, ya que la multitud seguía animando el último increíble tanto. ―Estaba con estos amigos.‖ Dudo. Casi todo el mundo conocía su reputación, pero no quería que Ken se hiciera una idea equivocada sobre ella. "Vale, no eran exactamente amigos, solo algunas personas con las que salía porque tenía algunos problemas en casa, y—― "Si, está bien, como sea," dijo Ken impacientemente. "¿Qué hay de la casa?" "Estábamos buscando un lugar para pasar la noche,‖ confesó. ―Nos habían echado de la estación de autobuses…‖ Se detuvo otra vez. Pensar en su pasado en las calles no era fácil. ―De cualquier manera, vimos esta casa abandonada, y buscamos una manera de entrar, pero estaba toda cerrada. Yo estaba algo alegre porque la casa lucía escalofriante para mí. Uno de los chicos, tenía una lata de pintura, y comenzó a pintar grafitis en la puerta. No sé por qué. Esa es la casa que vi en la mente de Carter." "¿Recuerdas dónde es?" "Creo. Apostaría que es donde están Tracey y los demás." "Hay solo una manera de estar seguros," expresó Ken. Se puso de pie. "¿Es lejos? ¿Podemos llegar caminando?" Jenna también se levantó. "¿No deberíamos ir a la policía y decirles?" "¿Decirles qué? ¿Qué leíste la mente de Carter y ahora sabes dónde están los niños perdidos? Vamos, Jenna. No van a creerse eso."

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Él tenía razón—Jenna lo sabía. También estaba el hecho de que ciertos policías podrían reconocerla… y estarían menos dispuestos a creer cualquier historia que ella les dijera. ―Pero incluso si encontramos la casa, ¿qué podemos hacer?‖ Le preguntó a Ken. ―¿Entrar y rescatarlos? Quienquiera que, los secuestro debe estar ahí, también, cuidándolos. Quizás con armas. ¿Cómo podemos pelear contra ellos?‖ Ken pensó por un minuto. ―Necesitamos a Charles," pronuncio finalmente. ―Aun si los secuestradores tienen armas, Charles podría quitárselas de las manos. Vamos, busquémoslo.‖ En ese momento, un silbato sonó y un enorme rugido vino de los fanáticos, Jenna miro el marcador y vio que Meadowbrook había ganado por goleada. Empujaron a través de la multitud exaltada e hicieron su recorrido hasta la cancha. Charles estaba en el mismo lugar, aplaudiendo frenéticamente y observando al equipo felicitarse unos a los otros, golpeando manos en el aire y palmeándose en la espalda. Ken y Jenna se apresuraron a su lado. ―Creemos que sabemos dónde están los chicos perdidos,‖ le dijo Ken apresuradamente. ―Tienes que venir con nosotros.‖ Charles dejo de aplaudir. “¿Por qué?‖ ―¡Porque puedes mover las cosas!‖ Dijo Jenna exasperada. ―Tal vez tengas que hacer caer un arma de la mano de alguien o abrir una puerta.‖ ―No puedo, Mike y los chicos van a ir por pizza y me invitaron.‖ Él sonrió felizmente. ―Creen que les traigo buena suerte.‖ "¡Oh, por el amor de Dios!‖ Exclamó Ken. ―Charles, ¡tus compañeros están en grandes problemas! ¿No quieres salvarlos?" "Preferiría ir por una pizza con el equipo de basquetbol," respondió Charles.

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"Qué mal," gruño Ken. Fue detrás de Charles y cogió las manijas de su silla de ruedas, Charles presiono el freno para que la silla no pudiera moverse. Uno de los jugadores los vio. "Hey, ¿qué crees que estás haciendo? ¡Deja en paz Charles!" Comenzó a venir hacia ellos, y varios compañeros se le unieron, no lucían felices. ―Ken, no podemos forzarlo para que venga con nosotros,‖ dijo Jenna en un apuro. "Y creo que deberíamos irnos de aquí ahora o no iremos a ninguna parte.‖ Una vez fuera del gimnasio, Ken se giró hacia Jenna. "¿Para qué lado?" "¿Conoces el parque industrial detrás de la estación de autobuses? Es justo pasando eso." Cruzando la calle, frente al centro comercial, debieron esperar casi media hora por un bus, que los dejo frente a la estación veinte minutos después. Les tomo otros quince minutos caminar a través del parque industrial. Pero la casa estaba allí mismo dónde Jenna recordaba. Sin hablar, ella y Ken fueron a la parte delantera del lugar y buscaron por una entrada. Reconoció el grafiti de la puerta. Sin mucho optimismo, le dio un empujón, pero no cedió. Vagaron alrededor y buscaron otra manera de entrar. Pero la casa estaba tan tapeada, que no pudieron siquiera ver si había luz dentro. Tampoco podían oír nada. Ken presiono su rostro contra una rendija en la madera. Segundos después escuchó un llanto de dolor. ¿"Qué?" Jenna grito en alarma. "¡Es esa mujer en mi cabeza otra vez!" se quejó Ken. Jenna podía oírla. ¡Habla con mi hijo! ¡Dale un mensaje de mi parte! ¡Es importante! "¡Sal, sal!" chilló Ken.

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"Shh," Jenna siseo. "Iré y comprobare el otro lado de la casa." No esperaba encontrar nada allí que le diera una pista de si había alguien adentro, pero necesitaba alejarse de Ken y lo que estaba sucediendo en su cabeza. Tuvo una idea. Pensó en la vez que había sido capaz de escuchar el llamado de ayuda de Emily. Sí Emily estaba en la casa, Jenna estaba más cerca de escucharla de lo que había estado esa vez. Presiono el costado de su oreja contra la casa y se concentró. No escucho nada—nada a través de sus oídos, ni a través de su cabeza. Sabía que Emily era capaz de bloquear, las habilidades de Jenna de leer la mente, pero seguramente en un momento como este estaría intentando hacer contacto. Creyó escuchar algo—un sordo, bajo murmullo. Pudo hacer sido el viento de los árboles cercanos, supuso. O quizás su propio latido. Pero de alguna manera, en ese momento, estaba segura de que Emily estaba en esa casa. Los otros, también, probablemente, y quien sea que los tenía cautivos. Pero fue a Emily a quien sintió. Emily estaba cerca, tal vez descansando contra esta misma pared en el otro lado. Sí solo pudiera entender lo que Emily estaba pensando. Ella era una lectora de mentes, así que ¿por qué no podía leer la mente detrás de esta pared? Porque la mente en el otro lado no estaba enviando un mensaje. Estaba mostrándole un humor. Jenna podía sentirlo. Era como una gruesa, nube negra viniendo sobre ella, envolviéndola en desesperación. Tristeza. Desesperanza. Eso era lo que Emily estaba sintiendo en este minuto. Ken se reunió con ella. "Me deshice de esa mujer. ¿Has visto algo?" "Emily está en grandes problemas," le dijo Jenna. "Lo que significa que todos lo están. Tenemos que entrar, Ken." Ken asintió sombríamente. ―Lo que significa que tenemos que traer a Charles."

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Capítulo 11 Traducido por Lorien Giselle

―¡O

ye, mira esto! ¡Emily ven aquí!‖ Emily levantó la vista del libro que no estaba leyendo. Amanda-Sarah la llamó. Indiferente, se levantó y se fue al sofá donde Amanda y Tracey estaban sentadas. ―¿Qué?‖

Los ojos de Amanda-Sarah brillaban. ―Mira esto.‖ Ella miró a Martín que estaba frente a la pantalla de la consola de Xbox, sosteniendo el control. Sus pulgares se movían rápidamente, golpeando los botones que controlaban las acciones de los personajes en la pantalla. De repente, dejo escapar un grito. ―¡Hey, eso no es lo que se suponía tenía que hacer!‖ Emily se encogió de hombros. ―Martín le está hablando a la TV. ¿Y eso qué?‖ ―No, no lo entendiste,‖ dijo Tracey entusiasmada. ―Sarah- Amanda- quien quiera que sea, hizo que Martín pulsara en botón equivocado. ¡Ella está obteniendo el don de Sarah!‖ ―Por ahora, solo puedo hacer que sus pulgares se muevan,‖ AmandaSarah dijo. ―Pero podría volverme más fuerte, creo.‖ ―Eso está bien,‖ murmuró Emily. ―¿Bien? Emily, ¿no sabes lo que eso significa? ¡Si sigue practicando, tal vez pueda ponerle fin a esta locura!‖ Emily negó con la cabeza. ―No lo creo‖. ―¿Piensas que no voy a mejorar?‖ Amanda-Sarah preguntó. ―Yo no he dicho eso. Es probable que mejores en el uso del don de Sarah, pero eso no va a detener los robos.‖

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―¿Por qué no?‖ preguntó Tracey. ―Porque… no creo que se pueda.‖ Amanda-Sarah la miró molesta. ―Sabes, estas siendo una verdadera decepción, Emily.‖ Tracey estuvo de acuerdo. ―Si, ¿Qué te pasa? Actúas como si te dieras por vencida.‖ Emily levantó la cabeza. ¿Qué caso tenía seguir ocultando la verdad? Era mejor que supieran porque estaba deprimida. ―La historia que conté en el almuerzo—no era una historia inventada. Era una visión real. Nosotros vamos a robar bancos.‖ Ni Tracey ni Amanda-Sarah respondieron de inmediato. Ambas la miraron como si hubiera perdido la cabeza. ―No sé porque, pero por alguna razón, los vamos a ayudar. Cuando tuve la visión no entendí como pudo pasar porque Amanda no puede hacer lo que Sarah. Pero ahora Amanda tiene el don de Sarah… bueno, ahora tiene sentido.‖ Ellas no lucían convencidas. Por eso Emily tuvo que recordar la visión. ―¿Recuerdan lo que dije? Tracey desaparecía y seguía al banquero dentro de la bóveda, donde ella veía la combinación de la caja fuerte. Martín derribaría la puerta de la bóveda. Amanda detendría a los guardias de seguridad por interferir. Y Clare los sacaría a todos en una camioneta.‖ ―Recuerdo lo que dijiste,‖ le dijo Tracey. ―Pero falta algo. ¿Dónde estás cuando todo esto está pasando?‖ ―No estoy segura,‖ dijo Emily. ―No estaba en mi propia visión. Tal vez siga de rehén. Eso podría explicar porque solo ustedes llevan a cabo el roboporque ellos me lastimarían si ustedes no lo hacen.‖ Amanda-Sarah la miro escéptica. ―Pero solo lo estás suponiendo, ¿no? No te viste a ti misma como un rehén en tu visión.‖ ―Así es,‖ dijo Tracey. ―Tal vez no estás en la visión porque escapaste.‖ Emily contuvo el aliento, hasta que una pequeña campana resonó en el fondo de su memoria. ―¡Me había olvidado de eso!‖ Ella se sentó entre las dos

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chicas. ―Tuve otra visión justo antes del almuerzo. Fue una visión de Martín lanzando este sofá a través de la habitación con tanta fuerza que derribaba la puerta‖. ―¿Y nos escapamos por ahí?‖ preguntó Tracey entusiasmada. Emily trató de recordar. ―Eso no era parte de la visión. Pero alguien debe ser capaz de salir por ahí, ¿no?‖ ―¡Ahí estas!‖ declaró Tracey triunfante. ―Tu escapas, y vas por ayuda. El resto de nosotros sigue adelante con el robo, pero cuando Clare escape en la camioneta con nosotros y el dinero, ¡habrá una barricada y una docena de policías para detener el coche en la esquina!‖ Amanda-Sarah la miró con sorpresa. ―¿Ahora tú también tienes visiones?‖ ―No, estoy siendo razonable. ¡Esto lo explica todo!‖ Se volvió hacia Emily. ―¿Qué te parece?‖ Emily podía sentir que la nube oscura de depresión comenzaba a desaparecer. ―Tienes razón. Madame dijo que tenía que aprender a interpretar mis visiones en vez de tomarlas literalmente. Este es un ejemplo perfecto. Yo tuve una visión de un robo al banco exitoso, con todos nosotros haciendo nuestra parte, pero ninguno de nosotros quiere robar un banco.‖ Amanda-Sarah miro a Martín. ―Yo no estoy tan segura acerca de él.‖ Tracey no estuvo de acuerdo. ―No creo que Martín quiera ser realmente un criminal. Él solo piensa que podría ser emocionante, como un videojuego. En el mundo real, estaría asustado hasta los pies.‖ ―De cualquier manera,‖ Emily siguió, ―todo empieza a tener sentido ahora. Pero todavía hay algo que debemos averiguar.‖ Ahora ella dirigió su atención hacia Martín. ―¿Cómo vamos a lograr que arroje el sofá?‖ Las tres estudiaron al pequeño y delgado niño. Ajeno a sus intereses, los ojos de Martín siguieron pegados en la pantalla, mientras sus pulgares golpeaban rápidamente los botones del control. Las chicas consideraron varias opciones en silencio y llegaron a un acuerdo.

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Recordando lo que había sucedido en su visión, Emily se levantó del sofá y se colocó junto a la puerta. Amanda-Sarah también se levantó del sofá y luego se fue al extremo opuesto de la habitación, donde se colocó justo detrás de Martín. Tracey, la única que se quedó en el sofá, dijo: ―Martín, ¿alguna vez vas a dejar de jugar videojuegos?‖ ―Me gustan los videojuegos,‖ respondió. ―Tal vez a alguien más le gustaría jugar ese juego,‖ dijo Tracey. ―Lástima,‖ dijo Martín. Amanda-Sarah se movió rápidamente. Se inclinó sobre el hombro de Martín y le arrebató el control de las manos. ―¡Oye!‖ Gritó Martín indignado. ―Lástima por ti, Martín,‖ Amanda-Sarah cantó. Martín saltó. Amanda-Sarah sostenía el control arriba de su cabeza. Martín, solo llegaba hasta sus hombros, saltaba de arriba abajo, para conseguirlo. Amanda-Sarah se rió. ―Ríndete, Martín. Nunca serás lo suficientemente alto para alcanzarlo.‖ ―¡Devuélvemelo!‖ gritó Martín. ―¿Quiere el pequeño Martín su juguete?‖ dijo Amanda-Sarah. ―Tal vez Emily te lo dé.‖ Arrojo el control a través de la habitación, y Emily lo atrapó. No fue fácil para ella burlarse y ridiculizar a Martín—ella no tenía el don natural de Amanda para ser mezquina. Pero hizo lo mejor que pudo. ―Ven y tómalo, Martín, si es que puedes.‖ Agitó el control en el aire ―¿Qué pasa? ¿Me tienes miedo?‖ Martín corrió hacia ella. Cuando estaba a un paso de ella, tiró el aparato devuelta a Amanda-Sarah. Una vez más, Amanda-Sarah se burlaba de él sosteniéndolo muy alto. Ahora, Martín estaba chillando y tenía la cara roja.

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―Aquí, Martín,‖ dijo Amanda-Sarah, extendiendo el control en su dirección. Pero cuando se acercó, ella se lo lanzó a Tracey en el sofá. Tracey agitó el control. ―Martín, yo no me voy a mover. Puedes venir hasta aquí y quitármelo de la mano.‖ Martín corrió hacia el sofá. Pero cuando alcanzó a Tracey, ella desapareció. Como ella era quien tenía el control, desapareció junto con ella. ―¡Vuelve!‖ gritó Martín. Ella volvió. Él la alcanzo. Y ella despareció otra vez. Emily recordó su visión de Tracey apareciendo y desapareciendo en un parpadeo como una luz de un árbol de Navidad. ¡Y aquí estaba ocurriendo en la vida real—otra visión exacta! Los gritos de Martín eran más fuertes ahora, Emily no se sorprendió de ver a George y Clare entrar en la sala. Aunque estaba un poco preocupada. ¿Sería capaz de salir por la puerta antes de que fueran tras de ella? ¿Podrían Tracey y Amanda-Sarah detenerlos para darle algo de tiempo extra? Martín estaba completamente frustrado. Había sido ridiculizado hasta su límite, y respondió de la manera en que las chicas sabían que lo haría. En una rabieta, agarró el sofá por un extremo y lo levantó. Sostuvo el gran mueble por encima de su cabeza y se hizo hacia a atrás para tomar impulso para lanzarlo. Emily se puso tensa y se preparó para moverse. Y entonces… Martín dejo escapar un chillido agudo. También lo hicieron Tracey y Amanda-Sarah. Emily vio el por qué. Un pequeño ratón gris corrió a través de la base y se escondió en un agujero. Debió haber sorprendido tanto a Martín que, se olvidó de que era objeto de burla. Lo que significó que perdió toda su súper- fuerza. El sofá cayó en el suelo con un ruido sordo. No había puerta abierta por la cual Emily pudiera escapar. Se había fastidiado la visión otra vez. Por lo menos Clare y George estaban impresionados. ―¡Martín, eres fuerte!‖ exclamó Clare. Una vez más, la mujer había cambiado su apariencia. Ahora lucía como si fuera una celebridad, una cantante o una actriz. Su cabello era rubio otra vez, pero esta vez era largo y con grandes rizos, muy glamoroso. Grandes gemas

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colgaban de sus orejas y llevaba un vestido ajustado, de un color rojo brillante y tacones de aguja. Amanda-Sarah abrió la boca. ―Oh, ¡Te ves increíble!‖ exclamó. Era difícil leer cualquier expresión en esos ojos transparentes, pero Emily podría haber jurado que la mujer estaba complacida. ―¿Eso crees?‖ Le preguntó. ―¡Por supuesto!‖ Amanda-Sarah dijo. ―Me encanta ese vestido, en mi opinión, este es definitivamente tu mejor aspecto.‖ Emily y Tracey intercambiaron miradas. Esto era tan de Amanda, Clare podría ser la maldad pura y aun así Amanda estaría sorprendida por su apariencia. O tal vez Amanda estaba fingiendo admiración, tratando de hacerse amiga de Clare para que confiara en ella, y así podría usar esa confianza para ayudar a sus compañeros. Por millonésima vez, Emily deseo que Jenna estuviera allí. Un lector de mentes sería muy útil—mucho más que un adivino de segunda clase como ella. ―El rojo es tu color,‖ siguió Amanda, pero Clare había centrado su atención hacia Martín. ―¿Te fue fácil levantar el sofá?‖ Marín miró satisfecho. ―Sin problema. Ni siquiera pesa. Pude haberlo arrojado a través de la sala.‖ George estaba claramente intrigado. ―¿Y no tienes que hacer nada para prepararte? ¿Entrar en algún trance o algo parecido?‖ ―No,‖ dijo Martín con indiferencia. ―Solo soy un superhéroe común y corriente.‖ ―Mentiroso,‖ musitó Amanda-Sarah. Clare la escuchó. ―¿Qué estás diciendo Sarah?‖ ―Él no puede chasquear los dedos y convertirse en Superman.‖ ―¡Amanda!‖ Tracey siseó. ―Quiero decir, ¡Sarah!‖

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Pero como siempre, Amanda estaba demasiado inmersa en su propio anunció, que no captó la advertencia. ―Él está actuando como si pudiera activarlo y desactivarlo. Él tiene que ser objeto de burla primero hasta que está listo para llorar, y luego obtiene la fuerza.‖ ―Interesante,‖ dijo Clare ―Muy bien, creo que es hora de empezar.‖ ―¿Vamos a robar el banco ahora?‖ preguntó Tracey consternada. ―No, no en este preciso momento,‖ dijo Clare. ―Vamos a tener un ensayo en primer lugar. Asumo que en el pasado todos han usado sus dones de forma independiente, para servir a sus propios propósitos. Pero que yo sepa no han trabajado en equipo, combinando sus dones para lograr un objetivo en común.‖ ―¿Cómo lo sabes?‖ preguntó Tracey desconcertada. ―Nunca te habíamos visto—no hasta que nos trajeron aquí.‖ Clare la miró fríamente ―Pero nosotros hemos sabido de ustedes desde algún tiempo, Tracey. Sabemos lo que han estado haciendo.‖ Emily se sintió mal. Eso sólo podía significar una cosa—había un espía entre ellos, en su clase. ¿Charles? Eso podría explicar porque no lo habían llevado allí. Tal vez ya era un miembro de esta banda criminal. Luego otro candidato se le vino a la mente, uno que la hizo sentir peor. Madame… ella los conocía mejor que nadie. Los estudiantes confiaban en ella. Ella conocía sus fortalezas y debilidades. Ella siempre había afirmado estar de su lado. ¿Era posible que todos hubieran sido engañados? ¿Los había traicionado Madame por estas personas? Ella no tuvo oportunidad de ver el futuro de Madame. ―Vamos a iniciar nuestro ensayo,‖ dijo Clare. ―¡Howard!‖ El tipo gordo se apuró a entrar a la habitación. Se frotaba las manos de alegría. ―¿Vamos a practicar ahora? ¿Puedo interpretar al banquero?‖ ―Sí, está bien,‖ respondió Clare, pero Emily no dejo pasar la mirada de desprecio que cruzó por su rostro. Era evidente que Clare no le tenía mucho respeto a Howard. Así que ¿Por qué estaba en el equipo?

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Clare señaló el sofá. ―Esto servirá como la ventanilla del banco. El librero será la entrada del banco. Tracey, Martín y Amanda vayan y esperen delante del librero. Emily, ¿dónde estará el guardia de seguridad?‖ Emily solo la miró. Clare suspiró. ―Sarah, haz que Emily nos diga dónde va a estar en guardia de seguridad.‖ A estas alturas, Amanda podría ser capaz de hacer eso, pensó Emily. Y quien sabe que más. ―Está bien, está bien, te lo diré. Está junto a la puerta.‖ Clare la miró instantáneamente. ―Podrías estar mintiendo, supongo. Bueno, no importa—el guardia estará de uniforme. Sarah, no tendrás problema para identificarlo. George, párate allí y serás el guardia. Ahora, Tracey, Martín, y Sarah entraran juntos, pero Tracey será invisible. Tracey, desaparece.‖ ―¿Ahora?‖ preguntó Tracey. ―Solo tenemos tiempo para un ensayo,‖ afirmo Clare. ―Tenemos que cubrir todo. Desaparece.‖ Tracey cruzó los brazos sobre el pecho. ―¿Qué pasa si no quiero?‖ ―Entonces, le ordenaré a Sarah que te haga desaparecer.‖ ―¿Qué pasa si Sarah se niega?‖ Preguntó Tracey. Si Clare parecía fría antes, eso no era nada comparado con la forma en que miraba a Tracey en ese momento. Es como si estuviera disparando carámbanos a través de los ojos. ―¿Te has preguntado donde va a estar Emily mientras todo esto ocurre? Va a estar conmigo en la camioneta. Y voy a estar armada. ¿Ves a donde va esto?‖ El estómago de Emily se revolvió. Así que ella tenía razón. Esto era lo que su mente se había negado a mostrarle. Tenían que tener un rehén para asegurarse de que los demás hicieran lo que se suponía que tenían que hacer.

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Claramente Tracey entendió el mensaje, también. Se desvaneció. Clare habló hacia el espacio vació donde había estado Tracey. ―Y ni siquiera pienses en hacer algo, ahora. Tus amigos sufrirán por eso.‖ Se giró hacia Martín. ―Martín, ve hacia la ventanilla. Si hay fila, toma tu lugar en ella. No vayas al frente. No debes atraer la atención hacia a ti. Sarah quédate detrás de Martín. Desde allí, puedes ver al guardia de seguridad y a los cajeros detrás de la ventanilla.‖ ―¿Por qué tengo que ser capaz de ver a los cajeros?‖ Amanda- Sarah preguntó. ―Pensé que solo tenía que detener al guardia de seguridad de reaccionar.‖ ―Los cajeros tienen botones de alarma debajo de su lado de la ventanilla,‖ le dijo Clare. ―Ellos pueden oprimirlo en cualquier momento y alertar a la policía. Tendrás que detenerlos al igual que al guardia. ¿Puedes hacerlo o no?‖ ―No lo sé. Nunca he intentado hacer dos cosas al mismo tiempo.‖ ―Bueno, por eso es que estamos teniendo un ensayo—para asegurarnos de que puedes,‖ dijo Clare. Jaló una de las pequeñas mesas del extremo detrás de ella. ―Llamaremos a esto la puerta de la bóveda. Tracey, ve detrás del mostrador y quédate allí, así podrás seguir al primero que pase.‖ Aunque no podía verla, Emily asumió que Tracey estaba haciendo lo que le dijeron. Ella era una muy buena amiga como para arriesgar la vida de Emily. ―Ahora que todos están en sus posiciones, lo primero que tiene que pasar es que alguien vaya hacia la bóveda. Puede ser uno de los cajeros o el gerente del banco. Howard, hazlo.‖ Howard tomó unas llaves de su bolsillo, sonaron en su mano, y habló con un compañero imaginario. ―Sí, por supuesto Sra. Montague, podemos sacar su collar de diamantes de su caja de seguridad. Venga conmigo, por favor.‖ Caminó hacia el sofá y siguió hablando con su cliente fingido. ―Y puedo preguntar ¿dónde usara ese hermoso collar? ¡Ah, en la opera! Qué bien.‖ Clare lo miró sin disimular su despreció. ―Howard, no tenemos mucho tiempo.‖

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Howard apretó el paso. Detrás del sofá, giró la llave, como si la hubiera metido en una cerradura. ―Ve junto a él, Tracey,‖ ordeno Clare. ―Quédate junto a él hasta que entre.‖ Howard actúo como si estuviera abriendo una puerta. Hizo un gran espectáculo haciéndose hacia un lado para que la invisible Sra. Montague lo siguiera, y probablemente para que la invisible Tracey pasara, también. Dio unos pasos más y realizó movimientos como si estuviera girando un disco de combinación. ―Mira esto con cuidado, Tracey,‖ dijo Clare. ―Tienes que ser capaz de recordar los números. Ahora, Howard, deja la bóveda. Tracey, quédate donde estas.‖ Howard obedeció, otra vez hizo como si le abriera la puerta a la señora y cerrándola detrás. Los ojos de Clare se mantuvieron en la posición detrás del sofá. ―Tracey, muéstrate.‖ Demandó bruscamente. Emily contuvo el aliento. ¿Qué pasa si Tracey se había escapado en busca de un arma para combatir a los delincuentes? Pero ella había hecho lo correcto al asumir que Tracey no se arriesgarían a ser desobediente. Tracey reapareció, justo donde se suponía que debía estar. ―Muy bien. Ahora, Martín, este es tu gran momento. Tú estarás hasta delante de la fila, frente al cajero. Yo seré la cajera.‖ Ellos tomaron sus posiciones, y Clare continuó. ―Queremos que el cajero te haga enojar, así serás lo suficientemente fuerte para derribar la puerta cerrada que conduce a la bóveda. Tendrás que crear la atmósfera adecuada para que te hagan enojar. ¿Entiendes?‖ Era obvio que Martín no tenía ni idea. ―¿Huh?‖ Clare frunció el ceño. George se acercó a ella. ―En realidad, considerando lo que acabamos de ver, puede que no sea una buena idea poner en práctica las burlas. No te gustaría que el derriba alguna puerta aquí.‖ Clare lo consideró. ―Pero necesita ver lo que tiene que hacer.‖

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―Yo haré su parte,‖ se ofreció George y Clare estuvo de acuerdo. Mantuvieron una conversación breve y en voz baja, y luego Clare se volvió hacia Martín. ―Martín, tienes que mirar cuidadosamente y recordar lo que dice George. Está bien, George, eres Martín. ¿Qué es lo primero que me vas a decir, al cajero?‖ ―Quiero algo de dinero, por favor.‖ Dijo George. ―¿Tiene usted un cheque por la cantidad que quiere?‖ preguntó Clare. ―No.‖ ―¿Tiene alguna tarjeta de débito y un PIN7?‖ ―No.‖ ―¿Tiene una cuenta de cheques o de ahorro en este banco?‖ ―No.‖ Clare negó con la cabeza. ―Lo siento, joven. Usted no está autorizado para retirar dinero de este banco.‖ ―Pero quiero,‖ dijo George. ―Yo quiero un millón de dólares. Ahora mismo.‖ Ahora, Clare le dio una sonrisa artificial y condescendiente. ―Todos lo hacemos, pero así no es cómo funciona el sistema bancario.‖ ―Por favor, ¿puedo tener un poco de dinero? ¿Por favor?‖ ―Lo siento, no. Ahora, puede hacerse a un costado para que pueda atender al próximo cliente.‖ Mirando a Martín, dijo: ―Ahora es cuando comienzas a llorar.‖ George no era un gran actor. ―Boo-hoo,‖ dijo rotundamente ―Boo-hoo. Deme un poco de dinero.‖ ―Ahora, Sarah empieza a burlarte de él.‖ ―¡Fuera de mi camino! Estas retrasando a todo el mundo. ¿Qué clase de idiota no sabe cómo funciona un banco?‖ Amanda- Sarah se burló. ―¿Será eso suficiente para que te hagas más fuerte?‖ preguntó Clare.

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PIN: código de seguridad utilizado en cuentas bancarias, tarjetas de crédito o débito, etcétera.

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Martín lucia ofendido. ―¡Puedo usar mis superpoderes cuando yo quiera!‖ Amanda-Sarah elevó la voz. ―Si no es suficiente, puedo hacer más. Soy buena molestándolo—puedo hacerlo explotar.‖ ¿Tiene que ser así de cooperativa? Pensó Emily. Conociendo a Amanda, ella probablemente estaba aliviada de que Emily fuera el rehén en lugar de ella. Amanda no se preocupaba por nadie que no fuera ella, pero Emily nunca habría pensado que caería tan bajo… ¿Podría Amanda ser el traidor entre ellos? Había tantos posibles espías. Emily no había pensado que su ánimo podía decaer más, pero ahora estaban cayendo en profundidades que nunca había experimentado, y la nube oscura la envolvía por completo. Ni siquiera necesitaba una visión para saber que todos estaban condenados. El ensayo continuo. George volvió a actuar el papel del guardia, y Martín se hizo cargo de su propio papel. Hizo una gran producción de derribar una puerta imaginaria, incluso añadió efectos de sonido. ―Emily, párate en el lugar del guardia,‖ ordenó Clare. ―Sarah, incapacítala para moverse.‖ ―Cosa segura,‖ dijo Amanda-Sarah. Dirigió una mirada atónita en dirección a Emily. Emily se puso tensa, esperando que algún cosquilleo frío se deslizara sobre ella y su cuerpo se congelara. Pero no pasó nada, sabía que podría moverse, si quisiera. Así que Amanda no había obtenido más de los poderes de Sarah- todavía no, por lo menos. Pero Emily no lo iba a evidenciar. Se quedó muy quieta y contuvo el aliento. Clare asintió con la cabeza. ―Eso es todo. Nos iremos al banco a las 6.‖ ―Los bancos no están abiertos hasta las 6.‖ dijo Tracey. ―El Northwest National está abierto hasta las 7 de la noche una vez por semana,‖ informo Clare. ―La cual es esta noche. Tracey ven conmigo. Te quiero enseñar algunos trucos para memorizar el número. Si alguno de ustedes tiene hambre, hay galletas en la mesa del comedor.‖

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Emily vio como los adultos y sus compañeros se dirigían al comedor. No tenía hambre y había otra razón por la que quería estar sola. Podía sentir las lágrimas ardiendo detrás de los ojos, y no quería que la vieran llorar. Iba a suceder justo lo que había visto. Vale, al menos sabía que era realmente capaz de ver el futuro. Pero no fue de mucho consuelo. En una hora y media, se vería obligada a robar un banco, y no había nada que pudiera hacer al respecto. Ellos no serían lastimados—eran muy valiosos para Clare. Solo se convertirían en delincuentes de por vida. Amanda- Sarah volvió a entrar en la sala. Apresuradamente, Emily se secó los ojos, pero no fue necesario—la roba cuerpos apenas le prestó atención. ―¿Has visto mi reloj? Quiero decir, el reloj de Sarah. Lo deje por aquí.‖ ―¿Cómo luce?‖ ―Anticuado—con perlas falsas en la cara. Es bastante malo tener las uñas mordidas de Sarah—no tengo que usar su horrorosa joyería…Oh, aquí esta.‖ Emily la miró con asombro. "¿Cómo puedes actuar así tan casual? ¿No te molesta todo esto?" Amanda-Sarah se encogió de hombros. "Oh, estoy segura de que voy a volver a mi propio cuerpo en poco tiempo. No voy a estar pegada a estas personas para siempre." "Pero ¿qué pasa con el resto de nosotros?" Preguntó Emily. "No te preocupes," dijo Amanda-Sarah. "Cuando estamos todos juntos en el banco, voy a detenerlos. No quería hacerlo mientras estábamos practicando, porque no estaba segura de poder congelar a los tres al mismo tiempo. Pero una vez que este en el banco, voy a congelar a Clare mientras está en el coche contigo. Ella me dejara acercarme lo suficiente porque le agrado. Luego, una vez que estamos en el banco, voy a congelar George y Howard. ¿Ves? Va a ser fácil‖. Emily suspiró. "¿Crees que puedes detener a Clare y George y Howard de que se mueva?" "Te detuve, ¿no?" "Yo estaba fingiendo".

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El rostro de la otra chica se encogió. "Oh. Bueno, hay una posibilidad de que obtenga más del don de Sarah en el momento en que lleguemos al banco. Sin embargo yo no contaría con ello. Cuando era Tracey, no podía permanecer invisible por mucho tiempo." Emily se dejó caer en una silla. En el fondo de su mente, debía haberse estado aferrada a la mínima esperanza de que aún hubiera una oportunidad de salir de esto. Pero no fue así. "Anímate," dijo Amanda-Sarah. "Tal vez podamos escapar en el banco. Uno nunca sabe qué va a pasar." "Pero yo sé lo que va a pasar," le recordó Emily. "Es por eso que estoy tan deprimida." Amanda-Sarah se quedó pensativo. "No lo entiendo. Quiero decir, ¿cómo puedes siempre realmente saber exactamente qué va a pasar en el futuro? Tú puedes ver lo que podría pasar, pero no se puede saber a ciencia cierta, ¿verdad? Siempre hay esa cosa mariposa." "¿De qué estás hablando?" "¿No has oído hablar alguna vez el efecto mariposa? Vi una película sobre ella. Una mariposa puede batir sus alas en Brasil y causar un terremoto en Japón. O algo así. Un tifón, tal vez." Emily no estaba de humor para tonterías. "No seas estúpida." "No, en serio. Es como si, algo realmente pequeño puede ocurrir, y tiene un efecto que crece y crece. Al igual que la forma en que mis padres se conocieron." Emily se hundió más en la silla. "Yo realmente no quiero escuchar cómo se conocieron tus padres, Amanda". "No, en serio, es genial. Mi padre se dirigía a una entrevista de trabajo. Era temprano, así que tomó un paseo por un parque, y cuando pasó demasiado cerca de unos arbustos, un botón de su camisa se desprendió. Él no quería parecer un vagabundo, así que se metió en la primera tintorería que vio, a ver si alguien podía coserlo de nuevo de inmediato, antes de su entrevista. Y mi madre estaba allí recogiendo algo de ropa. ¡Así es cómo se conocieron!

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Emily no estaba impresionada. "¿Y? Es lo que se denomina una coincidencia." "Pero, espera, piensa en ello. Si este botón no se hubiera caído, nunca se hubieran conocido. Yo no hubiera nacido. Así que no habría tomado el cuerpo de Tracey, y ella se seguiría siendo la chica nerd que solía ser. ¿Lo ves? Tracey está bien hoy y se debe a que mi padre caminaba por un parque. ¿Entiendes? " "No realmente," dijo Emily. Amanda-Sarah se dio por vencida y volvió a entrar en el comedor. Pero aun cuando Emily regresó a su tristeza privada, tenía que admitir que podría haber algo en lo que acababa de oír. Al igual que, ¿por qué no había ocurrido la visión de Martin rompiendo la puerta? Debido a que un ratón estúpido corrió por el suelo, y Martin resultó tenerles miedo a los ratones. Si no fuera por el ratón, la policía podría estar aquí en este momento, liberando a los niños y arrestando a Clare y su pandilla. Luego se sentó con la espalda recta. Eso no era cierto. Ahora que pensaba en ello, recordó que su visión sólo se trataba de Martin lanzando el sofá. Ella había esperado que la puerta se rompiera, pero eso no era parte de la visión. Bueno, tal vez la historia de Amanda era algo interesante. Aun así, no la hizo sentir mejor sobre lo que estaban a punto de hacer. En poco más de una hora, estarían robando un banco. Y no vio cómo una mariposa iba a ser capaz de evitar que sucediera.

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Capítulo 12 Traducido por Luly

K

en sabía dónde el equipo de básquetbol estaría pasando el rato. Gino‘s Pizza en el centro comercial cruzando la calle de Meadowbrook era el lugar popular para los atletas. Cuando se acercaron, los señaló, y Jenna vio media docena de jugadores apretados en una cabina junto a la ventana. ―La gran pregunta es, ¿Cómo vamos a separarlo de sus nuevos amigos?‖ Jenna se preguntó. Ken rodó sus ojos. ―Quienes no son sus amigos del todo. Mike es supersticioso—él siempre ha sido así. Él cree que Charles es una especie de amuleto de la suerte, y ha persuadido a los otros chicos de estar de acuerdo con eso. Me refiero, ¿de qué otra manera podría él explicarles su repentina racha ganadora?‖ ―Entonces ellos lo están usando totalmente,‖ dijo Jenna. ―Sí. Y tan pronto como termine la temporada, se desharán de él.‖ ―Estás seguro de eso, ¿Huh?‖ ―Conozco a esos chicos. Apuesto a que se ríen de Charles cuando él no está.‖ Jenna pensó sobre eso. ―Charles es orgulloso. Si supiera que ellos no lo quieren realmente, se iría.‖ Ken estuvo de acuerdo. ―Creo que podríamos decírselo. Pero él no nos creería.‖ Jenna asintió con la cabeza. ―Pero si él lo escuchase de ellos…‖ ―¿A qué te refieres?‖

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Se estaba formando una idea en su cabeza. ―¿Tienes un teléfono celular?‖ Claro. ―¿Puedo verlo?‖ Él se lo entregó. Jenna le dio un rápido vistazo, sonrió de oreja a oreja, y le dijo a Ken su idea. ―Vale la pena un intento,‖ dijo. ―Vamos.‖ Fueron a la puerta del restaurante. ―Espera un segundo,‖ dijo Jenna. ―¿Cómo luzco?‖ Ella arregló sus facciones en lo que ella esperó que fuera una expresión convincente. ―Seriamente deprimida,‖ dijo Ken. ―¿Al borde de llorar?‖ Él ladeó su cabeza a un lado y la examinó. ―Bueno… sería mejor si en realidad pudieras elaborar algunas lágrimas.‖ Jenna intentó, pero fue imposible. Seriamente deprimida tendría que funcionar. Entraron y se encaminaron hacia la mesa donde los jugadores de básquet y Charles estaban sentados. ―¿Podemos apretujarnos?‖ preguntó Ken. Sin esperar una respuesta, empujó a su amigo Mike a un lado y se sentó al lado de Charles. Charles lo miró con algo que parecía interés. ―Pensé que ustedes iban a salvar a esos chicos de la clase,‖ murmuró en una voz demasiado baja para que los demás alrededor de la mesa lo escucharan. ―Nah,‖ Ken respondió suavemente. ―Demasiado problema. Hey, ¿puedo tener una porción?‖ Jenna no fue insultada cuando ninguno de los chicos le hizo lugar. No era el tipo de chica que los deportistas escogen. De hecho, tenía el presentimiento de que ella asustaba a la mitad de ellos. Eso hizo incluso más difícil parecer patética y ganar su simpatía. Pero hizo lo mejor.

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―No me quedo,‖ dijo ella en una voz temblorosa. Sorbió fuertemente su nariz y restregó sus ojos. ―¿Cuál es el problema de ella?‖ preguntó Mike. ―Su anillo se deslizó de su dedo y cayó dentro de un drenaje de afuera,‖ dijo Ken. ―Dejé caer mi billetera en un drenaje,‖ otro jugador dijo. ―Pero la tuve de regreso. Mastiqué un poco de goma de mascar, la puse al final de un palo, y pesqué alrededor por ella. La billetera se pegó y la saqué.‖ ―Intentamos eso,‖ dijo Ken rápidamente. ―Pero no pudimos encontrar el anillo.‖ ―Mala suerte‖, dijo un chico. ―Sí,‖ dijo Jenna y dio unos sorbos más. ―Era un anillo muy especial. Mi padre me lo dio antes de que muriese‖ Ella pensó que añadiendo un toque sentimental como ese podría significar algo para ellos. Uno de los chicos habló. ―¿Vieron la mirada en el rostro del chico de St. Mark cuando intentó hacer ese lanzamiento y su pelota fue dentro de las gradas? Aun no puedo entender esa. Creí que sería un básquet fácil para él.‖ ―Si, ¿cómo sucedió?‖ se preguntó otro chico. ―¿Quién sabe? ¿A quién le importa?‖ cantó Mike fuertemente. Lanzó un brazo alrededor de Charles. ―Tenemos nuestro amuleto de la buena suerte. No sólo nos ayuda a ganar, hace perder al otro equipo, ¡el estrellato!‖ Jenna tenía que recobrar la conversación hacia su no-existente anillo. Claramente sentimentalidad no iba a funcionar. Ella intentó otra táctica. ―Tenía diamantes y rubíes en él,‖ dijo ella.

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Los miembros del equipo la miraron sin comprender. ―Mi anillo,‖ les recordó. ―El que cayó en la alcantarilla. Diamantes y rubíes. Y gran enorme zafiro.‖ Eso les impresionó. ―¿Joyas reales?‖ preguntó Mike. ―Wow, eso apesta.‖ Ken chasqueó sus dedos, como si una brillante idea se le hubiera ocurrido de repente. ―¡Sé cómo puedes tenerlo de vuelta! Charles, ¿puedes venir afuera con nosotros?‖ ―¿Por qué?‖ pregunto Charles. Ken lo miró significativamente. ―Sabes por qué, Charles. Podríamos, uh, intentar la cosa del palo de vuelta y… nos traerías suerte.‖ Para los otros, añadió, ―él es exactamente ese tipo de chico ¿no? ¿Suertudo, me refiero?‖ Charles lo fulminó con la mirada. ―Sí, bueno, tal vez no quiero traerles a ustedes alguna suerte.‖ ―Aw, vamos Charles,‖ dijo Mike. ―Ken es un amigo. ¿Por qué no ves si puedes ayudar a su amiga?‖ ―Sí, tal vez hay una recompensa en ello para ti,‖ dijo otro chico. Jenna pensó rápidamente. Charles estaba en su clase de matemáticas. ―Haré tu tarea de matemáticas durante un mes,‖ ofreció. ―Hey, ese es un trato muy bueno,‖ dijo uno de los chicos. Charles pareció pensar así, también. ―Sí, está bien.‖ Dio marcha atrás en el pasillo y Jenna lo siguió fuera del restaurante. Ken se quedó en la mesa. Gracias a Dios allí había realmente una alcantarilla en el borde de la calle justo enfrente del restaurante. Charles miró hacia abajo dentro de ella. ―No veo nada,‖ dijo él.

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―Esta allí,‖ le aseguró Jenna. Ella miró de vuelta al restaurante, donde podía ver a Ken hablando a los otros. Vamos, Ken, ¡hazlo rápido! No sé cuánto tiempo podré mantenerlo aquí afuera. ―Si tiene diamantes, debería ver un destello,‖ dijo Charles. ―Los diamantes están sucios,‖ dijo Jenna apresuradamente.‖ Tengo que limpiar el anillo. ¿No puedes sólo imaginarlo en tu cabeza y sacarlo sin verlo?‖ ―No lo sé. Nunca intenté eso.‖ ―Es de oro, y hay un enorme diamante, y un rubí en cada lado del diamante, y un montón de pequeños diamantes en la banda.‖ ―Creí que habías dicho que había un zafiro.‖ ―Oh, cierto. Absolutamente. Un gigantesco zafiro.‖ ―Nunca te vi usar un anillo como ese,‖ dijo Charles. ―Bueno, mmm…, no se me permite usarlo en el colegio. Mira, sólo concéntrate en esa imagen, y apuesto que puedes hacerlo salir. Eres tan talentoso, Charles—tienes el don más asombroso. Eres tan suertudo. Todo lo que yo puedo hacer es leer mentes, pero tú puedes mover cosas. Eso es mucho más genial.‖ Ella estaba hablando atropelladamente ahora, pero haría cualquier cosa para mantener a Charles allí afuera hasta que Ken llevase a cabo lo que él tenía que hacer. ―Cállate, me estoy concentrando,‖ dijo Charles. Pasó un minuto. ―Nah, no está funcionando. Voy a volver adentro.‖ ―Sólo intenta una vez más, ¡por favor!‖ suplicó Jenna. ―¡Piensa en toda la tarea que no tendrás que hacer!‖ ―Espera un minuto,‖ dijo Charles. ―¿Qué clase de notas tienes en matemáticas, de todas maneras? No quiero que hagas mi tarea si vas a hacer un mal trabajo.‖

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Afortunadamente, no tuvo que responder a eso. Ken salió del restaurante. ―¿Funcionó?‖ preguntó ella excitada. Él levantó su teléfono celular. ―Lo tengo justo aquí.‖ ―¿De qué están hablando chicos?‖ demandó Charles. ―Tus tan-llamados amigos,‖ dijo Ken. ―Nosotros sólo pensamos que tal vez te gustaría saber qué piensan ellos realmente de ti.‖ Él prendió el dispositivo de la grabación del video y apretó Play. La primera voz que escucharon era la de Ken. ―Así que, Charles está saliendo con ustedes ahora. Él es realmente un chico muy bueno cuando lo conoces.‖ Un chico habló. ―¿Estás bromeando? ¡Es un nerd total! Ese chico es demasiado patético. No hace nada en el colegio—sólo da vueltas por ahí y se queja de todo.‖ ―Él no puede evitar estar en una silla de ruedas.‖ Esa era la voz de Ken de vuelta. ―No tiene nada que ver con eso,‖ otra voz dijo. ―Si él no estuviera en la silla de ruedas, sería un nerd andante.‖ Mike habló después. ―Mira, sí él nos puede llevar a las finales, puede salir con nosotros. Al menos hasta el fin de la temporada.‖ ―Pero el realmente me está poniendo de nervios,‖ otro chico dijo. ―Y todavía nos queda un mes antes de las finales.‖ ―Pero sólo piensa en cuán grandioso nos sentiremos cuando ganemos el campeonato del estado,‖ declaró un chico. Mike habló. ―Sin mencionar cuán estupendo nos sentiremos cuando podamos botar a Charles.‖

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Ken apagó el teléfono. ―Lamento esto, Charles. Pero deberías saber con qué clase de chupamedias estas saliendo.‖ Jenna estaba mirando la cara de Charles. Que el poco color que tenía se había ido, y no era difícil ver que él estaba al borde de las lágrimas. De hecho, una lágrima ya estaba haciendo su camino bajo su mejilla. ―Sabes, Charles, nosotros seríamos tus amigos,‖ dijo, ―si nos dejases. Sé que Emily y Tracey lo serían, también.‖ Ella no incluyó a Amanda. Charles no era tan crédulo. ―Muy malo que Tracey y Emily hayan sido secuestradas. Quién sabe, tal vez no las volvamos a ver.‖ Fieramente, Charles quitó la lágrima, pero no dijo nada. Jenna hizo un rápido scanner de sus pensamientos. Él tenía los nervios de punta. ―Lo digo en serio, Charles. No miento. Todo lo que tienes que hacer es ser un buen chico, y podrás tener todos los amigos que quieras.‖ Hubo un largo momento de silencio. Finalmente, Charles habló. ―Está bien.‖ En ese momento, un auto paró junto a ellos. La ventana del conductor bajó, y habló una voz familiar. ―Entren.‖ ―¡Madame!‖ exclamó Jenna. ―¿Cómo supo que estábamos aquí?‖ Ken le respondió por ella. ―Los teléfonos celulares tienen otras funciones además de grabar chismeríos, Jenna.‖ El baúl del auto se abrió. Ken ayudó a Charles en el asiento delantero mientras que Jenna dobló la silla y la puso dentro del baúl. Se metió atrás con Ken, y se largaron. Jenna le contó a Madame sobre la casa y cómo sintió que Emily y a los otros estaban adentro. ―Pero sólo pude sentir su humor. No podía leer sus

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pensamientos y enterarme de algo específico, como por qué han sido llevados allí.‖ ―Nos enteraremos muy pronto,‖ dijo Madame severamente. Siguió la dirección de Jenna hacia la vieja y abandonada casa detrás del parque industrial. ―¿Crees que puedes abrir la puerta, Charles?‖ preguntó Ken. ―Pan comido,‖ respondió Charles. Como ellos se aproximaron a la casa, Jenna frunció el ceño. ―Algo es diferente.‖ ―¿Qué?‖ preguntó Madame. ―No lo sé. Pero no estoy sintiendo el humor de Emily.‖ Madame aparcó el auto, y todos salieron. Charles se rodó a sí mismo hasta el frente de la casa. Miró fijamente a la puerta roja. Nada sucedió. ―Tiene cadenas en ella,‖ dijo él. ―¿Ése es un problema?‖ preguntó Madame. ―Nah, Sólo tengo que concentrarme un poco más duro.‖ Su frente se surcó, y segundos después la gran puerta roja se abrió— Charles había desatornillado la bisagra. Ken corrió hacia ella. ―Espera,‖ gritó Madame. ―No vayas adentro. ¡Espera a la policía!‖ Pero Ken ya estaba adentro de la casa. Jenna no estaba segura si seguirlo o no. Se veía tan oscuro allí. Había algo más, también. No podía escuchar pensamientos en absoluto. Con la puerta abierta, ella debería haber sido capaz de captar algo. Era como si allí no hubiera cerebros trabajando en absoluto. Ken emergió, sacudiendo su cabeza. ―Se han ido.‖

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―¿A dónde?‖ lloró Jenna indefensamente. Pero ella sabía que ninguno podía responder eso. De repente Ken puso sus manos sobre su cabeza. ―¡No ahora! Gritó. ―¡Déjame solo!! De vuelta Jenna podía escuchar la persistencia de la voz de la señora. Por favor, háblale a mi hijo, él se va a meter en problema. Tienes que decirle que estoy muy disgustada con él. Eso lo hará parar. ―¡Quiero que tú pares!‖ Ken gritó. ―¡No me importa tu estúpido hijo!‖ Él no es estúpido. Su nombre es Howard. Él es realmente un buen chico—él sólo se involucró con mala gente. Lo he estado mirando. Ellos han secuestrado algunas jóvenes personas muy extrañas y ahora están a punto de robar un banco. Ken y Jenna se miraron el uno al otro. ―¿Personas jóvenes con dones especiales?‖ preguntó Ken. Sí, hay una chica que predice el futuro y otra que desaparece— ―¿Sabes dónde están?‖ preguntó Ken. Por supuesto que sé dónde están. Estoy en el cielo. Puedo ver a mi hijo cuando yo quiera— Tal vez no era muy amable interrumpir a la difunta, pero esta mujer podría haber seguido para siempre. ―¿Dónde están?‖ Ken y Jenna demandaron al unísono. Ella les contó.

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Capítulo 13 Traducido por Carolina

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o parecía que pasara nada inusual en el ―Northwest National Savings and Loan Association‖. Desde el parking, Jenna podía ver las figuras de las sombras dentro del banco, que no corrían ni se movían de forma sospechosa. No sabría decir si alguno de ellos era su compañero de clase. Los cuatro salieron del coche de Madame y cruzaron la calle. Los sentidos de Jenna estaban en alerta, y sabía que escucharía los pensamientos de sus compañeros tan pronto como estuviera lo suficientemente cerca. Pero no esperaba oír a Emily mientras todavía estaba en el parking. Ojalá pudiera estar dentro con los demás. Ni siquiera veo lo que pasa. ―¡Oigo a Emily!‖ les dijo a los demás. ―¿Está en el banco?‖ preguntó Madame. ―No. Los otros están dentro, y está pensando cuánto le gustaría estar con ellos. Seguro que está en uno de esos coches.‖ Pero había al menos 20 coches en el aparcamiento, y no sabía de qué dirección venían los pensamientos. Tengo miedo. Clare parece tan tranquila y confiada, como si nada pudiera ir mal. Seguro que utilizaría esa pistola conmigo si los demás intentaran alejarse. Y podrían intentarlo. Con ellos sólo están Howard y George, y no son los lápices más afilados de la caja. No creo que estén armados. Clare es el cerebro. ―Howard… ¿no es ese el nombre del hijo de la mujer muerta?‖ Le preguntó Jenna a Ken. ―Está en el banco con los demás. Emily está en el coche con alguien llamada Clare, y Clare tiene una pistola.‖

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―Si supiera en qué coche están, podría alejar la pistola de ella,‖ dijo Charles. ―Vale, Madame y tú buscad el coche,‖ dijo Jenna. ―Ken y yo entraremos en el banco.‖ ―No,‖ dijo Madame. ―Espera hasta que tengamos la pistola. No dejaré que mis alumnos entren ahí cuando hay alguien con un arma de fuego por aquí.‖ Jenna agarró la silla de Charles por los mangos. ―A lo mejor los pensamientos de Emily suenan más fuerte cuando nos acerquemos,‖ dijo. Empezó a empujar la silla de Charles por dos filas de coches. ―No vayas tan rápido, Jenna,‖ la reprendió Madame. ―No quieres llamar la atención. Creo que esta Clare vería raro alguien corriendo con una silla de ruedas en un parking. Sin mencionar el hecho de que podría reconoceros a los dos.‖ ―¿Cómo?‖ quiso saber Jenna. ―No me ha visto.‖ Madame habló en voz baja. ―No puedes saberlo, Jenna. Tengo la sensación de que esto no es un crimen normal. Ni un robo a un banco normal.‖ Jenna no tenía ni idea de lo que estaba diciendo, y sólo podía preocuparse por eso ahora. Pero fue más despacio, y Ken y Madame la siguieron de cerca. Jenna mantuvo sus ojos y orejas abiertos y esperó que su habilidad especial funcionara bien. Ojalá pudiera ver lo que pasa en el banco. ¿El guardia no le dispararía a un niño, no? ¿Aunque esté intentando robar el banco? Los pensamientos de Emily sonaban definitivamente más alto. A pesar de la advertencia de Madame, Jenna aceleró. ¿Era esa furgoneta de ahí? ¿O quizá el coche verde con la abolladura en el parachoques? ―Es ese todoterreno,‖ susurró Ken.

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Jenna se detuvo. ¿Cómo lo sabes? ―La madre de Howard. Acaba de decirme que ese solía ser su coche.‖ Jenna llevó la silla de ruedas detrás del todoterreno. Se agachó para hablarle al oído a Charles. ―¿Ya puedes sentir la pistola?‖ ―No. Tengo que ir al lado del conductor. Suelta la silla.‖ Algo le dijo a Jenna que no discutiera. Levantó las manos. Lentamente, Charles empezó a empujarse a sí mismo hacia el lado del vehículo. Jenna se quedó detrás con Madame y Ken. Contuvo la respiración. Tampoco se escuchaba la respiración de los demás. De repente la ventana del conductor se bajó. Jenna oyó una voz de mujer. ―¿Qué…?‖ Y la pistola salió volando de la ventana. La antigua vida de Ken como atleta fue útil, y corrió a cogerla. Todas las puertas del coche se abrieron y Emily salió. Al mismo tiempo, el coche arrancó. Jenna y Madame se apartaron mientras el todo terreno retrocedía. Con las puertas todavía abiertas, aceleró y se fue del parking. Charles giró la silla a su alrededor, pero era demasiado tarde. El gran coche estaba fuera de su vista antes de poder detenerlo. A Jenna no le importaba. Estaba demasiado ocupada abrazando fuertemente a Emily. Sólo por un segundo. A Jenna no le gustaban mucho las muestras de afecto públicas. ―Los demás están en el banco,‖ les dijo Emily. ―Lo sabemos,‖ dijo Madame. ―¿Los hombres que están con ellos están armados?‖ ―No creo.‖

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―Estamos armados,‖ dijo Ken orgulloso, con la pistola en la mano. ―Baja eso,‖ cortó Madame. ―No quiero disparos. Voy a llamar la policía, quedaos aquí.‖ Sacó su teléfono móvil. Jenna miró a Emily levantando las pestañas. Le dijo a Ken que se quedara quieto. A nosotras no. Jenna asintió. Cogió la mano de Emily, y mientras Madame les daba la espalda, corrieron hacia el banco.

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Capítulo 14 Traducido por Luly

―A

llí está Martin, hablando con la mujer detrás del mostrador,‖ dijo Emily. ―Se supone que Martin echa abajo la puerta de la bóveda.‖ Ella explicó cómo Martin se suponía que demandara dinero y desatara sus súper poderes cuando la cajera lo tratase como a un niño estúpido. Un cliente salió del banco, dejando la puerta entreabierta. Ahora ellos podían escuchar la voz chillona de Martin. ―¡Pero quiero un poco de dinero ahora!‖ Un hombre usando una etiqueta con nombre se le acercó. ―Soy el gerente del banco. ¿Hay algún problema aquí? La cajera detrás del mostrador habló. ―Estoy intentando explicar a este joven que no regalamos dinero.‖ El gerente se rió para sí mismo. ―Ya veo. Ven conmigo, jovencito. Te mostraré cómo opera el banco.‖ ―Yo sólo quiero un poco de dinero,‖ se quejó Martin. ―Sí, por supuesto que quieres,‖ dijo el hombre amablemente. ―Y voy a mostrarte cómo abrir una cuenta de ahorro y ganar intereses.‖ ―No quiero intereses, ¡quiero dinero!‖ gritó Martin. "¿Dónde está Tracey?" le preguntó Jenna a Emily. "Bueno, si mi visión era correcta, debería ser invisible. Se supone que ella saca el dinero de la bóveda. ¿Ves al hombre de pelo rizado? Ése es Howard.‖ ―El hombre flaco junto a la puerta es George.‖ Se volvió a Jenna. ―¿Cómo nos encontraste?‖

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―La madre de Howard,‖ dijo Jenna. ―Larga historia, te cuento luego.‖ Emily agarró el brazo de Jenna. "Uh-oh, ¡está sucediendo ahora!" Ellas no podían oír nada, pero podían ver, y la expresión en el rostro de Martin era algo que ya habían visto antes. Y luego, como un tornado, atravesó la habitación y se estrelló contra una puerta. El corazón de Emily se hundió cuando vio a un guardia de seguridad sacó su arma. Luego vio a Amanda-Sarah corriendo hacia la salida antes de que se resbalara en el pisó y se cayó, fuerte. "¡Oh por Dios!" Emily chilló. George estaba estirando la mano dentro de su chaqueta. ¿Por un arma? Ella nunca lo sabría. Amanda-Sarah, todavía sentada en el piso, lo miró. Y George se congeló. Emily miró fijamente a la pequeña escena durante un segundo, pensando, Wow. Amanda realmente logró manejar el don de Sarah. Pero algo estaba fuera de lugar. Algo en los ojos de Sarah parecía diferente… Emily jadeó. "¡Es Sarah!" "Bueno, por supuesto es Sarah," Jenna dijo. "¿Quién más?" Obviamente, Jenna no se había molestado en leer su mente. "Larga historia," Emily dijo. "Te diré luego." Luego ambas pusieron sus manos sobre sus oídos. Tres autos de policía, las sirenas aullando, y luces rojas relampagueando. Seis oficiales saltaron fuera de los autos y corrieron hacia adentro, gritando para todos de poner sus manos en el aire. Ahora Madame, Ken, y Charles estaban de su lado.

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"¿Qué sucedió?" Madame preguntó desconcertada. "No he llamado a la policía todavía." Escucharon la voz de Tracey antes de que la vieran. "Apreté el botón de la alarma." Ahora Tracey era visible y sonreía felizmente. "Es silenciosa en el banco, pero alerta a los policías que algo está pasando. Cuando entré a la bóveda, miré sobre mi hombro y te vi afuera. Sabía que Emily debía estar a salvo, así que me agaché hacia la puerta de la bóveda y apreté el botón bajo el mostrador de los cajeros antes de que Martin incluso echase a puerta abajo. ¿Cómo te escapaste de Clare, Emily?‖ "Charles consiguió el arma," Emily le dijo. Tracey miró con incredulidad al chico en la silla de ruedas. Charles le dio una mirada arrogante. "Yo soy el héroe de verdad," dijo. Emily estaba segura que él nunca la dejaría olvidarse de eso nunca. Pero eso estaba bien para ella. Martin fue el siguiente en aparecer desde el banco. ―Esa cajera no me molestó realmente,‖ anunció. ―Usé mi fuerza por mí sólo.‖ Emily no tenía el corazón para decirle que habían oído la cosa entera—él había perdido su temperamento definitivamente. Sarah lo siguió. Era la única entre ellos que no se veía aliviada o feliz. En realidad parecía un poco triste. Se deslizó pasando a los demás y se quedó al lado de Madame. "Tuve que hacerlo," susurró. "Lo sé," Madame dijo y puso un reconfortante brazo alrededor de ella. Emily la miró curiosamente. ¿Había sido así de horroroso para Sarah, usar su don? Tal vez algún día aprendería por qué la chica estaba tan triste. Dos oficiales de policía aparecieron. Uno tenía a George con esposas, y el otro tenía a Howard. Cuando ellos pasaron, Ken habló.

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"Howard, tu madre no está muy contenta contigo.‖ Howard lo miró boquiabierto. Los ojos de George estaban registrando el lote del estacionamiento. Pero Clare había desaparecido. Otro policía salió. "¿Están todos bien?" "Sí oficial, estamos bien," Madame dijo. Él sacudió su cabeza en desconcierto y miró a Martin. "Uno de los cajeros, dijo que vio a este chico abrir forzadamente la puerta de la bóveda." Madame dejó salir una rara risa artificial. "Bueno, eso es apenas posible, ¿no lo es, oficial?" Él se encogió de hombros. "Creo que uno de los ladrones armó una carga de explosivos y explotó cuando el chico estaba junto a la puerta. Qué bueno que no fuiste lastimado, jovencito." "Nada me lastima," Martin fanfarroneó. Madame agarró su brazo. "¡Ow!" "Ustedes no atraparon a todos los ladrones," Emily le dijo al policía. Ella les contó sobre Clare. El policía sacó una libreta. "¿Puedes darme una descripción de esta Clare?" Emily, Tracey, y Martin intercambiaron miradas. ¿Qué podrían decirle? "Ojos azules," dijeron en coro, y luego cayó el silencio. El oficial sonrió. "No se preocupen, chicos, Sé que aún están un poco disgustados. Conseguiremos detalles de los hombres que atrapamos." Cerró su libreta. "¿Así que quién es el héroe de aquí?" Emily echó un vistazo a Sarah. "Tracey tocó el botón de la alarma," Sarah dijo suavemente.

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"Pero este es el verdadero héroe," Tracey dijo, poniendo su mano en el hombro de Charles. "Él quitó el arma de Clare," Emily añadió. Madame la fulminó con la mirada, y ella se mordió el labio. "Aquí está el arma, oficial," Ken dijo rápidamente y se la entregó. "Buen trabajo, joven," dijo el policía. Emily miró a Charles. No estaba sorprendida de ver que estaba haciendo pucheros. Se arrodilló junto a la silla de ruedas. "No te preocupes, Charles. Sabemos que eres el verdadero héroe. Y te vamos a tratar como uno." Lentamente, su rostro se aclaró. Sus mejillas se enrojecieron. Él sonrió. Y sin ni siquiera intentar mirar su futuro, Emily sospechó que iba a ser muy diferente de lo que ella podía haber predicho para él sólo días antes.

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Capítulo 15 Traducido por Crystal

―¿E

stás segura de que quieres ir a la escuela?‖ preguntó la ansiosa mamá de Emily el lunes por la mañana. ―A mí me parece que necesitas más de un fin de semana para

recobrarte.‖ ―Me siento bien, mamá,‖ Emily le aseguró. Salió del carro enfrente de Meadowbrook. ―No te preocupes. Te veo luego.‖ Tenía que admitir, que se sentía un poquito cansada. Pero no quería quedarse en casa. Más que nada, Emily quería que su vida volviera a la normalidad. Aun no podía creer todo lo sucedido la semana pasada. Regresó a casa el viernes en la noche sintiéndose como si hubiera estado fuera un mes. Tantas emociones… había estado asustada, confusa, enojada, deprimida… ¿Y cómo estaba sintiéndose ahora? No estaba segura. Pero sabía que no era malo. Y sabía que había aprendido algo sobre sí misma. Madame les había dicho a todos ellos que fueran a su salón antes que nada en la mañana antes de la escuela para informes. Emily estaba contenta de no tener que esperar hasta la clase de los dotados para ver a todos. Habiendo pasado esta aventura, ¿estarían ellos unidos como un grupo? No fue la primera en llegar al salón 209. Jenna ya estaba ahí. Asintió a Emily. ―¿Cómo te sientes?‖ ―Un poco cansada,‖ admitió Emily. ―Pero bien, ―¿Cómo estás tú?‖ ―Bien,‖ Jenna hizo eco de sus palabras. Pero Emily pensó que se veía aún más cansada de lo que Emily se sentía. Sus ojos estaban inusualmente oscuros. ―Me alegra que haya terminado,‖ dijo Emily. ―A mí también.‖ Y sonrió— pero para Emily, lucía un poco forzado.

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Ken vino después, y él estaba definitivamente de buen humor. ―Me siento genial,‖ dijo a las chicas. ―Ustedes saben, siempre creí que tenía el don más inservible. No podía hacer nada con él. Ayer, por primera vez, ¡valió la pena!‖ ―¿Cómo es eso?‖ pregunto Emily. ―Jenna leyó la mente de Carter, y así es como supimos acerca de la casa. ¡Pero luego esta mujer muerta me dijo dónde estaban! Ella era la madre de uno de los secuestradores—Howard. Quería que le diera un mensaje‖ ―¿Cuál era el mensaje?‖ pregunto Emily ―Quería que le dijera que estaba haciendo algo malo y que estaba muy molesta con él. ¿Cómo era él?‖ ―Estaba bien,‖ dijo Emily. ―Si lo hubiera conocido en algún otro lugar, incluso habría pensado que él era lindo‖ Jenna se veía sorprendida. ―¿Tu secuestrador era lindo?‖ ―Si, ese lo era. El otro hombre estaba bien también. No creo que ninguno de los dos fuera muy listo, pero nunca fueron malos con nosotros. La mujer, Clare…ella era aterradora‖ ―Ella sabía cómo vestirse sin embargo. Digo, que la mujer tenía estilo.‖ Ese comentario vino de Amanda. De vuelta en su propio cuerpo, se paseó por el salón y tomo su asiento. Luego, examino sus uñas ―Lo que sea que tome mi cuerpo mientras estoy fuera hace una muy buena manicura.‖ Charles se rodó en la habitación. Emily le dio un codazo a Ken, y los dos empezaron a aplaudir. ―Charles, salvaste mi vida,‖ Emily declaro. ―Desearía que hubieran visto la cara de Clare cuando esa arma salió volando de su mano.‖ Charles se veía satisfecho, pero un poco avergonzado, también. estaba acostumbrado a que nadie hiciera un escándalo sobre él.

No

Tracey llego después, seguida de Martin. Después Carter Street entro. Sus ojos estuvieron en el mientras iba a su lugar y se sentó, pero, como normalmente, él no reacciono. ―Me pregunto porque ellos solo lo dejaron ir,‖ Ken reflexiono.

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―Porque no tenía ningún talento que pudieran usar, supongo,‖ sugirió Tracey. ―¿Entonces porque se lo llevaron en primer lugar?‖ Emily pregunto. ―Parecían saber todo sobre todos nosotros.‖ Nadie pudo contestar eso, y los compañeros se sentaron en silencio por un momento. La última estudiante en entrar fue Sarah. Ella fue directamente hacia Amanda. ―Quiero agradecerte.‖ Amanda la miro. ―¿Por qué?‖ ―Por tomar mi cuerpo.‖ Emily estaba muy sorprendida. ―¿Estas contenta de que Amanda robara tu cuerpo?‖ Sarah asintió. ―Me pusieron en una posición donde tenía que usar mi don. Pero nunca lo había usado antes de que fuera absolutamente necesario. Si hubiera estado en control, hubiera estado tentada a usarlo antes.‖ Y tomo asiento. Una vez más, Emily no pudo averiguar porque Sarah estaba tan ansiosa de evitar su don. Era un misterio que definitivamente no se había resuelto. Finalmente Madame llego. ―Buenos días, clase. No los mantendré por mucho, y podemos pasar más tiempo hablando durante la clase regular. Pero mientras su memoria aun es fresca, tengo que preguntarles algo. ¿Qué tipo de efecto ha tenido esta experiencia en respecto a sus dones? ¿Se sienten diferentes acerca de eso ahora?‖ ―Yo lo hago,‖ dijo Ken. ―De hecho tuve algo útil de una de mis voces.‖ Charles tenía algo que decir, también. ―Fue de alguna manera genial, usando mi don para salvar a Emily. Esa dama probablemente no habría podido matarla, pero—― ―Pero nunca sabes,‖ dijo Emily. ―Gracias, Charles.‖ Madame miro a Emily. ―¿Qué acerca de ti, Emily? ¿Sentiste que tu don ha cambiado?‖ Emily tomo un profundo respiro.

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―Sí. Ahora sé que tengo un verdadero don, y es tan bueno como el de todos los demás. Mirando atrás ahora, todo lo que he visto se ha vuelto realidad.‖ Martin interrumpió. ―Espera un minuto. ―Dijiste que el robo del banco podría pasar, y no fue así.‖ Emily asintió. ―Eso es porque asumí que podría ser porque vi a Tracey entrar en la bóveda y a ti romper la puerta de la bóveda. Pero no vi el resultado de la visión—estaba solo adivinando.‖ ―¿Qué acerca de las dos diferentes visiones que tuviste sobre mí?‖ Amanda quiso saber. ―Digo, ¿de mi-como-Sarah? Primero dijiste que tenía su don, y luego dijiste que no podía tenerlo.‖ ―Eso es porque te caíste,‖ dijo simplemente Emily. ―Y no vi eso. No habrías estado apta para congelar a George. Pero tú te caíste, y supuse que eso te había sacado del cuerpo de Sarah. Sarah regreso a sí misma y congelo a George. En mi visión, vi todas la posibilidades.‖ Ella sonrió. ―Tal vez el piso estaba encerado ese día y una mariposa sobrevoló el limpiador de pisos y dejo demasiado cera en un punto.‖ Madame sonrió. ―El efecto mariposa. Supuse que tendría algún impacto en las predicciones.‖ ―Hay más,‖ dijo Emily. ―Tengo que aprender a separar lo que veo en las visiones de lo que quiero ver. Como, vi que Martin podría lanzar un sofá, y lo hizo. Pero solo espere que pudiera lanzarlo y tirar la puerta— No vi eso en la visión. Y tengo que mirar detalles en las visiones. Calendarios, relojes, periódicos—cualquier cosa que pueda indicar día o tiempo. Tengo que darme cuenta de cómo luce la gente. ¿Alguien tiene un bronceado? Eso podría decir que el evento que estoy viendo va a pasar en verano.‖ Ella paso a decirles sobre la visión que tuvo sobre el mal corte de cabello de su mamá, y como creyó que la visión era un fracaso porque el cabello de su madre vino bien. ―Mirando atrás, me di cuenta de que en la visión, mi mamá estaba usando su pesado abrigo acolchado. El mal corte de cabello vendrá en invierno.‖ Ella sonrió. ―Como sea, sé que aún tengo que trabajar en mi don. Tengo que practicar examinar e interpretar mis visiones. Pero al menos ahora se por seguro que tengo un don. Y tiene valor.‖

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―Muy bien, Emily.‖ Madame dijo con aprobación. ―Ahora puedes empezar a usar tu don realmente.‖ Emily se estaba sintiendo muy bien cuando dejaba el salón con Tracey. ―Te diré la mejor cosa que salió de toda esta experiencia,‖ le confió. ―Mi mamá me dio un teléfono celular. Por supuesto, ella probablemente me llamará cada diez minutos a él.‖ Se estremeció y se detuvo. ―Dejé mi suéter en 209, mejor regreso y lo cojo.‖ ―Te veo en el almuerzo.‖ Dijo Tracey. Emily regresó al salón, pero paró fuera de la puerta cuando escuchó voces. Ella las reconoció—Jenna y Madame estaban hablando. Sabía que no estaba bien escuchar a escondidas, pero algo en la intensidad de la voz de Jenna la mantuvo ahí, escuchando. ―Leí su mente, Madame. Clare—antes de irse. Fue solo una vislumbre. Pero aprendí algo. A ella no le importaba el robo del banco. Esta fue una prueba—sobre nosotros. Algunos de nosotros, al menos.‖ ―Me temía eso,‖ dijo Madame. ―¿Qué estaba probando—la extensión de los dones?‖ ―Si, pero era más que eso. Quería ver cuanta resistencia podían presentar los alumnos—si podían ser manipulados o coaccionados. Puedo entender porque no me tomaron. Podría haber leído sus mentes y saber que pasaba realmente. No sé por qué no tomaron a Charles o Ken. O Amanda. Bueno, ellos si tomaron a Amanda, pero eso fue un accidente. Pero todo este asunto, no tiene nada que ver con robar un banco. Era un experimento, Madame. ― ―¿Y estaba satisfecha con los resultados del experimento?‖ Madame preguntó. Emily tuvo que esforzarse para escuchar la voz de Jenna. ―Sí. Y no le importaba que le pasara a Howard o George. Hay otras personas involucradas, pero no ellos. Y la otra gente—ellos tienen planes. No sé cuáles son los planes, Madame, pero creo que algo grande se está cociendo. Algo mucho más grande que un robo de banco.‖ Madame habló calmadamente. ―Si, puedo entender eso, Jenna.‖ ―¿Quiénes son esas personas, Madame? ¿Qué es lo que quieren?‖

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―No estoy segura. Pero tienes razón, Jenna. Están planeando algo. Y son muy peligrosos.‖ ―¿Qué vamos a hacer, Madame?‖ ―Vamos a trabajar juntos, y van a aprender cómo usar sus dones defensivamente.‖ ―¿Está preocupada?‖ Emily deseó poder ver la cara de Madame. Tenía el sentimiento de que podría decirle más que sus palabras. ―No estoy preocupada por ti, Jenna. O tus compañeros. Estoy preocupada por el mundo. Y como mis estudiantes dotados van a tener que salvarlo.‖ Hubo un silencio en el salón. Que estaba bien para Emily. Ella no quería escuchar nada más. Podía dejar su suéter ahí por el tiempo que venía. Los pasillos estaban llenos de gente ahora como la gente se apuraba para ir a sus primeras clases. Emily se apuró, también, y trató de no pensar en la conversación que había escuchado. Pero tenía que pensar en ello, porque estaba ahí, en su cabeza, y no podía ser empujado fuera. Y las preguntas fueron rodando y rodando. ¿Qué quería esa gente de ellos? ¿Quiénes eran ellos, realmente? ¿Sería llamada para predecir sus motivos? ¿Y cómo podía un manojo de estudiantes adolescentes de secundaria salvar al mundo? Mucho en que pensar, de que preocuparse… Pero suficientemente extraño, no se sentía en pánico. Ella y sus compañeros eran especiales. Ellos tenían dones. Tal vez ahora ellos empezaban a aprender el verdadero propósito de esos dones. Escuchando voces, leyendo mentes, robando cuerpos—había una razón por la cual tenían esos talentos únicos. Tal vez ahora, de cara a algo realmente grande, aprenderían a usarlos de la mejor manera posible. Emily podría tener sus visiones. Podría ver el futuro y tratar de entender que estaba viendo. Buscaría pistas y leería entre las líneas. Interpretaría, eliminaría las irrelevancias. Y siempre mantendría sus ojos abiertos a las mariposas.

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Agradecimientos: Blog ‘DARK PATIENCE’ http://darkpatience.blogspot.com/

Traductores: Carmen Carolina Crystal Giiovanna Lorien Giselle Luly Oihana Ruty Correctora General: Thaitorres Corrección Final: Karla Moderadora de Traducción: Ruty

Formato y Diseño del Documento: Glad Un agradecimiento muy especial a Thaitorres y Karla por corregir el libro en tiempo record y a las traductoras por hacer un trabajo excelente. Muchas gracias chicas.

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Esta historia fue traducida en DARK PATIENCE http://darkpatience.blogspot. com/

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